Un joven de Tolhuin viaja a dedo desde hace cuatro años a Río Grande para seguir sus estudios en el Profesorado en Matemáticas . Ya dio el equivalente a tres vueltas a la Tierra con este modo de viajar.
30-04-2015 Río Grande.– “Vivo en Tolhuin, trabajo en Tolhuin y tengo a toda mi familia en Tolhuin, pero viajo a Río Grande todos los días porque estoy estudiando el Profesorado en Matemáticas, comentó el joven Ismael Caiazza, de 22 años, quien está en su cuarto año de cursada, en comunicación con esta emisora Radio Universidad.
Agregó que “desde que estoy en primer año hago este trajinar; entro a la facultad a las 7 de la tarde y voy a dedo. Cuando salgo a las doce de la noche, vuelvo a Tolhuin a dedo también”.
Como matemático hizo un cálculo: “cuatro mil kilómetros en ocho meses son unos 32 mil kilómetros por año son unos 128 mil kilómetros”.
El joven compartió que “yo vivo con mis viejos todavía, ellos están bien, mi mamá se llama Viviana, mi papá José. Tengo tres hermanos más, uno mayor que yo, soy el segundo”.
En Tolhuin Ismael trabaja como profesor en el colegio secundario. “Tuve la posibilidad de conseguir horas con baja de requisitos pero se pudieron conseguir igual, así que estoy muy contento porque estoy ejerciendo para lo que me estoy preparando para hacer y ser: una persona activa dentro del mundo del trabajo”, confió el joven.
El horario de salida desde Tolhuin “siempre está rondando entre las cinco y las seis de la tarde, hay días que salgo cinco y veinte, cuando tengo que sacar fotocopias o comprar módulos o útiles; sino salgo seis menos cinco o menos diez cuando solamente voy a la cursada”.
“La hora del regreso siempre está en el veremos, porque como salgo a las doce de la noche, no siempre se consigue algo muy rápido. Por lo general, la hora promedio, estamos hablando de la 1:30 o 2 de la madrugada que estoy llegando a Tolhuin. Hubo ocasiones en que llegué más allá de las 2:30 de la mañana, incluso en una oportunidad llegué a las cinco y media de la mañana y al otro día a las ocho a trabajar, así que no dormí bien ese día. Son experiencias que me quedan para mí; son vivencias que me ayudaron a crecer a mí y que no les deseo a nadie, pero que hoy día las puedo contar para seguir de ejemplo a alguien más, el efecto contagio”, compartió.
El alumno – docente recordó que “el viaje más rápido que hice desde Tolhuin a Río Grande fue cuando estaba en primer año. Recuerdo un día salgo a las cuatro de la tarde, porque tenía que sacar fotocopias y no era muy conocido en la ruta y no tenía quien me lleve y recuerdo que frena un camioncito de los que hacen fletes, con caja abierta atrás. Cuando frena, lo veo y observo que toda la cabina estaba llena. Entonces me señala la caja y efectivamente viajé en la caja de ese camioncito, me morí de frío. Al día siguiente salgo de nuevo a la ruta, pensando en que ojalá no me vuelva a tocar esta gente si bien estoy muy agradecidos con ellos por el gesto solidario pero no queriendo pasar de nuevo tanto frío, veo que a lo lejos veo un auto que venía rapidísimo y me digo si voy a tener suerte”.
Agregó: “entonces levanto el dedo y bien atrás mío frenan. Era un Audi TT del dueño de un restaurante en Ushuaia, que frenó porque me dijo que hizo dedo toda su vida y el viaje más rápido que hice desde Tolhuin a Río Grande, fue en ese Audi TT que lo hicimos en 30 minutos. Llegué a las 16:30 y no sabía qué hacer hasta las 19 horas. Al menos ya estaba en la ciudad de destino a la que venía”.
Contrastó que “el viaje más rápido en sentido inverso, desde Río Grande hasta Tolhuin, fue este año, sin ir más lejos, fue la semana pasada –el viernes 24- cuando nos levanta un Audi A4, un doctor de Ushuaia, muy macanudo el señor, que le agradezco la gentileza por habernos levantado, porque si bien yo hice un año viajando a dedo solo, los otros tres años a partir del segundo, yo vengo acompañado con otro chico que se llama William Gómez –que él estudia Psicología en la misma institución que yo- él está en tercero mientras yo estoy en cuarto, o sea que a él le queda un año más que le tocará hacerlo solo porque si todo sale bien, yo ya me recibo este año y a William le queda un año más”, relató.
Añadió que “el viaje con el médico lo hicimos en 35 minutos. Esos dos fueron los viajes más rápidos. Hay veces que William sale antes que yo porque tiene trabajos prácticos que entregar, entonces viajamos separados”.
“Un docente no es más que un puente”
Un buen docente es el que transmite el paso de sus alumnos a través del conocimiento que posee como educador; que les brinde los conocimientos a tal punto que el estudiante pueda superar al maestro, que es lo que uno aspira: que pueda crear herramientas propias y el día de mañana sea alguien productivo para la sociedad”.
Ismael Caiazza contó que nació en Cañada de Gómez, “a 72 kilómetros de Rosario y el hecho de venir a vivir a Tolhuin es porque mi viejo tiene hipertensión y el médico como lo consideró joven como para entrar en la medicación necesaria para un hipertenso, le recomendó un lugar frío y tranquilo”.
En ese sentido reveló que “mi viejo tiene una prima acá en Tolhuin, así que el lugar por frío y tranquilo resultó ser el ideal. Por esa razón vinimos a Tolhuin donde estamos viviendo desde hace ocho años ya, desde el mismo momento que llegamos a la Isla”.
El docente confió que “vivir en Tolhuin es muy tranquilo. Se dio la posibilidad de irme a vivir a Río Grande, pero siendo sincero, no me gustó mucho la idea de vivir en Río Grande por el modo de vivir al cual me adapté en Tolhuin, donde se da mucho de que nos conocemos todos porque somos pocos, las charlas con los vecinos, esto de prestarnos herramientas, el chulengo o simplemente juntarse en navidad o año nuevo aquellas familias que la pasan solas porque son de juntarse los vecinos a compartir la mesa en las fiestas”.
“Cada viaje es un momento bueno”
El joven Ismael Caiazza compartió que “cada viaje es un momento bueno porque es conocer a personas, sus historias poder conversar y conocer un poco más a las personas que viven acá, es algo bueno para mí y los valoro y los recuerdo a cada uno”.
Como recuerdo de un momento malo, dijo que “me pasó cuando estaba en segundo año. Tuvimos un accidente a raíz de un planchón de hielo en la ruta. El que manejaba se le fue un poco la cola del auto, se asustó y pisó el freno, entonces el auto empezó a dar trompos y por suerte la ruta nos escupió para un costado y no nos lastimamos ni tuvimos nada, pero fue un momento no muy grato”, recordó.
En el mismo sentido memoró que “otro momento no muy grato fue el año pasado cuando volvíamos desde Río Grande hacia Tolhuin con mi compañero, William, y vimos un choque en vivo, y entonces tuvimos que bajar y socorrimos personas accidentadas e incluso colaborando con los bomberos, los médicos, los policías y la ambulancia. Hubo mucha sangre, mucha desesperación”.
Querer es poder
Como mensaje a los demás jóvenes dijo que “lo primero que les puedo decir es que no hay ningún impedimento, jamás, para estudiar. Si se quiere se puede. Si uno desea estudiar, como yo lo deseo, puede hacerlo. Busca las alternativas, como hacer 200 kilómetros por día como yo, como William, así tenga que bancarse las frías nevadas que nos ha tocado pasar, las lluvias, de levantarme cuando estoy enfermo para venir, todo eso se justifica con el simple hecho de estudiar, de querer buscarse un futuro”.
Ismael Caiazza entendió que “apostar a la educación dentro de la provincia de Tierra del Fuego es muy fuerte porque al menos, cuando yo iba al secundario, estaba muy presente esto de que la educación fuera de la Isla es mejor que la educación que está dentro de la Isla y yo les quiero decir a los jóvenes que esto no es verdad. Entonces me quedé, aposté y hasta ahora he tenido muchísimos resultados positivos”, concluyó.
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