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El representante del sector rural espera que la gestión de Rosana Bertone no le dé la espalda al campo. Se declaró “acérrimo opositor” al gobierno nacional pero confía en que en la provincia se pueda trabajar en conjunto con los electos del kirchnerismo. Mencionó que, cuando recurrieron a Bertone como senadora, “actuó como corresponde”.

16-07-2015 Río Grande.- El representante del sector rural Juan Apollinaire expresó su confianza en Rosana Bertone, pese a declararse un “acérrimo opositor” del gobierno nacional.
Recordó por Radio Universidad que era “uno de los que confiaba en que Fabiana Ríos podía hacer una gestión prolija, y con el transcurso del tiempo vimos que adolecía de los mismos problemas de las gestiones anteriores o peores. Y el caso más emblemático es la salud pública, por cómo se fue deteriorando con los años, porque hemos visto momentos de Tierra del Fuego con un hospital modelo en Río Grande, con gente de primera, con médicos contentos que no tenían necesidad de irse a las clínicas privadas”.
Sin embargo valoró la relación que se pudo mantener con el área de Recursos Naturales, que “ha sido excelente. Hay personal permanente y gente de carrera que está hace tiempo, son profesionales importantes, que han prestado oído y seguimos con esa relación”, dijo.
“En lo que hace a la nueva gestión, estoy contento y tengo esperanza de que la cosa pueda andar. Si bien soy un crítico acérrimo de la gestión nacional y la gobernadora electa pertenece al mismo partido, suponemos que acá se pueden hacer cosas importantes y diferentes. No conozco la gente que la rodea, pero ella nos merece todo nuestro respeto por su gestión. Hemos recurrido dos o tres veces a ella y ha actuado como corresponde”, destacó.
“Como siempre, uno tiene esperanza en el cambio, y en que gente nueva y gente joven pueda encaminar la cosa”, dijo el ruralista, que considera que “con ideas y con mesura se pueden manejar como uno quisiera”.

Trabajo por delante

Con una producción de 60 mil corderos “que son absorbidos por el consumo interno de la isla”, el campo está ávido de recuperar niveles del pasado, luego de la devastación provocada por los perros cimarrones.
Apollinaire observó que “no se vende tan fluidamente el adulto, la oveja vieja o el capón, porque no está dentro de la mesa familiar del argentino. Esto se vende a Santa Cruz, el capón y la oveja”, dijo, si bien faltaría un incentivo para probar nuevas recetas y que la demanda local también se interese, uno de los objetivos que se fijó el ingeniero Mercado, de Recursos Naturales.
“Hace veinte años costaba vender en la provincia los corderos y había que exportarlos”, dijo Apollinaire, satisfecho por la demanda local.
Respecto del ganado bovino, que se debe incrementar en producción sin depender del engorde fuera de la provincia, sostuvo que “grano no podemos producir y el pasto es complicado, pero se debería poder hacer alfalfa y tenemos que hacerlo. Hace tiempo se está hablando”, dijo de otro proyecto que está impulsando Julio Mercado como parte del programa Pro Agro, para el desarrollo local.
En tema de genética, apuntó que “hace años que estamos haciendo implante de embriones, intentando tener algún negocio con China, que serían posibles compradores de razas lecheras. Somos libres de aftosa, de brucelosis y tuberculosis; eso lo reconoce el mundo y hay que aprovechar estas circunstancias”, reflexionó.
Espera que la nueva gestión avance sobre estos proyectos y apunte al sector productivo del campo, como también al desarrollo de la pesca, “por el litoral marítimo que tiene la provincia”.
Consideró que además deberá “profundizar los controles para evitar la pesca furtiva y mejorar los ingresos para la provincia. Hay que mejorar el consumo de pescado en la mesa de los argentinos. Son cosas que venimos hablando hace veinte años y no se concretan, porque en todo el país no se consume pescado como ocurre en el resto de Sudamérica. Sería una tarea importante para encarar por el nuevo gobierno”, concluyó.

Con una producción de 60 mil corderos “que son absorbidos por el consumo interno de la isla”, el campo está ávido de recuperar niveles del pasado, luego de la devastación provocada por los perros cimarrones.