Los gremios estatales realizaron este martes a la mañana un piquete frente a la sede del Banco de Tierra del Fuego, pero no impidieron el ingreso de los clientes. Sin embargo, en el interior de la sede crediticia, los usuarios se cansaron de tantos días de asamblea y realizaron un contrapiquete contra la Asociación Bancaria hasta lograr ser atendidos. El jueves la entidad crediticia no atenderá al público.
Río Grande.- En esta ciudad por la mañana el Banco de Tierra del Fuego fue protagonista de los reclamos sindicales. Los gremios estatales realizaron frente a sus puertas un piquete hasta las 13, hora en que la Asociación Bancaria viene realizando asambleas de dos horas y no atiende a los clientes.
La nota de color lo dio una anciana que repartió bastonazos a diestra y siniestra recriminando a los trabajadores su actitud de mantener “paralizada la provincia”.
Mientras tanto en el interior del banco, la gente que desde la semana pasada intenta ser atendida, se cansó de que por enésima vez los ‘agarre’ la hora de la asamblea y decidieron quedarse hasta ser atendidos.
Momentos de tensión se vivieron cuando los empleados del banco intentaron explicarles que desde hace tiempo la Asociación Bancaria ha tomado la decisión de realizar estas medidas.
Los clientes, trabajadores que querían cobrar sus sueldos o simplemente los vecinos que querían hacer una transferencia, decidieron permanecer en el interior exigiendo ser atendidos.
Ante la magnitud de la protesta, los empleados bancarios decidieron atenderlos, algunos de “mala gana”, según se quejaron los demandantes.
Cabe destacar sin embargo, que los empleados sí habían decidido atender a jubilados y pensionados que también estuvieron haciendo largas colas.
Ocurre que muchos vecinos van desde las 7 de la mañana a hacer cola, pero he aquí que a las 13 en punto los trabajadores bancarios cesaban la atención, lo que provocaba que la mayoría de ellos salieran todos los días ofuscados por haber perdido tantas horas de su vida en una institución que habían puesto su confianza.
La mayoría de ellos regresaban al otro día y sufrían el mismo escarnio.
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