Gran acompañamiento a los talleres de “alimentación y salud”
A través del programa ProHuerta (INTA – MDS), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria lleva adelante una serie de talleres y charlas sobre “Alimentación y salud”. Con gran acompañamiento de toda la comunidad fueguina, las técnicas del programa continúan desarrollando propuestas para la creciente demanda de interesados en el tema, donde también se fomenta la actividad física y el apoyo a los agricultores familiares como abastecedores de productos locales, frescos y saludables.
Río Grande.- Hoy en día sabemos que la alimentación es uno de los pilares fundamentales para tener una vida sana. Muchas enfermedades se relacionan directamente con desequilibrios en la alimentación, como la obesidad, problemas de tensión y colesterol, falta de vitaminas o minerales, etc. Por este motivo, alimentarse no sólo consiste en comer para saciar el hambre sino que es algo más complejo, donde intervienen factores internos (como la actividad física, el estado de ánimo o la edad) y externos (como el lugar donde vivimos, hábitos y costumbres, o el entorno familiar).
Al respecto, la técnica ProHuerta en Ushuaia, Kati Pohjola, expresó: “Los talleres de alimentación y soberanía alimentaria surgieron de las propuestas y dudas de la gente, y además para cubrir las necesidades de las personas que no pueden consumir ciertos productos por intolerancia o elección”. “La verdad fue sorpresivo ver que algo que planteamos desde lo tentativo y por consulta de un par de personas, haya tenido esta concurrencia masiva”, agregó.
De esta forma, leches y quesos vegetales, harinas de semillas (hechas a base de almendras, girasol, sésamo, avena y coco), cocina con productos regionales como salicornia, algas, ruibarbo y frutales menores (corinto, cassis, rosa mosqueta, frutilla y frambuesa), postres y dips de alimentación viva, fueron convirtiéndose en talleres fuertemente demandados, ya que varios tuvieron que replicarse por la falta de cupos. Además, según experiencias de los asistentes y disertantes, en estos talleres se genera un gran intercambio de saberes. Por eso en los meses de invierno, cuando en Tierra del Fuego merma la época de cultivos, se hace hincapié en este tipo de charlas.
Por su parte, la técnica ProHuerta en Río Grande, Susana Quinteros, destacó que “tenemos que ser cada vez más conscientes de nuestro cuerpo, de cómo reacciona, de nuestros estados y de dónde viene lo que ingerimos, sabiendo que es posible crear alimentos de calidad en nuestra propia casa sin depender de aquellos industrialmente estandarizados”.
Susana Quinteros también detalló que “durante el ciclo de talleres, además hacemos especiales cuya función es difundir lo que podemos obtener de manera natural en nuestros bosques, nuestra tierra, como los hongos y las ‘buenezas’, tales como diente de león, lengua de vaca, perejilillo, apio silvestre y ortiga, además de frutos como la chaura, zarzaparrilla, la frutilla magallánica, fuccia o aljaba de exterior, y semillas como la pimienta de canelo que son recolectadas con todo el equipo para luego ser utilizadas en los cursos”.
Así, el INTA a través de ProHuerta dio un gran paso para acercar este tipo de cursos a la comunidad de manera completamente gratuita.
Alimentándonos de manera adecuada, podemos mantener una vida saludable, donde el agua, el consumo de frutas y verduras, y la actividad física juegan un rol fundamental. La alimentación equilibrada puede lograrse con el consumo de grasas buenas como las de las semillas que tienen Omega 3 y 6, sin necesariamente alimentarse al 100% de alimentos vivos o crudos, sino también tratando de eliminar almidones, harinas refinadas y procesadas, bebidas gaseosas y lácteos altamente procesados.
En Río Grande, además, se proyecta el acercamiento de estas prácticas a los más pequeños. La idea consiste en realizar un taller de alimentación y salud, en conjunto con la nutricionista del Hospital Regional Río Grande, para trabajar en el programa de obesidad infantil. Asimismo, las técnicas remarcaron que nunca es tarde para cambiar los hábitos alimentarios y poder transitar una vida más saludable, ya que esto puede comenzarse en cualquier momento de la vida.
Cuando decidimos usar productos orgánicos, locales y frescos, contribuimos a minimizar la cantidad de desechos, fomentando el uso de nuestros recursos naturales y, como consecuencia, el apoyo a la producción local y a nuestros agricultores familiares.
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