Un científico argentino en la Universidad de Illinois
Se trata del investigador del Centro Austral de Investigaciones Científicas, Jorge Rabassa, quien se convirtió en el primer argentino becado por la Universidad de Illinois para brindar conferencias sobre el impacto del cambio climático sobre los glaciares de la Patagonia y Tierra del Fuego. El destacado científico también expuso la actividad académica del CADIC y aseguró que los estadounidenses se mostraron sorprendidos por el desarrollo que hay en nuestra provincia. Remarcó la importancia de que el Estado provincial impulse políticas referidas a la explotación de los recursos propios que posee Tierra del Fuego y se mostró esperanzado por el trabajo de las universidades radicadas en la isla.
Río Grande.- Si bien el protagonista de esta historia se responsabiliza por la poca difusión que tienen los científicos en Argentina, lo cierto es que los comunicadores también formamos parte de la poca relevancia que tienen las actividades de los investigadores de nuestro país. La vorágine que genera “la noticia del día” conlleva a que, en muchas oportunidades, no nos detengamos en cuestiones que indudablemente podrían ser “tapa de diario” como la historia de Jorge Rabassa, investigador del CADIC, quien fue becado especialmente por la universidad de Illinois para brindar conferencias en los diferentes institutos que posee esta flamante Universidad.
El ex Legislador, Ministro de Educación y también Constituyente, dialogó con “Buscando el Equilibrio” por Radio Universidad (93.5 MHZ) sobre su estadía en la Universidad y las conferencias brindadas. “Para mí ha sido un honor muy importante dado que la universidad del estado de Illinois ha sido la que me ha distinguido con una beca especial que está dirigida a que científicos, docentes del exterior desarrollen durante un lapso entre uno y dos meses de labor académica en la universidad. Me invitaron y fui con mucha alegría porque ya estuve en esa universidad como profesor visitante. No les debo haber caído muy mal si es que me volvieron a invitar”, bromea en el comienzo de un largo pero enriquecedor relato.
Este reconocimiento, según explicó Rabassa, comenzó a ser otorgado por la universidad en 1999 y, como si fuera poco, el investigador del CADIC se convirtió en el primer argentino en recibirlo. “Fueron cinco semanas en donde ofrecí seis conferencias en la universidad y dos en la Universidad de Illinois en Chicago y luego desarrollar un taller en el Servicio Geológico en el Estado de Illinois. Esto es muy interesante porque los organismos técnicos del estado, dependen del Poder Ejecutivo provincial, en este caso estatal, pero lo interesante es que están radicados dentro de las universidades. En este caso el servicio geológico del estado, el servicio foréstela, el servicio agrícola, el meteorológico y el arqueológico componen un gran Instituto de Investigación de la Pradera. Illinois está en el centro de ese gran ecosistema que se llama la pradera, caracterizado por suelos excelentes y por sobre todas las cosas un poderío económico increíble. Por algo todo lo que tiene que ver con la agricultura se resuelve en el mercado de Chicago”.
Continuando con el relato, Rabassa indicó que “la universidad tiene una comisión que lleva el nombre de un matemático de la universidad y esta persona cuando falleció, dejó de obsequio a la universidades una cifra muy importante en dólares y con ese fondo es que se otorga este premio todos los años. Se otorga en grandes oportunidades sino que según las propuestas que se reciben de los distintos ámbitos de la universidad se otorgan determinados números de estos premios que consisten el compromiso de pagar la estadía del investigador que se compromete a dar un número importante de charlas sobre temas de su actividad científica”.
Investigaciones del CADIC
El investigador del CADIC, reveló que lo que más les interesó “fue el impacto del cambio climático sobre los glaciares de la Patagonia y Tierra del Fuego y, en base a ello, discutir sobre la naturaleza y magnitud del cambio climático global. Eso fue esencialmente la conferencia central y luego la repetí en Chicago y en el Instituto de la Pradera. Hubo otros temas que tienen que ver con nuestra actividad académica y la del grupo que integro en el CADIC entonces repetimos estas actividades en distintos institutos y por supuesto en el Departamento de Geología de la Universidad”.
“En realidad lo primero que le sorprende es que en Tierra del Fuego haya viviendo alguien porque suponen que es un páramo semi abandonado en el lugar más remoto del mundo. Que yo haya estado ahí representando al CADIC y que además estuviera representando a la Universidad de Tierra del Fuego, en principio, les causa sorpresa y cuando yo además les digo que CADIC está más cerca de la península antártica que el departamento de geología más próximo fuera de Tierra del Fuego (Comodoro Rivadavia), sobre la sorpresa es mayúsculas. Ellos están acostumbrados de ver a toda América del Sur en todo del continente. Y en ese continente Tierra del Fuego es poco más que un punto entonces ahí toman conciencias de las dimensiones de la Patagonia y de la extensión que tiene nuestro país en el sentido norte sur. Cuesta mucha entender que el sentido de estas motivaciones, tiene para “nosotros seguir considerando que todo ello es parte integral de nuestro país”.
Convenio con la UTN
El flamante científico consideró a los medios de comunicación como “una actividad fundamental que los científicos históricamente no hemos sabido instrumentar. Muchas veces la gente sabe que hay científicos pero salvo en casos muy especiales que se promocionan ampliamente, la gente no tiene esa información y eso en gran medida es responsabilidad de nosotros mismos entonces cualquier intento que se desee hacer para poner en conocimiento argentino lo que hace el CONICET, es importante y hoy lo planteamos con un objetivo muy concreto a desarrollar en todo el país. El CONICET representa a 25 mil científicos en todas las disciplinas posibles, incluyendo a la Ciencias Sociales y distribuidos desde Jujuy a Tierra del Fuego”.
Paralelamente, Rabassa recordó que todos los científicos argentinos o su inmensa mayoría que están en instituciones oficiales tanto nacionales como provinciales “debemos recordar que nosotros podemos trabajar de lo que nos gusta porque nos paga el Estado. Así que es bueno que la gente sepa qué se hace con la plata de sus impuestos por lo menos en el área científica tecnológica. En el caso nuestro no tenemos ningún problema en mostrar lo que hacemos, en el caso del CADIC se llevan adelante desde hace 35 años de existencia en Tierra del Fuego”.
Cambios de Gobierno
Respecto al cambio de Gobierno que atraviesa la provincia y al uso de recursos propios, Rabassa comentó que “nosotros no tenemos específicamente un área de hidrocarburos pero no hay ninguna duda de que en un momento en el cual el gas es tan valioso para nuestra república no tengamos nosotros previsto mecanismos de aprovechamientos de fuentes alternativas de energía como fundamentalmente podría ser la energía eólica en Tierra del Fuego y eventualmente la energía mareomotriz, es decir la energía vinculada con las mareas. Río Grande es una de las ciudades del país que tiene mayor amplitud de mareas así que se imaginan el volumen fabuloso de energía gratuita que se está perdiendo todos los días”.
“La Universidad de Tierra del Fuego tiene un programa muy interesante en energía eólica y esperemos que los colegas que están en esa área tengan suerte y puedan llevar adelante todos sus objetivos. Aquí no hay un problema técnico, es un tema político. A través de mecanismos impositivos hay que favorecer que la producción de energía eólica se extienda por toda la provincia en manos de las instituciones provinciales, en manos de cooperativas y aun en manos de los estancieros. Porque entrever como la producción de lana o de carne de cordero esta poco menos que desapareciendo de la provincia, esas estancias podrían estar produciendo energía eléctrica eólica y volcarla a una red provincial de energía”.
En ese sentido, el Doctor Rabassa aclaró que “la culpa no es de la gente de la actividad rural sino que es el Estado el que tiene que brindar los mecanismos y las técnicas adecuadas para producir. De qué me sirve comprar una usina eólica que a lo mejor puedo lograr un crédito para comprarla pero si no hay un sistema de transmisión de energía eléctrica y una integración del sistema eléctrico provincial de nada sirve”, se preguntó. “Desde las más altas autoridades de la provincia hasta todo aquel que pudiera disponer de un espacio adecuado para montar un molino eólico, debería encontrar un camino único y positivo para que esa energía eólica reemplace al uso del gas y ese gas se pueda exportar masivamente al continente donde hay un déficit enorme de producción. Como ha sucedido durante el último Gobierno hemos tenido que comprarle gas a Chile o traerlo en barcos desde Oriente Medio”.
Luego de 25 años como provincia y sobre algunos aspectos a mejorar en lo que respecta al aprovechamiento de los propios recursos provinciales, Rabassa opinó que “si existiera la voluntad política para lograr esta integración eléctrica de la provincia yo estoy seguro que hay fuentes de financiamiento a nivel federal que estarían dispuestos a pagar el costo de esa red. Eso abriría infinitas posibilidades porque cualquier persona que tenga un lote en las cercanías del río Grande y pudiera poner allí un molino eólico y que se le financiaría la compra del equipo y su mantenimiento y la integración a la red sería muy fácil para esa persona devolver el crédito rápidamente porque el kilowatt generado es un bien de alto valor que la provincia necesita para que funcione todo. Una provincia sin electricidad es inconcebible”.
Sobre el aprendizaje y como conclusión del premio que recibió, el investigador señaló que “lo que traigo concretamente es el interés del departamento de geología de la Universidad de Illinois de hacer un viaje de estudios a nuestro provincia en el transcurso del año próximo con un número aproximado de 18/20 estudiantes de doctorado y varios profesores que lo pagarían ellos. Una institución muy prestigiosa podría tomar pleno conocimiento de lo que es Tierra del Fuego y a su regreso a Estados Unidos difundirlo en sus ámbitos de competencia. Esta universidad tiene un campus tan grande que tiene un aeropuerto internacional dentro del campus donde salen aviones a Europa, China y Japón. El presupuesto es tan grande que es más grande que el de todas las universidades argentinas incluyendo la UBA. Vemos con claridad que mientras esta institución les brinda enseñanza universitaria y desarrollo científico a 45 mil estudiantes, con el mismo dinero Argentina lo tiene que hacer con un millón doscientos mil estudiantes. Ahí salta a la vista lo que es el nivel de inversión en educación universitaria y en investigación. Vincularnos con una institución de este nivel, donde se inventó internet, donde un grupo de estudiantes de física investigaron como articular sus computadoras e intercambiar información y esto fue antes de que existieran las computadoras de escritorio. Tienen un departamento de hidrología e hidráulica que es probablemente el mejor del mundo donde la figura más importante de ese departamento es un ingeniero en recursos hídricos argentino egresado de la Universidad del Litoral y que hoy es un consultor importantísimo a nivel internacional en todo lo que tenga que ver con grandes obras hidráulicas y procesos hidrológicos en tejidos amplios. Es el Ingeniero Marcelo García”.
El investigador del CADIC aseguró que “tenemos un capital intelectual instalado en la provincia que es muy valioso que debe ser aprovechado en su plenitud. No solo dar clases en la UTN y UNTDF sino en que la labor de investigación sea aprovechada por distintos estamentos de los gobiernos provinciales y municipales de modo que esa experiencia pueda volcarse rápidamente a la solución de los problemas de la gente. En nuestro caso en el CADIC que es el organismo del CONICET en Tierra del Fuego, siempre decimos que si no tenemos el especialista que se necesita lo buscamos en el gigantesco aparato del CONICET a nivel nacional, de modo que podemos contar con un investigador argentino dispuesto a contribuir en la solución de un problema que se nos plantee”.
Consultado sobre el proyecto del Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao, agregó que “tenemos condiciones excelentes para la cría de truchas y generar una producción importantísima de trucha orgánica, donde la alimentación sea cuidadosa en lo que se le da de comer y donde haya condiciones de salubridad de los animales que deje de lado cualquier problema sanitario. Esperemos que este procedimiento pueda ser llevado adelante y que comience muy pronto. Nosotros tenemos proyectos vinculados como son los acuarios de investigación para centollas y para las especies nativas de peces de nuestras aguas dulces y ámbitos costeros así que esperamos poder contribuir con nuestra experiencia en proyectos de este tipo”.
“El CONICET nos exige permanentemente que hagamos difusión de nuestro trabajo en lo que se llama vinculación tecnológica con la producción y con la sociedad”.
“Creo que la instalación de molinos es un tema crucial para Tierra del Fuego porque sería un recurso absolutamente nuestro donde desde el punto de vista técnico las respuestas ya han sido dadas. Lo que se necesita es una decisión política, la búsqueda de créditos apropiados, el apoyo del banco de la provincia, el apoyo de los organismos nacionales pertinentes y que de una buena vez por todas nuestro gas sea exportado y venderse muy bien en el resto del país porque nosotros nos podemos arreglar perfectamente con nuestra energía eólica”.
“Le agradezco su interés por nuestro trabajo desde hace años y darnos siempre la posibilidad de llegar a la comunidad y a tantas otras emisoras que ustedes abastecen con su producción en el país y en América Latina. Esperemos que la gente y las universidades de nuestra provincia y el CADIC tenga un espacio para mostrar el trabajo que se hace”.
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