Científicos argentinos sobrevolaron el lugar para analizar la evolución de la grieta que atraviesa el Continente Blanco. Faltan 20 kilómetros para que la masa de hielo, cuya superficie equivale a 30 veces la superficie de la Capital, se desprenda y quede a la deriva.
Río Grande.- En el marco de la Campaña Antártica de verano 2016/2017 y a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Argentina, científicos argentinos sobrevolaron la extensa grieta que existe en la Antártida y que fuera detectada recientemente por la NASA (National Aeronautics and Space Administration).
Según lo informado por el Ministerio de Defensa, los científicos del IAA (Instituto Antártico Argentino) sobrevolaron la Barrera de Hielo Larsen C para registrar y analizar la evolución de la extensa grieta. La misma mide unos 112 kilómetros de largo, algo más de 90 metros de ancho y 530 metros de profundidad.
El reconocimiento aéreo, realizado por los científicos argentinos, permitió detectar que restan unos 20 kilómetros de grieta para que la masa de hielo se fracture totalmente y se desprenda hacia el mar y, según estimaciones realizadas por el IAA, la superficie desprendida sería de unos 5.900 kilómetros cuadrados, unas 30 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
Preocupa el inminente desprendimiento de esta inmensa masa de hielo ya que fenómenos como estos alteran el balance entre el agua contenida en el hielo continental de la Antártida y el océano circundante. Por este motivo los científicos siguen con preocupación la estabilidad de las plataformas de hielo, principalmente en la región de la península antártica.
Ya en diciembre de 2016 la agencia espacial de los Estados Unidos había indicado que la grieta atravesaba completamente la plataforma de hielo pero que no llegaba a toda ella. Sin embargo, había advertido que una vez que lo haga producirá un iceberg aproximadamente del tamaño del estado de Delaware (un estado de EEUU) con una extensión de casi 6500 metros cuadrados.
Según Eric Rignot, glaciólogo del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, el colapso de Larsen C sólo agregaría una pequeña cantidad de agua al nivel de los océanos. Aun así, lo que preocupa a los científicos es que la fractura afecte a los glaciares que están detrás de las barreras de hielo, ya que estas les sirven de sostén a esas formaciones. Por lo tanto, un quiebre de la masa podría desestabilizar el sistema de los glaciares y producir un eventual derretimiento de estos y, en condiciones de deshielo, sí puede subir el nivel de los mares.
¿Qué pasaría si todo el hielo se derritiera?
Según el proyecto Bedmap2 (llevado adelante por la British Antarctic Survey), el Continente Blanco contiene unos 26,5 millones de kilómetros cúbicos de hielo que si se derritieran serían suficientes para subir la altura del nivel de los océanos unos 58 metros.
Si bien esto no debe ser alarmante, ya que no está previsto que esto ocurra en el corto o mediano plazo, la contribución de la Antártida a la elevación del nivel del mar podría ser significativa en caso de derretirse.
No obstante, la glacióloga estadounidense Jane Ferigno había afirmado que “la Antártida es de especial interés porque mantiene un estimado del 91 por ciento del volumen glaciar de la Tierra, y un cambio en cualquier lugar de la plataforma de hielo indica peligros significativos para la sociedad”.
Post your comments