Es el remanente de una supernova que explotó en 1054 y que en ese año fue advertida por astrónomos chinos y árabes; su análisis permitió descubrir nuevas particularidades de este objeto celeste.
Buenos Aires (Diario La Nación).- Con la firma de dos científicas argentinas, la NASA acaba de anunciar con bombos y platillos que se logró la imagen más precisa registrada jamás de la Nebulosa del Cangrejo, un fascinante objeto celeste formado por los restos de una supernova y que viene cautivando a la humanidad desde hace casi mil años, cuando en 1054 los astrónomos chinos y árabes la advirtieron por su brillo en el cielo nocturno.
La imagen se logró combinando datos de cinco diferentes telescopios que abarcan todo el espectro electromagnético, desde los rayos X hasta el infrarrojo y las ondas de radio.
«Usamos las 27 antenas del Very Large Array Telescope, ubicado en las planicies de San Agustín, en Nuevo México, Estados Unidos, para hacer la imagen en ondas de radio de más alta calidad que se haya obtenido de la Nebulosa del Cangrejo -cuenta Gloria Dubner, la astrónoma del Conicet en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio que lideró el trabajo-. Es tan precisa, que su resolución es superior al segundo de arco.»
La Nebulosa del Cangrejo está a 6500 años luz de distancia de la Tierra. En el centro, hay una estrella neutrónica, la forma más densa de la materia, que rota una vez cada 33 milisegundos emitiendo pulsos de ondas de radio y luz a intervalos muy cortos y regulares, como un faro, un objeto conocido como «pulsar». «Está inyectando partículas a velocidades cercanas a la de la luz y campos magnéticos muy intensos», explica Dubner.
«En el momento de la explosión brillaba como una luna creciente en los cielos oscuros de la época -cuenta Dubner-. Tanto, que durante meses la llamaban «la estrella invitada» y decían que se podía leer bajo su luz. Cuando comenzó la radioastronomía, se buscó ahí donde los chinos habían divisado la estrella y se descubrió la nebulosa. Esta fuente es una de las más brillantes que hay en el cielo a tal punto que se utiliza como «fuente patrón» para calibrar los instrumentos».
Tanto Dubner, como su colega Gabriela Castelletti, y sus colaboradores de la Universidad George Washington y Penn Sate University, de los Estados Unidos, de la universidad de York, en Canadá, y de la Agencia Espacial Europea, en España, combinaron datos recogidos con el VLA, con los de los observatorios satelitales Chandra, XMM-Newton y Hubble.
«Dado que los filamentos brillantes se expanden a unos 2000 a 3000 km por segundo, para poder combinarlas tuvimos que conseguir que todas las imágenes se tomaran el mismo día», cuenta la astrónoma.
El trabajo, que se presenta mañana en una reunión de la Agencia Espacial Europea, consistió en investigar la nebulosa en todo el rango del espectro.
Este enfoque permitió descubrir, por ejemplo, que la topología que toma el borde de la nebulosa es similar a la que se produce en el sol cuando hay erupciones, solo que a una escala de energía y con campos magnéticos miles de veces más intensos.
«Alguien lo había predicho teóricamente, pero nunca se había observado con esta definición -comenta Dubner-. Y lo otro que descubrimos es que distintas poblaciones de partículas tienen diferentes energías.»
Y concluye Dubner: «Ésta es una fuente casi única en el espacio, pero que originó miles de trabajos. Nos costó hacer algo nuevo. Nosotros no estamos cerca de los grandes centros de la astronomía; tuvimos que descubrir cosas donde otros, que tienen mucha abundancia de datos, no buscan».
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