Una misión de científicos viajó a Tierra del Fuego para emprender una serie de vuelos de investigación sobre el continente antártico. Aunque la misión IceBridge ha estado activa desde 2009, esta es la primera vez que se volará desde Ushuaia.
Ushuaia.- Una misión de científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) viajó a Tierra del Fuego para emprender una serie de vuelos de investigación sobre el continente antártico.
Por primera vez, la Argentina será base del programa IceBridge, que busca estudiar y comprender el comportamiento de glaciares y capas de hielo de esa zona, se informó ayer a la prensa.
El 25 de octubre arribó a Ushuaia una aeronave modelo P-3 destinada a esa misión, integrada por un grupo de científicos internacionales entre quienes figura la especialista argentina Eugenia De Marco.
El avión sobrevolará la Antártida occidental, la región del continente que cambia con mayor rapidez, para estudiar el hielo de los mares de Bellingshausen y Weddell y los glaciares de la Península Antártica como así también a lo largo de las costas English y Bryan.
Los científicos prevén realizar al menos seis vuelos y hasta once, dependiendo de las condiciones climáticas.
«Vamos a estar un mes y la idea es viajar cuatro o cinco veces por semana. Los cambios que hay en la península es lo que más se monitorea. Por ejemplo, el cambio en el hielo que se derrite, y más que nada se ve cómo se comporta», contó De Marco durante una entrevista con NA.
«Vamos a volar -si el clima lo permite- por Larsen C y es posible que veamos la barrera rota», agregó.
La barrera de hielo Larsen C era un témpano de una superficie aproximada de 6.500 kilómetros cuadrados que se desprendió de la Antártida en julio pasado.
«En cuanto a los efectos de esta barrera rota, no se sabe todavía pero es un punto de preocupación. Hay varios científicos de diferentes partes del mundo que están pendientes para ver qué pasa», comentó la científica argentina.
Por primera vez en los nueve años en que se viene realizando IceBridge en el hemisferio sur, la misión lanzará dos series de vuelos consecutivos especializados sobre la Antártida desde dos continentes: América del Sur y Antártida, con dos aviones y equipos de instrumentos.
«Ésta es una iniciativa emocionante y ambiciosa para IceBridge, ya que las campañas duales nos permitirán continuar con los relevamientos de importantes áreas cercanas a la Península Antártica y ampliar significativamente nuestra cobertura de la vasta extensión de la Antártida Oriental», dijo en un comunicado de prensa Nathan Kurtz, científico del proyecto IceBridge e investigador del hielo marino del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Aunque la misión IceBridge ha estado activa desde 2009, esta es la primera vez que se volará desde Ushuaia.
«Al volar desde Ushuaia en vez de Punta Arenas, estamos ahorrando una hora de vuelo de viaje hacia y desde la Antártida, porque estamos tratando de maximizar el tiempo de relevamiento de nuevos datos mientras sobrevolamos la Antártida y aéreas circundantes, y esa hora es muy importante», explicó Kurtz.
En el caso de los vuelos con el P-3, la misión lleva su equipo completo de instrumentos, cuyo componente principal es un altímetro láser topográfico que mide la elevación de la superficie de hielo.
IceBridge volará con dos versiones de este instrumento: uno equipado solamente con un láser verde y, por primera vez, una versión de dos colores que emite pulsos láser infrarrojo y verde.
Los datos relevados por el instrumento láser de dos colores será utilizado para relacionar las mediciones realizadas por IceBridge con las de una próxima misión satelital de la NASA: Hielo, Nube y Elevación de la Tierra – Satélite-2 o ICESat-2, cuyo lanzamiento se prevé para fines de 2018.
El objetivo de la misión IceBridge consiste en recabar datos sobre los cambios en el hielo polar y mantener la continuidad de las mediciones entre las misiones ICESat.
La misión ICESat original se lanzó en 2003 y culminó en 2009 y el lanzamiento de su sucesora, la ICESat-2, está previsto para fines de 2018.
La misión IceBridge se inició en 2009 y actualmente está previsto que continúe hasta 2020, de manera que coexistirá con la ICESat-2 para ayudar a los científicos a relacionar las mediciones de ambos satélites.
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