Tras reponerse de un infarto que casi terminó con su vida, el querido vecino realizó una travesía en moto de casi 6400 kilómetros.
Río Grande.- Luis Rolero es un conocido y querido vecino de General Pico, ya sea por ser identificado como un referente radical o por ser la tercera generación de una familia de promotores y asesores de seguros. Meses atrás le tocó vivir el momento más difícil de su vida, cuando un infarto casi lo mató. Después de semanas de internación, cuidados especiales y abandonar el cigarrillo, el “Loco” retomó su vida habitual, sin imaginar lo que depararía el final del 2017 para su vida.
La “locura” comenzó con una invitación de amigos, que querían sumarlo a un viaje hacia Tierra del Fuego para participar del 10º Encuentro de Motoqueros en el Fin del Mundo. “No estaba del todo convencido por una cuestión física, yo venía de un infarto y los médicos me habían recomendado que hicieron un poco de gimnasio, que caminara, que tuviera un poco de preparación física. Les pedí a mis amigos que me esperaran un poco, que iba a hacer algo de gimnasio. Al mes les dije que iba con ellos, se tornó en un compromiso con migo mismo desde los físico y lo emocional”, recordó.
A poco de embalarse con este objetivo, se encontró con algo inesperado, todos se bajaron de la travesía. “Me quedé solo, pero me dije que me comprometí con migo mismo, que es un hermoso desafío personal para ver como estoy, como había quedado desde aquel episodio. Tenía que demostrarme que yo podía, sino me mató el infarto yo podía. Yo tenía que valerme por mi mismo, solucionarme los problemas que pudieran ocurrir y demostrarme que todavía puedo hacer algunas cosas”, dijo.
“Salí el sábado 25 de noviembre y regresé el jueves 7 de diciembre. En total hice 6.370 kilómetros, me faltaron recorrer unos 400 más o menos –etapa del Calafate- que desistí sobre la marcha por una cuestión de piso y porque en la hoja de ruta estaba planeado ir a visitar a mi hermano a San Martín de los Andes y el por una cuestión de salud tenía que hacer un viaje y me adelantó la llegada. Tardé 5 días en llegar a Ushuaia, fui por la Ruta 3. Mi idea era hacer un promedio de 500 o 600 kilómetros por día, pero hubo días que hice 200 y otro que hice 900 de una tirada. Por esa ruta desde Pico a Ushuaia tenía 2700 kilómetros. En el regreso por la Ruta 40 estaba a poco más de 3100 kilómetros”, detalló.
Como primera anécdota recordó que “el segundo día se me complicó porque hubo un viento muy intenso, en la zona de Trelew hubo ráfagas de 110 kilómetros, que una de ellas me sacó de la ruta y eso me generó temor, así que terminé quedándome ahí a esperar que pase ese viento tan intenso”.
Por otro lado, en su regreso sufrió un desperfecto mecánico –se le cortó la cadena de la moto- a unos 120 kilómetros de Perito Moreno, en medio de la nada. “Puedo decir que fue una desgracia con suerte, porque se me cortó a escasos 10 kilómetros de un pueblito chiquito, casi un paraje, que se llama Río Mayo. Se me da por mirar el celular y tenía señal, llame al 101, me responden de la comisaría, le conté a la policía y mandaron a un hombre con una camioneta a buscarme. En el pueblo lo único que había era un mecánico de tractores, pero da la casualidad que tenía como hobbie andar en moto y tenía dos motocross justo marca Honda. No lo pude convencer de que me vendiera una de las cadenas, pero se acordó que cuando compró una de las motos le cambió la cadena vieja y la había dejado en un altillo. Busqué la cadena y después de un rato la encontré, estaba toda oxidada, dura como hierro, tenía casi 30 años, así que la tuve que cepillar, lavar, lubricar, luchar para que agarre movimiento otra vez y bueno, la pude acondicionar, la puse y con esa cadena vieja hice mil kilómetros hasta San Martín de los Andes donde compré una nueva”.
A su regreso fue recibido por el amor y calor de su familia, para quienes es un héroe en cierta forma, porque es evitó a la muerte y le dio un guiño a la vida con esta travesía. “A esto lo tomo como un muy buen logro en lo personal, no batí ningún récord, ni nada, yo fui para demostrarme a mí mismo que podía. Estoy satisfecho y muy contento”, evaluó y aclaró que una actividad como esta “no lo volvería a hacer solo, hay que estar muy bien preparado mentalmente para poderlo sobrellevar, sobre todo si sos familiero y amiguero como yo, que me gusta conversar, el chiste, estar acompañado. Fue duro estar solo”.
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