Crimen de Juan Carlos Lucena: Cerró la investigación y la causa fue elevada a juicio

Facundo Oscar Mancilla de 21 años y Eduardo Javier Acosta de 24, serán los detenidos que enfrentarán al Tribunal de Juicio, en relación al asesinato del jubilado municipal Juan Carlos Lucena, quien murió tras recibir varias puñaladas en plena vía pública. Ambos sujetos involucrados podrían recibir pena de prisión perpetua.

Río Grande.- El asesinato del jubilado municipal Juan Carlos Cuenca ocurrió en el mes de enero de este año.

El hombre fue interceptado en un patio interno del barrio La Flor de la ciudad de Río Grande y fue asesinado a sangre fría por dos sujetos que le sustrajeron escaso dinero que llevaba consigo.

Ahora, la etapa de investigación se cerró, y la causa fue elevada al Tribunal de Juicio, que deberá fijar fecha para el proceso oral y público.

Facundo Oscar Mancilla de 21 años y Eduardo Javier Acosta de 24 resultaron ser los dos únicos imputados que enfrentaran al Tribunal de Juicio, por el asesinato de Juan Carlos Lucena (foto).

Asimismo se desestimó en forma definitiva la participación de otras cuatro personas que estuvieron detenidas como “encubridores”.
Facundo Oscar Mancilla y Eduardo Javier Acosta quedaron como únicos responsables del asesinato y podrían enfrentar una pena de reclusión perpetua.

La fiscal del caso, la Doctora Verónica Marchisio, confirmó la elevación a juicio por el delito de homicidio doblemente agravado “por alevosía” y “criminis causa” con la finalidad de procurar la impunidad de otro delito, como fue el asalto perpetrado a la víctima.

En la elevación a juicio de la causa también se terminó por desestimar la situación de otras cuatro personas que estuvieron imputadas inicialmente en la causa, y que incluso llevaron meses detenidas, para luego ser sobreseídos del “encubrimiento” imputado inicialmente.
Alberto Torres y Leandro Emanuel Acuña, dos vecinos del lugar fueron sobreseídos en su momento, así como Franco Mansilla, hermano de uno de los homicidas, a quien no se le podía imputar el delito de “encubrimiento” por su parentesco.

Finalmente el último sobreseimiento fue el de Rodrigo Machado, un joven que vivía con uno de los homicidas, y del cual nunca se comprobó que encubriera el crimen con la destrucción de pruebas ya que dormía en el departamento allanado.