Con un comienzo accidentado luego de la inauguración del secadero de madera, Lenga Patagonia no cosecha demasiados adherentes en el corazón de la isla. Hortensia Mansilla, técnica forestal y propietaria de un aserradero, relativizó la relevancia del mediatizado proyecto, que tiene como fin la exportación, y aseguró que el resto de los aserraderos generan mano de obra y agregan mayor valor. Cuestionó la falta de una política provincial para apoyar al sector, dado que hubo intentos aislados de dar un impulso, como la construcción de viviendas de madera, que sigue con problemas de pago, y la fabricación de muebles para establecimientos escolares. Además fue crítica de la falta de precauciones para la quema de residuos, que derivó en el incendio del fin de semana pasado.
Río Grande.- La técnica forestal Hortensia Mansilla, integrante de una familia con una larga trayectoria en aserraderos y propietaria de un emprendimiento junto a su marido, fue consultada por Radio Universidad 93.5 sobre la importancia para el desarrollo del centro de la isla del secadero de lenga inaugurado por la empresa Lenga Patagonia, hoy investigada por el incendio forestal del fin de semana pasado que acabó con 131 hectáreas de bosque nativo.
“Hace más de un año que está trabajando y me parece que cuando uno se inicia en una actividad debe averiguar los pormenores. Además al hacer fuego al aire libre es una cuestión de sentido común tomar ciertas precauciones. En los aserraderos se hacen quemas al aire libre para ir eliminando los residuos que no tienen destino comercial. Para esto se hace un pozo, pero se toman ciertas precauciones. Uno como emprendimiento, si va a hacer quema a cielo abierto, tiene que tomar precauciones y es una cuestión de sentido común”, dijo.
Aclaró que no es el único secadero en la provincia y, “por lo que entiendo yo, el emprendimiento va a consumir mano de obra pero no va a competir con el mercado local. Lo que sea producido por ellos es para exportación y no van a hacer venta al por menor. Acá hay otros secaderos, ellos tienen una secuencia con varios, pero de forma independiente hay secaderos con tecnología semejante. Lo que se modifica es la capacidad, porque ellos manejan muchísima capacidad”, manifestó.
“Yo conozco la planta, en algún momento trabajé en Lenga Patagonia, tengo afinidad con personal de la planta, y lo veo importante porque es una fuente de empleo, que le va a dar trabajo a cerca de 40 personas, pero no es significativo con lo que consumen los aserraderos en mano de obra”, observó, dado que los 15 aserraderos de la zona emplean a 200 trabajadores actualmente.
Respecto del proyecto de construcción de viviendas sociales de madera, aclaró que no tiene mucha información pero “sé que han tenido inconvenientes para cobrar. El hecho de que se hagan viviendas sociales para mí es una actividad importante para el sector y para la población en general. Las casas que se están fabricando son de un nivel de comodidad y de calidad eximias. Hubo problemas con los cobros, hay mucha burocracia, y estos emprendimientos también tienen sus necesidades económicas, así que me encantaría que fuera todo más rápido y más fácil”.
“En la isla se consume mucho la madera para construcción, para fabricar las estructuras de las viviendas, un porcentaje es para carpintería de obra, mobiliario. Hoy está en auge cuidar el ambiente y se trata de trabajar de forma racional, maximizando el aprovechamiento del recurso tanto para hacer muebles finos como palets y briquetas”, afirmó.
“Lenga Patagonia viene con un aporte de capital importante desde afuera, pero la gran mayoría de los emprendimientos madereros son muy humildes. No es una empresa que vaya a competir acá adentro. Es una empresa que mueve mucho pero tenemos otros con productos locales, como Campo Chico, que tiene un proyecto hermoso por las instalaciones que tiene, manejan mucha tecnología y un volumen considerable de extracción y de aprovechamiento. Hay muchísimos emprendimientos por fuera de lo que es Lenga Patagonia, que quizás tuvo resonancia porque es capital extranjero. Estuvo muy en tela de juicio y manejan volumen, pero hay emprendimientos chicos con más detalles de lo que hace Lenga Patagonia”, reiteró.
“Hay unos 15 aserraderos en Tolhuin, que generan unos 200 puestos de trabajo. Se empieza desde abajo, sin un capital previo y se trabaja como se puede. Fabricamos un peso y lo invertimos para fabricar otro. No hay políticas a gran escala que colaboren con la actividad, como se anunció en algún momento la compra de mobiliario para el gobierno. Esa fue una decisión acertada pero fueron actividades puntuales, no una política. No hay un porcentaje establecido de la totalidad de las viviendas sociales que se hacen para el sector maderero. De esa manera tendríamos otra proyección de trabajo, podríamos encarar financiamiento, porque sacar un crédito en el banco es muy difícil cuando no hay proyección a futuro”, planteó.
“Los madereros vivimos del bosque de lenga, lo respetamos muchísimo porque es nuestra fuente de trabajo, y trabajamos con criterio”, destacó.
También informó que del 12 al 15 de diciembre se hará la Fiesta de la Lenga y “estamos trabajando en algo lindo para mostrarle a la sociedad qué hacemos y el sacrificio que lleva ser maderero. En mi emprendimiento no hacemos muebles, porque es mucho más sencillo, pero mi tío Luis Mansilla es uno de los que ha entregado mobiliario para las escuelas. Se hicieron muebles para el IPES, para jardines, y tiene un salón de venta donde están trabajando en muebles con detalles de muy buena calidad. Tenemos un ingeniero que diseñó toda la línea de muebles”, concluyó.
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