Columna de opinión de la Lic. Alejandro Vinazza, del Centro de desarrollo Logístico UTNAA.
En los últimos días una flota china de aproximadamente 260 embarcaciones relacionadas a la pesca, la cual se encontraba pescando calamar en el Atlántico Sur lindante con nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE) y al Norte de las Islas Malvinas, se desplazó hacia el Océano Pacífico a través del Estrecho de Magallanes. Algunos portales relacionados al medio pesquero vinculan este hecho con un “receso de conservación temporario” que realizará la flota china.
El gobierno de Ecuador ha actuado rápidamente, al ver como esta flota se dirigía a la reserva de las Islas Galápagos (declarada patrimonio natural de la humanidad), de manera de resguardar sus intereses nacionales. Han acudido a la vía diplomática bilateral con China, al contacto de la Comisión del Pacífico Sur, y también recibieron ofrecimiento de ayuda por parte de los Estados Unidos.
Es de vital importancia para una nación custodiar sus intereses y hacer valer su posición frente al mundo. No hace falta ser una potencia mundial para que a uno se lo respete, existen herramientas diplomáticas como foros, convenciones y cortes internacionales donde uno puede exponer sus ideales si las prácticas diplomáticas no son convenientes para una parte. Poner al mundo sobre aviso de una situación irregular permite, por propio peso, aunar esfuerzos.
Esto no significa que el gobierno ecuatoriano saldrá a perseguir indiscriminadamente buques chinos fuera de su ZEE, sino que mantendrá sus medios donde deben estar para que sus intereses no sean vulnerados.
En el plano local todavía miramos de costado los efectos de la pesca Ilegal, no declarada, no reglamentada (INDNR), ya que al parecer no son suficientes los efectos que esta produce. Podemos mencionar estimativamente los 200.000 a 1.000.000 de toneladas de pescado (calamar, merluza y merluza negra entre otros) que se presume que estas flotas de varios países nos arrebatan por año. Prefiero expresarlo en montos de dinero, ya que seguramente es más didáctico: 800 a 3.000.000 millones de dólares estadounidenses. Cuesta imaginar la enormidad de bienes y servicios que se desprenderían de este capital. Me gusta pensar en las fuentes de trabajo genuino que podrían generarse: personal embarcado, trabajadores portuarios, industriales, de servicios marítimos, etc. Es todo un mundo, que termina por enriquecer a todos los actores vinculados a cada ciudad-puerto.
Mientras el mundo cuida con celo sus reservas, en cambio nuestra nación todavía festeja el “nos gustaría hacer” de la iniciativa Pampa Azul relanzada por el gobierno nacional días atrás. Es hora que en forma coordinada los ministerios relacionados a la actividad como Cancillería, Defensa, Seguridad y Agricultura Ganadería y pesca (entre otros) empiecen a dejar de mirar el brillo de sus zapatos y piensen en que cada vez que no se penaliza y denuncia con energía la pesca INDNR por temor a que no prospere un determinado negocio, pierde el país; cada vez que no se coordina y sostiene una patrulla de control del mar, pierde el país; toda vez que el Ministerio de Agricultura Ganadería y pesca deja de lado indiscriminadamente la actividad marítima, pierde el país.
Esto es solo un pequeño y acotado pantallazo de cómo a raíz de nuestro propio desinterés, falta de formación e inacción, no estamos creciendo a expensas de una actividad que mucho tiene para ofrecer a la sociedad y su economía.
(*) Lic. Alejandro Vinazza – Centro de desarrollo Logístico UTNAA.
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