El productor de ganado porcino más importante de la provincia anticipó el cierre de su emprendimiento por no tener dónde faenar los animales. Dijo que el matadero municipal incorporó personal sin experiencia y, en ese aprendizaje, ha dañado los animales, generando pérdidas. Hasta hace poco tenían la alternativa de La Misión Salesiana, pero el mes pasado comunicó que no seguirá faenando para terceros por falta de personal. Planteó que La Misión, con tres personas y maquinaria vieja, podía faenar en el día 30 animales y entregarlos en cuestión de horas, mientras que el matadero municipal, “con 50 empleados”, ha tenido demoras de varios días, con personal que no trabaja los feriados, además de causar daños en el proceso. Hoy se reunirá con Matías Lapadula para ver si pueden encontrar una solución, y también apunta a un convenio con La Misión Salesiana para reactivar la faena en ese lugar si el municipio no da respuesta. Actualmente tiene 70 madres y esperaba construir un galpón nuevo, pero fijó un plazo de un mes para comenzar a vender los animales. Desde el gobierno el único apoyo recibido fueron 50 mil pesos el año pasado, contra la presentación de facturas de tres millones de pesos de gastos sólo en alimento balanceado.
Río Grande.- El productor de ganado porcino Daniel Parún, propietario del emprendimiento más grande de la provincia, habló con Radio Universidad 93.5 sobre la decisión de poner fin a su actividad por falta de un lugar que realice una faena adecuada. “Hace tiempo venimos haciendo un gran esfuerzo para producir y en esta época siempre se hace más complicado por cuestiones del clima. Veníamos haciendo la faena de nuestros animales en el matadero municipal, que volvió a funcionar después de un tiempo con la gestión de Gastón Hervidas. Tuvimos dificultades, porque había gente que no la tenía del todo clara con la faena y los animales venían con algún deterioro porque se pasaban de temperatura, los pelaban mal, los desangraban mal. La calidad de nuestros animales es muy buena y en la etapa de la faena, previo a llegar a la sala de ventas, no quedaban bien. Por eso salimos del matadero municipal y volvimos a La Misión Salesiana, en la Escuela Agrotécnica”, relató.
“Yo me encuentro a 100 kilómetros de la ciudad, a unos 6 kilómetros del lago Yehuin, donde funcionaba en los años ’60 el aserradero que tenía mi abuelo y mi padre. Después funcionó el parador Yawen que lo tuvo unos años mi padre, después yo, y como nos gustaba mucho el campo encontramos esta actividad, que es la cría de ganado porcino. Nosotros estamos llegando a las 70 madres, tenemos en 3 mil metros cubiertos del galpón unos 60 animales bajo techo, y hemos logrado sobrevivir a todas las crisis, incluida la pandemia. Hasta hace unos días teníamos la posibilidad de ofrecer nuestro propio producto en la sala de ventas y llevábamos ya cuatro años. Lamentablemente después de muchas idas y venidas La Misión Salesiana decidió dejar de hacer faena de terceros porque la gente que tenía se fue jubilando y hay muchos inconvenientes para volver al matadero municipal”, sostuvo.
Explicó que en el municipio “han puesto gente nueva, han cambiado la anterior y hay personal que está aprendiendo. En ese aprendizaje, dañan los animales. Yo se lo hice saber a las autoridades municipales, hemos tenido muchas charlas con ellos tratando de ver si se podía mejorar. Algo han mejorado pero en otros aspectos no. Yo llevo un animal el día domingo y lo entregan el martes. Son muchos días, porque en otros mataderos llevan los animales a la mañana temprano y el mismo día los entregan”, comparó.
Cerrado por feriado puente
Parún cuestionó la actitud del municipio al no destinar personal de guardia para la faena, dado que como empleados públicos se acogen a los feriados y no procesan los animales, precisamente en días de mayor demanda. “Esto nos genera un gran malestar porque nos pasó el 25 de Mayo, cuando todo el mundo consume mercadería, que tuvimos que cerrar porque el matadero estaba de franco, con feriado puente. Así no se puede producir, y no puedo plantear una producción y un negocio con una cierta cantidad de empleados y de obligaciones, porque gastamos una fortuna en alimento balanceado, y que después nos encontremos con que no podemos trabajar porque no faenan los animales”, manifestó.
“No voy a caer en la faena clandestina, porque siempre la critiqué y la voy a criticar. Prefiero tomar la decisión de cerrar y ver si a ellos realmente les interesa y esto se puede solucionar”, dijo.
La alternativa de la estancia María Behety queda descartada porque “faena animales pero no está preparada para porcinos. Las opciones son que la municipalidad mejore o que la gente de La Misión Salesiana revea la situación, y ver si podemos hacer algún convenio con ellos, mejorar alguna maquinaria, para que nos permitan seguir funcionando. Me daría mucha pena tener que abandonar este emprendimiento, porque se ha hecho mucho esfuerzo y hemos logrado que la gente consuma. Estábamos prácticamente en los 1.500 kilos semanales, y eso significa entre 14 y 17 animales. Es un muy buen número y los animales son de muy buena calidad”, destacó.
Reunión con Lapadula
Hoy mantendrá una reunión con Matías Lapadula para ver si hay alguna reacción del municipio. “Lo llamé personalmente por teléfono al responsable del matadero diciendo que iba a cerrar y me llamó Lapadula para que nos juntemos y ver si podemos encontrar alguna salida que sea rápida y se sostenga en el tiempo”, indicó.
Consultado acerca de si recibió alguna ayuda económica desde el gobierno provincial o el municipio, respondió que no hubo “nada; el único acompañamiento que tuvimos fue el año pasado, del gobierno provincial, que nos dio 50 mil pesos. Presentamos facturas por más de tres millones de pesos de alimento balanceado que fuimos gastando en distintos momentos del año, y eso fue lo único que recibimos de asistencia. Es más, (la ministra de Producción) Sonia Castiglione me vino a ver, estuvo conmigo para ver si podíamos hacer algo, pero nunca pudimos hacer nada. El otro día la llamé, le dejé mensajes, y nada. No me han devuelto la llamada ni me han contestado. Se ve que no les interesa y realmente estoy cansado. Es mucho el esfuerzo que se hace todos los días, porque el que se dedica a la producción no tiene francos ni feriados, tiene que estar trabajando todos los días y, si no están los empleados, tiene que estar uno. Después de muchos años sinceramente no puedo seguir así. Yo pensaba ampliar, hacer un galpón más para llegar a las 80 madres, y eso implica 100 capones mensuales, que son 10 mil kilos de cerdo, que sería ideal porque con mayor volumen podemos bajar un poco los costos para que la carne sea más accesible, pero así no se puede”, planteó.
“Yo voy a agotar todas las instancias, hablaré con ellos, pero tiene que ser algo concreto, porque así no tiene sentido. Venderé todo lo que tengo y ya está”, se resignó.
Mudanza a Chile
Se le preguntó sobre la posibilidad de instalarse en Porvenir, Chile, que había deslizado hace un tiempo, pero advirtió que “hoy el cambio no nos favorece para nada. Antes de la pandemia una de las cosas que quise hacer, porque tengo la doble ciudadanía por mis abuelos, era empezar a hacer algo en Chile sin abandonar esto, porque los costos allá son mucho más bajos y hay mucho más acompañamiento en la parte productiva. Estuve con el cónsul, con la alcaldesa que estaba en su momento. Hoy lo veo muy complicado porque el cambio no nos favorece para nada”.
Valor agregado
El producto dio cuenta del agregado de valor en el que incursionaron con éxito, con la fabricación de salamines y chorizos. “Algún corte que era muy económico costaba mucho que saliera y trajimos una secadora automática para hacer salamines y nos fue muy bien. Hicimos dos pruebas que fueron muy exitosas. La primera vez hicimos 60 kilos entre salamines y chorizo colorado y se vendió todo. Quedó una gran clientela que los probó y en dos días no quedó nada en las dos oportunidades que lo hicimos”, afirmó.
“Hoy tengo 70 madres, traje las chanchas personalmente y me fui en mi camioneta a Chubut a buscarlas hace ocho años. Hoy tengo 18 jaulas para sala de maternidad y cada jaula cuesta entre 100 y 120 mil pesos, sin hablar de la obra civil. Comprar una jaula lleva barnizado, piso plástico, calefacción, comedero, divisorios; es un costo altísimo y lo hemos logrado con mucho esfuerzo. Todo lo que tenía como patrimonio propio lo metimos ahí, casa, departamento, un terreno. Hoy pagamos el alquiler de un departamento para poder vivir porque la casa propia la pusimos en venta para poder seguir con este emprendimiento. Le pusimos un montón de esfuerzo”, subrayó, sin que se traduzca en apoyo concreto del Estado a la producción local.
Reclamo al municipio
Parún puso énfasis en el municipio, que tiene un matadero bien equipado y personal de sobra para dar respuesta. “Con todo lo que hicimos, qué le cuesta a la planta municipal trabajar un feriado. Pueden dejar a tres personas para que trabajen, y esto no les cuesta porque tienen más de 50 empleados. Nosotros veníamos con un promedio de 60 ó 70 capones faenados por mes y hay fechas excepcionales como el día de la madre donde suben mucho las ventas, lo mismo fin de año. El año pasado para las fiestas vendimos 90 capones que faenamos en La Misión Salesiana. Está demostrado que se puede producir y la gente busca el producto, porque es saludable la carne de cerdo y tiene muchas propiedades. Realmente es increíble que no nos podamos poner de acuerdo entre tres o cuatro para poder faenar, teniendo el matadero municipal y La Misión Salesiana. La verdad no lo puedo creer”, enfatizó.
Lo cierto es que ya tuvo que desprenderse de sus empleados. “De manera directa tenemos entre 7 u 8 personas. Los muchachos que tenía mandaron su telegrama por suerte porque yo no los podía despedir y pagarles todo lo que correspondía. Con 1.500 kilos por semana no puedo sostener 7 empleados en blanco. En esto trabaja mi mujer, que está siempre en el negocio, mi hijo de 16 años y yo estoy todos los días. La verdad es una situación muy delicada porque había gente que vivía de lo que uno podía brindarle y hoy no se lo puedo ofrecer. Tengo un costo altísimo de alimento balanceado y, si no puedo resolver esto en un mes, lamentablemente tengo que empezar a desprenderme de los animales”, sentenció.
Respecto de las expectativas del encuentro con Lapadula, aspira a que “ver si puede hacer algo y, si no, trataremos de ver con La Misión Salesiana si se puede firmar algún convenio en dos o tres semanas. Si no hay un convenio firmado, de palabra ya estoy cansado”.
“La Misión Salesiana hace un mes me envió una nota diciendo que iban a dejar de hacer faena a terceros, porque tenían personal que se estaba por jubilar y de hecho ya se jubiló. La gente que quedó es la que da clases a los chicos y hacen algo de faena para ellos. Deben estar faenando 10 animales por semana y no tienen más gente. En el matadero municipal tengo entendido que hay unos 50 empleados, entre administrativos, guardias, mantenimiento, personal de faena para ovinos, para bovinos y para porcinos. El matadero de La Misión Salesiana con tres empleados y máquinas e instalaciones viejas hacía 30 animales en una mañana. Yo llevaba los animales a las 8 de la mañana y a las 2 de la tarde ya me los entregaban”, comparó.
“No sé cuál es el inconveniente que tiene el municipio, me han dicho que cambiaron la gente y los que están hacen lo posible. Querían llevar personal especializado en faena pero por algún motivo no lo han podido colocar. Por supuesto el servicio lo pagamos, tanto en el matadero municipal como en La Misión, porque nada es gratis. En el municipio tienen una máquina muy moderna pero con alguna falla porque a los animales los quiebra. Nos encontramos en la carnicería que sacamos una pierna y está quebrada, o agarramos un costillar que está mal desangrado y está roto. Nos hicieron perder más de 6 mil pesos con estas malas faenas en algunas semanas, por cortes con distintos daños”, aseveró.
En la búsqueda de algún resorte para encontrar soluciones, mencionó un contacto con la legisladora Myriam Martínez. “Quedamos en vernos esta semana, para gestionar alguna reunión con gente del gobierno y ver si se puede hacer algo. Yo no pretendo nada gratis, que me cobren lo que tienen que cobrar, pero si estoy pagando, que por lo menos el servicio sea bueno”, reclamó.
“Si tengo que agradecer a alguien, es a Vialidad Provincial a través de Quique Sandri, porque ha hecho un trabajo muy bueno en la ruta, ha mejorado mucho la calidad de las rutas para ir y venir. Yo personalmente le llevé una nota de agradecimiento por el estado en que está la ruta y sé que han hecho un gran esfuerzo. Ojalá que así como pasó con Vialidad Provincial suceda lo mismo con el matadero municipal, no sólo por mí sino por todos”, concluyó.
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