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A raíz de la prohibición de la cría de salmónidos en Tierra del Fuego, SCP consultó a dos especialistas, uno de ellos de Santa Cruz, otro internacional, para conocer su opinión sobre la ley, mitos y realidades, así como las posibilidades de Argentina en la actividad.

Río Gallegos (Infobae).- Semanas atrás, quienes sueñan con la acuicultura como plataforma para alimentar al mundo (puede sonar exagerado pero los números del incremento en el consumo de pescado, y dentro de eso, del pescado criado, o sea, la acuicultura, son impactantes) recibieron un golpe que llegó del fin del mundo.

La Legislatura de Tierra del Fuego prohibió la producción de salmónidos en la provincia. Es en el primer país del mundo en que se hace, motivo para algunos de orgullo, para otros de desazón.

Santa Cruz Produce consultó a dos expertos en acuicultura sobre esta decisión, pero también para poner bajo la lupa mitos y realidades en la acuicultura y el potencial de la actividad en Santa Cruz, Argentina y el mundo.

“Es un error gravísimo haber aprobado esa ley que prohíbe la salmonicultura en forma intensiva, habla de un desconocimiento profundo de la actividad acuícola, y es producto de una campaña que se armó con hechos y evidencia que efectivamente fueron negativos en Chile, pero han sido generalizados y amplificados de manera imprudente e irresponsable”, opinó Lucas Maglio, un ingeniero acuícola argentino, que vive y trabaja hace varios años en Chile pero también es asesor técnico de una acuicultura en Argentina.

Para los especialistas la decisión de Tierra del Fuego es “un gravísimo error”

“Es increíble que se haya prohibido una actividad que es de las que tiene mayores posibilidades de crecimiento en el mundo, que Argentina está llamada a tener un rol protagónico que ojalá en algún momento aproveche”, lamentó Maglio, que sueña con ver plasmado ese potencial alguna vez en su país y cree que lo de Tierra del Fuego “carece de rigor científico” y se basa en “opiniones de organizaciones sociales y personajes de cierto renombre (N de la R: se refiere a cocineros mediáticos que sacaron el salmón de sus recetas).

Vale recordar que la Ley surgió producto de un proyecto presentado por el diputado provincial Pablo Villegas, del Movimiento Popular Fueguino, y apoyado por organizaciones ambientalistas locales y nacionales. La ley es el corolario de un proceso iniciado en 2018, cuando se empezó a barajar la posibilidad de que se instalen salmoneras noruegas en el canal de Beagle.

“Creo que fue una decisión apresurada y basada en los resultados ambientales de Chile, los cuales han sido muy desalentadores, pero se debería haber visto también resultados ambientales en países nórdicos”, coincidió Rubén Hudson, a cargo de la Estación Municipal de Piscicultura Isla Pavón, con una experiencia de 30 años en centro-este de nuestra provincia.

Para Hudson, “hoy las producciones se enfocan desde otra mirada, donde la prioridad es el medio ambiente”, por ende, “se puede producir de manera sustentable”.

“Para los que pregonamos el desarrollo de la acuicultura, nos suena chocante ver que una provincia prohíbe un futuro desarrollo acuícola en un país que es un productor nato de alimentos y donde es tan importante aumentar la productividad, especialmente de un alimento con una demanda mundial insatisfecha, y por el cual Argentina tiene que importar por más de 40 millones de dólares por año”, enfatizó Hudson.

Sin embargo, también reconoció, analizándolo desde la perspectiva fueguina: “Es una medida respetable, ya que fue aprobada por unanimidad, lo que indica una decisión que representa el camino que todos los fueguinos desean transitar y por lo tanto debemos respetarla”.

Si bien Maglio es un gran defensor y promotor de la acuicultura, no cree que sea buena idea establecer una producción industrial en el Canal de Beagle. “Por una cuestión de tamaño, porque no tiene mucha distancia entre ambas costas, porque es limítrofe y es un canal con mucho flujo náutico sea turístico o militar y porque es la puerta de entrada a la Antártida, entre otras cosas”, enumeró Maglio.

El ingeniero recordó que un estudio de 2002 del Ministerio de Agricultura de la Nación identificó 16 sitios (sin contar Beagle) en la provincia de Tierra del Fuego para poder hacer acuicultura “con una capacidad estimada de 90.000 toneladas de producción, lo que generaría un tremendo impacto en generación de empleo y diversificación productiva en una provincia que la necesita”. “El gran desafío de Argentina es el mar abierto”, consideró Maglio.

Potencial santacruceño

Hudson no cree que Santa Cruz pueda en un futuro sancionar una ley similar a la fueguina. “Las prohibiciones no son el camino acertado, sí hay que evaluar, regular y controlar, legislando adecuadamente la actividad, de hecho, Santa Cruz cuenta con una Ley de Acuicultura desde 2008”, dijo.

Vale recordar que Santa Cruz adhirió a la Ley Nacional de Desarrollo Sustentable de la Acuicultura. “Esto es importante ya que con ello se podrá acceder al Fondo Nacional de Acuicultura que otorga beneficios a los productores acuícolas y aporta fondos tanto para la investigación como para financiar nuevos emprendimientos”, compartió el referente acuícola santacruceño.

Para Hudson, el potencial de Santa Cruz es inmenso tanto con la maricultura de bivalvos como con las truchas. También “existe un potencial gigante con la piscicultura extensiva en lagunas de meseta, donde hay experiencia de sobra y grandes posibilidades de generar un producto único sin competencia, donde se producen truchas aprovechando el alimento natural que ofrecen las lagunas”, acotó.

La piscicultura extensiva en lagunas de mesetas puede generar “un producto único” en Santa Cruz

“Estamos convencidos que tenemos mucho para aportar para el desarrollo de la acuicultura provincial que, sin dudas, será en un futuro cercano una actividad generadora de alimentos, trabajo y divisas que beneficiará a la provincia y su gente”, concluyó.