Las horas de pesca de la flota china que se sitúa anualmente en el borde del Mar Argentino han incrementado en un 800% en la última década. Las comunidades costeras de la Argentina dependen de la pesca para su economía. La pesca legal dentro de la zona económica se destina en más de un 90% a las exportaciones. Los pescadores argentinos capturan las mismas especies: merluza común, merluza de cola, negra, calamar, abadejo, etc.
Buenos Aires.- La flota pesquera china continúa avanzando en su depredación de los mares sudamericanos. Los datos más recientes demuestran que las embarcaciones del gigante asiático comprometen los recursos pesqueros de los países sudamericanos, causando afectaciones en el equilibrio de los océanos y, posiblemente, explotando a los pescadores que pasan varios meses, incluso años, en sus barcos.
El Círculo de Políticas Ambientales con base en los datos satelitales provistos por la plataforma Global Fishing Watch evaluó el incremento del esfuerzo pesquero aparente de la flota de agua distante, principalmente compuesta por barcos de bandera china, y descubrió que en la última década las horas de pesca de estas embarcaciones se multiplicaron por ocho.
El “esfuerzo pesquero aparente” es un término técnico que se calcula a partir de la velocidad de la embarcación y las maniobras que realiza en el mar. Según explicó a Infobae Milko Schvartzman, experto en pesca ilegal en América Latina, y uno de los autores del estudio, las computadoras de Global Fishing Watch monitorean las transmisiones del Sistema de Identificación Automática (AIS). Este sistema indica la posición, velocidad y rumbo de las embarcaciones. Cuando detectan que la velocidad de una embarcación, junto con sus maniobras, es lenta, se deduce que ese barco realiza actividad pesquera. Entonces se monitorea el tiempo en el que se mantiene a esa velocidad y con ese tipo de maniobra y así se obtiene la cantidad de horas de esfuerzo pesquero.
El informe del Círculo de Políticas Ambientales analizó el comportamiento de las embarcaciones de bandera china que arribaron, entre el 2013 y el 2022, al área lindante con la zona económica exclusiva argentina.
Según el análisis realizado, el esfuerzo pesquero aparente en 2013 fue de 59.204 horas, alcanzando las 469.912 horas en 2022. Además, el documento indica que el número de embarcaciones que llegan desde otras latitudes, principalmente de China, se quintuplicó en la última década: “En 2013, se contabilizaron 74 embarcaciones de bandera china, alcanzando las 346 en 2022, un descenso en comparación con el pico de unidades de 2021, que fue de 429″.
Sin embargo, este cálculo podría ser moderado considerando que es un patrón común de estas embarcaciones apagar sus sistemas de localización. Por ejemplo, entre 2018 y 2021, los pesqueros chinos apagaron los sistemas de rastreo durante más de 600 mil horas para depredar las aguas argentinas.
Pese a esa leve disminución, entre 2021 y 2022, de embarcaciones pescando cerca de la Zona Económica Exclusiva de Argentina, las horas dedicadas a la pesca se han incrementado. Este es un indicador del riesgo sobre los recursos marítimos, especialmente del calamar o pota. La Oficina de Desarrollo Oceánico de Weihai, en 2019, advirtió que: “En los últimos años, el número de embarcaciones pesqueras que faenan en alta mar en el Atlántico Sudoccidental ha seguido aumentando y la producción de calamar ha seguido disminuyendo, sin embargo, existen abundantes recursos pesqueros en la zona económica exclusiva argentina de 200 millas náuticas”.
Los resultados del estudio son alarmantes en Argentina, según explicó Schvartzman. “Estamos en frente de una flota que opera sin ningún tipo de control depredando el ecosistema marino del Atlántico Sur y que su crecimiento es tan rápido y veloz que ningún ecosistema, lo puede soportar”, dijo. Para el experto, se debe considerar que las prácticas de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) en la que incurren estas flotas conducen “hacia un precipicio y peor aún estamos caminando con los ojos vendados”. Aunque se puede estimar cuánto tiempo dedican a la pesca estos barcos, no se conoce con precisión qué tipo de especies pescan ni en qué cantidad.
El supuesto compromiso de China con la conservación no se refleja en las medidas implementadas. Schvartzman, que ha seguido a esta flota desde hace 20 años, recordó que hace dos años Beijing anunció una veda de pesca en el Atlántico y el Pacífico. Sin embargo, “esa veda que hicieron de pesca de calamar coincidió con la temporada en la cual no se pesca calamar”.
El incremento del esfuerzo pesquero indica que aún existen subsidios de China a la flota pesquera. La organización Oceana, en octubre de 2021, señaló que un nuevo análisis de los subsidios a la pesca de China “revela una transparencia cada vez menor en los informes y un fuerte subsidio continuo de su flota de aguas distantes, pero también documenta una caída en el gasto de subsidios internos”.
La ONG asegura que “el programa de subvenciones de China tiene un impacto enorme en la sostenibilidad de las poblaciones de peces del mundo. Esto es especialmente notable dada la asignación desproporcionada (42 %) a los barcos que pescan fuera de las aguas de China, a pesar de que representan solo el 22 % de la captura de China”.
Pero la depredación de la flota pesquera china no solo es un problema medioambiental sino económico. Aunque los pesqueros generalmente se sitúan a partir de la milla 201 de las costas sudamericanas, evitando así que la Marina o la Guardia Costera actúe por estar fuera de la jurisdicción del país, “el impacto sobre el ecosistema es el mismo”, explica Schvartzman. La pesca indiscriminada afecta directamente a las actividades de los pescadores locales, a la seguridad alimentaria de los ciudadanos de ese país y a las fuentes de empleo.
Las comunidades costeras de la Argentina dependen de la pesca para su economía. La pesca legal dentro de la zona económica exclusiva del país se destina en más de un 90% a las exportaciones. Los pescadores argentinos capturan las mismas especies que se lleva la flota china: merluza común, merluza de cola, merluza negra, calamar, abadejo, etc. El estudio advierte que “en caso de producirse un colapso comercial de la pesquería podría generarse una crisis económica y de empleo en las provincias con litoral marítimo de Argentina”.
En lo que se refiere al medioambiente, no es novedad que la flota china captura todo lo que está a su paso. Además de buscar pota, hay registro de faenas con capturas de elefantes y lobos marinos, delfines y otras especies de peces como tiburones y rayas, pese a la vulnerabilidad de estos animales.
Infobae detalló en un reportaje cómo opera la flota china que arriba a Latinoamérica. Cada año, alrededor de 400 barcos recorren más de 10 mil millas náuticas (16.000 kilómetros) desde China hasta llegar a las aguas del Pacífico y del Atlántico Sur, para situarse en los límites de las zonas económicas exclusivas de países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil.
Las flota china es considerada la más grande del mundo porque está compuesta por 17.000 embarcaciones. Además de las prácticas de pesca ilegal, hay registros de que en esos barcos suceden otros crímenes como esclavitud, trabajo forzado, tráfico ilegal y trata de personas.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los días en el mar son un indicador de riesgo para el trabajo pesquero. Un estudio encontró que “el tiempo total en alta mar y la distancia desde el puerto son dos indicadores clave del trabajo forzoso en la pesca”, según recoge Global Fishing Watch en uno de sus informes del 2022. Es decir que, si las horas de pesca de la flota china incrementan, es más probable que existan prácticas de mano de obra esclava en los barcos.
Para tomar medidas efectivas frente a la depredación de la flota china, los países de la región necesitan voluntad política. Evan Ellis, profesor investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, en un artículo publicado en el 2020, indica que los gobiernos sudamericanos se enfrentan a un dilema entre actuar en contra de las flotas chinas o arriesgar las relaciones bilaterales con ese país. Según Ellis, “los gobiernos latinoamericanos pueden ser reacios a poner en peligro el comercio, los préstamos y las inversiones de la República Popular China al exigirle que asuma la responsabilidad de su flota pesquera”.
Ante la situación de Argentina, el Círculo de Políticas Ambientales recomienda en su informe que el gobierno ratifique el Acuerdo para la Conservación de la Biodiversidad Fuera de Jurisdicción Nacional de la ONU, el Acuerdo de Prohibición de Subsidios a la Sobrepesca y Pesca INDNR de la Organización Mundial del Comercio, que se avance en media sanción por parte de la Cámara de Diputados de la Nación del Proyecto de Ley de Trazabilidad en la Pesca, además de la creación de un Área Marina Protegida en Alta Mar.
Fuente: Infobae.
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