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El adiós a César Luís Menotti, el creador de la Selección Nacional como la conocemos hoy

La muerte del ‘Flaco’ César Luís Menotti conmueve a los futboleros de su Rosario natal, de la Argentina y del mundo entero. El ex jugador y entrenador falleció este domingo 5 de mayo de 2024 a los 85 años. Paradójicamente, la noticia se conoció mientras se disputaba el primer tiempo de la final de la copa de la Liga Profesional del Fútbol Argentino, que consagró por penales a Estudiantes de La Plata. Rápidamente la noticia conmocionó a hinchas que este domingo lluvioso fueron a ver a sus equipos, no sólo de primera división, sino también del Ascenso y en todas las canchas se realizó un minuto de silencio en su memoria, que fue roto por un aplauso cerrado, de respeto y amor por un prócer del fútbol argentino.

Dueño de una capacidad asombrosa de entender el juego desde sus tiempos de jugador, fue un personaje clave en la historia y la organización de la Selección Nacional de Fútbol, y en los títulos mundiales de 1978, 1979 y 2022.

El “Flaco” comenzó su carrera deportiva en clubes menores de Santa Fe como Unión América de Fisherton y Argentino de Marcos Juárez. Pasó por la Liga Carcarañense y se fue a probar a Vélez Sarsfield pero fue rechazado y recaló en Rosario Central, en el que debutó en primera en 1960 como centroforward, lo que hoy llamamos centrodelantero. Después de cuatro temporadas, pasó a Racing Club por dos años y luego a Boca, donde fue campeón en 1965. Pero tras malograr un penal contra el Real Madrid en la Copa Mohamed, en Marruecos, continuó su carrera en los Estados UInidos y cerró sus tiempos de futbolista en Brasil, donde también fue campeón con el Santos, en 1968 y jugó junto a Edson Arantes do Nascimento, Pelé.

 

Menotti a la Selección: la mejor noticia para el fútbol argentino

 

Se retiró como futbolista en 1970 y ya en la segunda mitad del año, debutó como entrenador en Newell’s Old Boys, de su ciudad natal, tras ser ayudante de campo de su amigo Miguel Antonio ‘el Gitano’ Juárez. En 1971 pasó a ser el director técnico de Huracán, donde dos años después llevaría al club a ganar su primer título profesional, el Metropolitano de 1973. Aquel fue un equipo recordado por su gran juego, como uno de los mejores de la historia del fútbol argentino. Tanguero de alma, Menotti decía que «Mi sueño era hacer un equipo querible, como la orquesta de Osvaldo Pugliese», y vaya si lo logró.

Tras su consagración con el club del barrio porteño de Parque Patricios, le llegó la hora de la selección nacional. Pero su gestión no fue una más, en el desordenado fútbol argentino de antes, de entoncces y de ahora. Menotti se encargó personalmente de imponer la idea de que la selección debía ser prioridad para la AFA y para los clubes. Con el Mundial de Fútbol de 1978 en la mira, el entrenador convenció a todos que había que trabajar cada uno desde su lugar, para poder llevar a la Argentina a la cima del fútbol mundial.

Y no solo lo logró, sino que un año después, se puso al frente de la selección juvenil que disputó el mundial en Japón. Si bien la elección de jugadores la realizó don Ernesto Duchini, ya entonces una leyenda en el fútbol argentino como detector y formador de talentos, en el mundial disputado en Tokio, dirigió Menotti y la selección argentina también se quedó con el título. Diego Armando Maradona solía recordar que aquel fue el mejor equipo que integró en toda su vida.

Aquel, a sus 40 años, fue el pico máximo de su carrera. No se puede salir campeón todos los días, ni mantener los mejores resultados en todos los equipos que se dirigen. Tras un regular campeonato Mundial en España, ya con Maradona en la selección mayor, Menotti volvió a dirigir clubes. En Barcelona, logró tres títulos más, la Copa del Rey, la Copa de la Liga y la Supercopa de España.

Más tarde dirigió en varias oportunidades a Independiente, a Boca Juniors, a River Plate y a Rosario Central, entre otros equipos. También dirigió la selección mexicana, con buenos resultados en general y, naturalmente, buen fútbol pero sin poder volver a consagrarse campeón. Fiel a su espíritu didáctico, fue comentarista deportivo, escribió innumerables artículos periodísticos y publicó varios libros para explicar su filosofía de juego, que podría sintetizarse en el buen juego, el respeto por la pelota, por el rival y por el espectáculo.

Alguna vez, en este camino de respeto, tuvo como subordinado en un efímero paso de ambos por América TV a Carlos Salvador Bilardo, su gran oponente público, con el que de manera indirecta, siempre contrapusieron sus estilos. Ante una consulta a ambos de este cronista, sólo Menotti contestó parcamente: “Yo no me meto con el trabajo de nadie”. Dio la cara, respondió y respetó. Fiel a su estilo.

Finalmente, con el paso de los años, y con un retiro de gloria asegurado, aceptó la convocatoria de Claudio Tapia para ser el Director de las selecciones de la Asociación de Fútbol Argentino, donde fue parte del triunfo de la mal llamada Scaloneta, comandada por Lionel Scaloni desde el banco y por Lionel Messi y Angel Di María en la cancha, en el mundial de Qatar 2022, el mejor final para una larga y hermosa carrera en el, como le gustaba decir, “viejo y querido fútbol argentino”.

 

El mundial de 1978

 

Menotti comandó técnicamente a una selección con grandes nombres, a la que impuso su sello. Fillol, Passarella, Tarantini, Ardiles, Gallego, Kempes, Luque y Bertoni, entre otros, fueron los pilares del equipo que saldó una vieja deuda del fútbol argentino: ser campeón Mundial. Era «el» mundial para la Argentina, que después de 48 años de disputarse la copa del mundo, podía organizarla por primera vez. El «flaco» convenció a todos que se trataba de una gran oportunidad para el fútbol locoal y lo convirtió en prioridad para todos. Con un buen andar y algún traspié, la selección argentina llegó a el penúltimo partido de la segunda fase con la obligación de golear a Perú por 4 a 0 para asegurarse su lugar en la final. Tantas décadas después, se sigue discutiendo si fue o no legítimo el 6 a 0 con que la selección de Menotti selló su pasaporte para enfrentar a Holanda (Hoy, Países Bajos) en un nublado domingo 25 de junio de 1978.

Tampoco fue fácil ese partido, como el camino hasta la final. Se comenzó ganando con un gol de Kempes, pero Holanda no solo lo empató sino que faltando instantes para el final de los 90 minutos reglamentarios, metió un tiro en el palo. En el suplementario, la albiceleste pasó por encima a los naranjas e hizo festejar y salir a las calles a un país sojuzgado por la peor dictadura cívico militar que padeció en toda su historia. Un festejo cuestionado por lo que estaba pasando en el país, pero genuino para muchas generaciones de futboleros que tuvieron la mayor alegría colectiva que le podía dar el fútbol. El flaco, con su cuerpo técnico, tenía una promesa pendiente: dar la vuelta olímpica en el Obelisco. Los festejos en las calles duraron hasta la madrugada del lunes 26, pero a eso de las 5 de la mañana, cuando todavía quedaban algunos rezagados celebrando, se calzó los cortos y se dio el gusto de su vida.

 

La guerra de Menotti y Bilardo

 

La grieta del fútbol argentino entre menottistas y bilardistas no se va a resolver jamás. De un lado, los menottistas, defensores de un estilo de juego que tiene que ver con el buen manejo de la pelota, de pensar siempre en el arco contrario, de atacar y dar espectáculo. Del otro, un obsesivo de táctica, de controlar los detalles, y de conseguir el resultado de cualquier manera.

Los primeros esgrimen que así se logró belleza y arte en el fútbol, que gracias al buen juego se consiguen resultados y lindos partidos. Del otro, que se consiguen títulos. Lo cierto es que Menotti nunca descuidó la táctica, los entrenamientos ni el trabajo, que parecen propiedad exclusiva de su oponente. Del otro, hablan de campeonatos y subcampeonatos. Pero ni de un lado son tan líricos y atados a la inspiración, ni del otro se puede hablar de una efectividad plena.

Lo cierto es que alguna vez tuvieron un trato amable y cordial. Fue cuando se reunieron para la transición entre una y otra gestión de la selección nacional, reunidos por un amigo en común: Ricardo Saporiti y de la que se conserva una vieja fotografía con Hugo Pena como testigo circunstancial de aquella reunión. Menotti le dio una carpeta con información a Bilardo. Pero apenas comenzó la gestión del “Narigón”, al “Flaco” no le gustó algo y no se cayó. Menotti se quejó de que en la primera gira de la selección de Bilardo, los jugadores se conocieron en el avión, jugaron al día siguiente de llegar y así se estaba regalando el prestigio de la Selección. Bilardo estalló y le respondió con munición gruesa. Fin de la relación y comienzo de una guerra que tuvo mil batallas.

Los menottistas diremos que en la otra final, la que jugaron el Independiente de Menotti y el Boca de Bilardo, un perdido 3 de noviembre de 1996 en la Bombonera, los rojos de Avellaneda le hicieron un gol de cabeza en un córner (como los dos de Alemania en la final de 1986, que no dejaron festejar al doctor) y le ganaron 1 a 0. Los bilardistas, que aquel equipo de Menotti hizo cambios defensivos y demoró el juego hasta alzarse con el triunfo.

Menotti, columnista de Clarín, se rindió a los pies de la selección de Bilardo, cuando los dirigidos por el Narigón desde el banco y Maradona desde el verde césped, se consagraron en México 86. «Argentina ganó bien. Argentina venció porque juega bien al fútbol y esto es lo más importante de todo», escribió el Flaco en una nota titulada «Tuvo personalidad y jugó bien al fútbol». Y defendió la posición de Bilardo. «Ojalá este campeonato del mundo cumpla las funciones que tienen los campeones y que de una vez por todas le demos una respuesta definitiva al fútbol argentino, aprovechando todo lo que debe haber sifnificado para la Argentina, toda la alegría que este fútbol da y, entonces, no dejemos que se pierda, como se perdió en el ’78, en las luchas egoístas y que este triunfo es exclusivo de jugadores y del técnico», completó.

 

Menotti y Lionel Scaloni

 

«Cuando Claudio Tapia me habló de Lionel Scaloni, yo fui asustado a la reunión, porque no lo conocía», reveló Menotti en una entrevista que brindó a Radio Villa Trinidad. Pero rápido de reflejos y respetuoso del trabajo, aseguró “Yo le pedí a Tapia que lo deje a Scaloni en la Selección”. Y la relación entre Menotti y Scaloni siempre fue más que cordial. El director de selecciones se acercó a dar su opinión, a acompañarlo en la tarea y sin entrometerse en un puesto que conocía muy bien Los resultados y el juego están a la vista.

Con la partida de Menotti se va uno de los más fieles representantes y defensores del viejo y querido fútbol argentino. Aquel de los grandes equipos de la década del 40 y 50, los Carasucias, los campeones sudamericanos, los que le ganaron a inglaterra en 1953 y tantas otras glorias. Pero Menotti hizo trascender al fútbol argentino más allá de nuestro ego y aquello de «campeones morales». Menotti hizo levantar la copa del mundo al capitán de la selección argentina por primera vez en la historia y eso quedará en la memoria colectiva de los futboleros para toda la vida. Buen viaje, César!

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