Por Diego Madeo, Director Ejecutivo de Garnet Technology
En un mercado en pleno auge como el de la seguridad electrónica en Argentina, la instalación de sistemas de alarmas, cámaras de videovigilancia y controles de acceso se ha convertido en una salida laboral que muchos consideran rápida y accesible. La posibilidad de emprender con una inversión inicial relativamente baja y la alta demanda de servicios han llevado a un incremento significativo en la cantidad de instaladores independientes. Sin embargo, esta expansión, lejos de ser una solución, en muchos casos está generando un grave problema para el sector y, paradójicamente, para la seguridad misma.
Un crecimiento sin control
De acuerdo con un informe de CASEL, la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica, más del 60% de las instalaciones de sistemas de seguridad en el país son realizadas por instaladores independientes, muchos de los cuales carecen de la capacitación técnica necesaria para evaluar correctamente las necesidades de los usuarios y garantizar el correcto funcionamiento de los equipos. Este fenómeno, conocido como la “informalidad técnica”, afecta tanto a la industria como a los consumidores.
Actualmente, la mayoría de las capacitaciones en tecnologías de seguridad son promovidas por grandes marcas nacionales e internacionales. Estas iniciativas, aunque valiosas por fomentar certificaciones y democratizar el acceso al conocimiento, aún resultan insuficientes para cubrir las crecientes necesidades del mercado. Es fundamental que cámaras empresariales, instituciones oficiales y gobiernos trabajen en conjunto para establecer programas formales que garanticen estándares de calidad y profesionalización en el sector.
El riesgo de la falta de capacitación
Un instalador sin formación adecuada no solo compromete la funcionalidad del sistema, sino que también pone en riesgo la seguridad del cliente. Entre los problemas más comunes generados por estas malas prácticas se encuentran:
Falsas alarmas: Según datos del sector, más del 40% de los reportes de alarmas en sistemas conectados a servicios de monitoreo son falsos, lo que muchas veces se atribuye a configuraciones incorrectas. Cobertura inadecuada: Cámaras instaladas en ángulos equivocados o sensores mal calibrados generan puntos ciegos, reduciendo significativamente la eficacia del sistema.
Vulnerabilidades en la red: Con la proliferación de dispositivos IoT en la seguridad, configuraciones inseguras exponen a los usuarios a riesgos de ciberseguridad, como accesos no autorizados a las cámaras o datos personales.
La necesidad de profesionalizar el sector
En este escenario, la profesionalización del sector se presenta como una solución indispensable. Actualmente, instituciones como la CASEL (Cámara Argentina de Seguridad electrónica), CEMARA (Cámara de empresas de monitoreo) y ALAS (Asociación latinoamericana de seguridad), han lanzado programas de capacitación que han alcanzado a más de 2000 técnicos en el último año, promoviendo buenas prácticas, certificaciones y conocimientos sobre las últimas tendencias tecnológicas. No obstante, estos esfuerzos resultan insuficientes frente al volumen de nuevos instaladores que ingresan al mercado sin la preparación adecuada.
Un mercado de oportunidades, pero con desafíos
La seguridad electrónica continúa siendo una de las industrias más prometedoras en Argentina, con un crecimiento anual estimado del 15%. Sin embargo, el 30% de los usuarios residenciales y comerciales que han instalado sistemas de seguridad en los últimos dos años reportaron problemas técnicos derivados de malas instalaciones, según un relevamiento realizado por Market Insights Security LATAM. Este dato subraya la urgencia de establecer estándares más rigurosos y mecanismos de control que garanticen la calidad de los servicios ofrecidos.
Hacia un futuro más seguro
El camino hacia un mercado más seguro y confiable pasa necesariamente por la capacitación, la certificación obligatoria y la concientización tanto de los profesionales como de los consumidores. La evolución de la tecnología requiere de capacitación constante.
La seguridad no puede dejarse en manos de la improvisación. Como consumidores, es fundamental exigir credenciales y referencias de quienes instalan estos sistemas, y como industria, trabajar en conjunto para elevar los estándares técnicos. Solo así Argentina podrá consolidar su liderazgo en el sector de la seguridad electrónica y garantizar la protección efectiva de los hogares, empresas y espacios públicos.
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