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Lo advirtió el abogado de Río Grande Martín Luft. A menudo, los conflictos entre progenitores trasladan la tensión a los niños, lo que hace necesario un enfoque que priorice su bienestar. La intervención de abogados en estas situaciones es crucial. “Muchos alegan que no pueden aportar más porque tienen sus propios gastos, otros hijos, o dificultades laborales, pero también le cuesta aceptar lo que se necesita para el bienestar del niño”, comentó.

En Río Grande, los juzgados de familia enfrentan una carga de trabajo abrumadora, reflejo de una problemática actual que afecta a numerosas familias. En una entrevista en el programa “Un Gran Día” de ((La 97)) Radio Fueguina, el abogado Martín Luft expuso la compleja realidad de las familias disfuncionales, donde los conflictos entre parejas muchas veces se trasladan a los hijos.

“Los casos de familia son realmente numerosos en Río Grande. Los dos juzgados de familia que tenemos en la ciudad están abarrotados de trabajo”, manifestó Luft.

A menudo, los desacuerdos no son solo sobre los hijos, sino que se centran en disputas económicas entre los progenitores. “Lamentablemente, muchas veces son peleas de pareja que impactan en la situación de los chicos, relacionadas con no pasar dinero para que otros gastos no se destinen a ellos”, explicó, señalando que estas disputas muchas veces están más arraigadas en las tensiones de la pareja que en el bienestar de los niños.

El abogado destacó que las disputas sobre la manutención y el cuidado de los hijos son comunes no solo en Tierra del Fuego, sino en todo el país. “La división de tareas y responsabilidades cuando una familia se separa es un tema espinoso que conlleva muchas intervenciones judiciales”, indicó.

Luft señaló que es habitual que uno de los progenitores no convivientes busque establecer un acuerdo que le garantice tiempo con sus hijos, mientras que el otro progenitor podría reclamar mayor responsabilidad económica por parte del primero.

“Muchas veces el progenitor no conviviente plantea que quiere cumplir con sus obligaciones, pero también le cuesta aceptar que lo que se necesita para el bienestar del niño no siempre coincide con lo que a él le resulta cómodo pagar”, comentó.

Esta falta de comprensión en torno a las necesidades del menor puede complicar aún más la situación y llevar a una mayor intervención legal.

La intervención de abogados en estas situaciones es crucial. Luft explicó que, en algunos casos, las partes logran llegar a acuerdos mediante mediaciones. “A veces, las parejas que se disuelven vienen con una predisposición para llegar a un acuerdo, lo cual es un gran paso”, comentó. Sin embargo, también existen casos donde los conflictos son tan intensos que requieren procesos judiciales más extensos.

Los problemas se ven agravados por la situación económica del país. “Muchos progenitores alegan que no pueden aportar más porque tienen sus propios gastos, otros hijos, o dificultades laborales. A veces, esto es cierto, pero si vamos a lo legal se esperaría que busquen maneras de incrementar sus ingresos para cumplir con sus responsabilidades, aunque eso en el contexto económico de nuestro país también es complicado”, añadió Luft.

La asignación de recursos limitados y la alta demanda de intervención legal hacen que los juzgados de familia en Río Grande estén desbordados. Este panorama no solo afecta la resolución de los casos, sino que también impacta en el bienestar de los niños involucrados, quienes a menudo son los más perjudicados en estas disputas.