El ex convencional y ministro de salud Carlos Pérez cuestionó el gasto en derivaciones en la provincia, con lo que se podría comprar un Lear Jet nuevo. Remarcó que hoy hay créditos disponibles, sigue la opción del leasing, y estimó que un avión nuevo cuesta unos 14 millones de dólares, mientras se gasta un millón y medio de dólares por año en derivaciones.
Río Grande.- El ex convencional constituyente y ex Ministro de Salud en la gestión Estabillo, dialogó ayer con Radio Universidad (93.5 MHZ) sobre la situación de la salud en la provincia. Recordó que en su paso por la gestión Estabillo, “la historia nos puso en un momento fundacional y pudimos reafirmar algunas políticas que ya existían y alimentarlas, porque queríamos una medicina más amplia para llegar lo más posible a la gente. Ahí empezamos con los centros de salud en los barrios. Ahora está bastante politizado todo, pero en los primeros días románticos de la provincia estábamos todos mucho más predispuestos. Se ha recrudecido la pelea en lo gremial profesional y lo gremial de otros sectores de la salud con el gobierno. Un ministro no hace nada solo, lo que hace es generar una tendencia de hacia dónde ir. Si no se genera una mística de laburo, desde el primer empleado de salud al gremialista más encumbrado, para que quieran su tarea y tengan un sentido de pertenencia, no se va a lograr una solución”, advirtió.
“En nuestra época se trabajaban entre 12 y 14 horas todos los días, para hacer pequeñas correcciones. El sistema funcionaba mejor y estaba llegando donde debía llegar. Era hermoso trabajar porque fue una etapa fundacional y creo que salía todo más fácil por la predisposición de todos para que ocurriera”, analizó.
Frente a la crisis actual del sistema, consideró que no se debe a que “el presupuesto de salud sea poco ahora, en la concepción per cápita. Lo que hay que hacer es gastarlo bien. No tengo idea del presupuesto finito que se maneja”, aclaró, pero fue a un ejemplo concreto como ex piloto de la Dirección de Aeronáutica, que “está parada hace muchos años”.
“Cuando me fui, estaba funcionando, hacíamos derivaciones porque todos los aviones estaban en funcionamiento, menos el helicóptero, porque la intención del gobierno era cambiarlo por otro y no querían invertir para actualizarlo. Había dos aviones en vuelo para las derivaciones; ni hablar de la época anterior cuando vendieron el Lear Jet 60”, dijo sobre un tema que confesó que lo enoja, por la oportunidad que se perdió.
“Aun con el Lear 35 solo, estaba funcionando y podíamos hacer derivaciones en forma corriente. Luego el avión se paró y nunca más volvió a volar. Un ministro del anterior gobierno me preguntó qué se podía hacer y lo que todo el mundo debiera preguntarse es quiénes deciden las derivaciones, que hoy deben costar entre 12 y 15 mil dólares, si no es más”, indicó.
La gobernadora habló de 400 mil pesos, que efectivamente es más al cambio actual, por lo cual calculó que “si se hacen cinco o seis derivaciones por mes, están gastando una fortuna en dólares. Si gastan 120 mil dólares mensuales, hablamos de un millón y medio de dólares por año. El Lear 35 hace siete años que no anda y se gasta un millón y medio de dólares por año, con lo que se podría comprar varios Lear 35, que funcionando cuestan unos 700 mil dólares”, afirmó, invitando a “googlear el precio de un Lear modelo ’81, como el que está en el hangar”.
“Hay que tener una decisión política para que la organización de derivaciones de aeronáutica funcione. Pueden preferir alquilar y no tener la Dirección de Aeronáutica, pero yo siempre me opuse, porque cuando se pide un avión afuera, tarda en venir; y si la empresa tiene un solo avión puede estar en Salta haciendo una derivación o llevando un ejecutivo a Río de Janeiro. Yo volé 31 años en la gobernación y algo que me ponía muy orgulloso era tener mi bolsito de vuelo atrás de la puerta de mi casa, porque a la ahora que me llamaban, en 50 minutos el avión estaba en el aire”, comparó con la demora actual.
“Si me dicen que una empresa privada se va a radicar en Tierra del Fuego, yo me quedo tranquilo y no compito con ninguna empresa. Ahora, si me dicen que el avión está en Buenos Aires, yo quiero un avión en la gobernación; porque si se infarta alguien, en cuatro horas debe estar en la clínica Favaloro. Me da bronca, porque acá el avión está parado y no hubo ni intención ni capacidad en los últimos diez años para ponerlo en marcha. Evidentemente no se quiso hacer. No tengo idea de cuánto cuesta hoy ponerlo en vuelo, pero sí sé cuánto cuesta en vuelo un avión, y eso hay que mirarlo en internet”, reiteró.
“Hoy nos queda el Aravá, que funciona en forma intermitente. El Lear 35 está en el hangar, el helicóptero está parado, y regalado es caro, porque se consiguen más baratos en vuelo. Es bonito, pero es un helicóptero viejo y cuesta ponerlo en servicio”, manifestó.
Insistió en que “tiene que haber una decisión política de que tiene que funcionar el sistema de aeroderivaciones en la provincia. Un Lear nuevo debe costar 14 millones de dólares y los usados se cotizan por la cantidad de horas disponibles, pero un Lear 60 se debe conseguir por cinco millones. Hoy hay leasing para todo, hay financiación, hay liquidez en el mundo y el avión nuevo se puede comprar”, afirmó, barajando que “se podría sacar un crédito como se hizo en su momento. Después hay que poner la tecnología dentro para la derivación de personas, y luego está la parte administrativa, que es la parte más difícil. Es fácil comprar un avión, pero hay que saber administrarlo. Hoy tenemos el personal, pero no tenemos avión. Tenemos un galpón donde hay algunos objetos que parecen aviones, porque no es un hangar: el hangar es para los aviones que vuelan, y estos hace mucho que no salen. Esto genera un costo fijo, pero si el avión sanitario está en funciones, con el ahorro en las derivaciones se pagan todos los costos fijos. Tenerlo sin usar, es un costo que duele”, confesó.
Volvió a preguntarse “por qué hace siete u ocho años que no hay avión y quién decide las derivaciones, y que se gaste un millón y medio de dólares por año durante tanto tiempo”, deslizando otro tipo de intereses.
“Alguien paga por esto y algo tienen las derivaciones, que se pagan al contado con cheque certificado o en efectivo, porque nadie financia una derivación”, sentenció.
Endeudamiento
Por otra parte se refirió a la negociación de la gestión Estabillo, de la que participó, para la emisión de los bonos Albatros, y la emisión actual de bonos. “Para mí la letra fina de la autorización no es todo lo constitucional que debiera ser -opinó-. La provincia no se puede endeudar para gastos corrientes. Los 55 millones de dólares de los bonos Albatros tenían fines determinados y los destinamos a esos fines. Cuando yo renuncio y doy un portazo a la administración Estabillo, fue porque no estuve de acuerdo con usar esos fondos para pagar sueldos. El endeudamiento de la ciudadanía completa de Tierra del Fuego no tiene que ser para pagar gastos corrientes del Estado provincial. Está en la Constitución y yo me opuse firmemente cuando sugirieron que íbamos a gastar un poquito de los Albatros en gastos corrientes”, recordó.
“Hay que endeudarse para producir, no para pagar sueldos, como es la ampliación del puerto de Ushuaia o podría ser la construcción del puerto de Río Grande. Si me dicen que sacan 300 millones, o lo que sea, para terminar el puerto de Río Grande, me voy caminando a pie hasta Luján, porque ese puerto hay que hacerlo y el mejor lugar es Caleta La Misión, porque lo definieron todas las consultoras. Este empréstito me parecería fantástico, siempre que no sea una deuda para pagar sueldos”, concluyó.
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