“Ojalá en un tiempo razonable podamos estar hablando de nuestra primera producción”

El propietario de la fábrica Plásticos Isla Grande S.A. se mostró dispuesto a enfrentar el desafío de montar nuevamente la empresa, luego del incendio que la arrasó. “Tenemos que empezar de nuevo”, afirmó, destacando el apoyo recibido de los trabajadores, de la comunidad en general y sobre todo de la gobernadora Bertone. Cuentan con mucho material en el puerto y en tránsito, porque tenían previsto ampliar producción, y algún galpón para de a poco comenzar la reconstrucción. Volvió a quebrarse al hablar de los trabajadores, por no poder dar una respuesta inmediata, pero comprometió “toda la voluntad y el esfuerzo”, tanto personal como de sus socios.

Río Grande. – El propietario de PIGSA, Daniel Polonsky, visitó ayer los estudios de Radio Universidad 93.5 para hablar no sólo del complejo presente que le toca atravesar, sino de la historia de la empresa y el futuro, porque está decidido a reconstruirla. “Gracias a dios no hubo ningún herido dentro de los empleados, se contuvo todo muy bien y no se produjeron más daños que los materiales”, dijo en principio, preocupado por todos los que se vieron envueltos en esta tragedia.

La historia de PIGSA es larga: “Nosotros adquirimos el proyecto hace muchos años, alrededor del año 2000. Era una empresa que prácticamente no estaba funcionando y empezamos de a poco en un pequeño galpón alquilado en calle Islas Malvinas, con una máquina.

Luego fuimos comprando otros galpones, construyendo más, y la planta ahora ocupaba toda la manzana. Una parte estaba dividida para producción y otra parte para depósito. A fines del 2001 fue una época complicada, pero trajimos nuestra primera máquina con una tecnología importante y empezamos a producir en plena crisis. Al año y medio pudimos incorporar otra línea, luego otra. En este momento contábamos con doce máquinas, con máquinas accesorias para procesar nuestro propio scrap, para no tener ningún tipo de residuos fuera de la planta, y también aprovechábamos el total de los materiales que utilizábamos”, contó.

“Nuestro último equipo era muy grande, con un nivel de producción de 1.600 kilos por hora, que todavía no estaba en plena producción porque estábamos creciendo en ese mercado, con producción de material para silobolsas y geomembranas. Hace un par de años se nos ocurrió a nosotros y a Río Chico entrar en el mercado de geomembranas. Fue un momento en que esto crecía, nosotros también teníamos nuestro proyecto y llegamos muy poco después que Río Chico. La geomembrana sirve para aislar el suelo, como ocurre en el relleno sanitario para que no pasen las aguas residuales a las napas. También teníamos productos específicos para el paletizado, el film strech, que es conocido porque se usa para envolver las valijas en el aeropuerto, pero tiene otros usos industriales; también material termocontraíble, insumos para invernaderos, floricultura. Fuimos creciendo y diversificando productos”, destacó.

La magnitud del crecimiento de la empresa se hace más grande cuando hoy quedó reducida a cenizas, pero el empresario valoró el apoyo recibido para volver a empezar. La gobernadora anunció el envío de un proyecto de ley a la Legislatura para eximirlos por un año del pago de impuestos, y la entrega de un subsidio desde el Ministerio de Industria de tres millones de pesos, aunque está muy lejos de la inversión realizada. “Si tuviéramos que comprar todas las máquinas que teníamos, es mucho más que eso, porque la última máquina que teníamos costó más de tres millones y medio. Teníamos un poco más de diez millones de dólares en equipamiento, más el galpón y los materiales”, dijo.

Cuando se le preguntó sobre la situación de los trabajadores, volvió a quebrarse como cada vez que en otros medios tuvo que abordar el tema: “La verdad que en estos momentos quisiera poder hacer frente, moral y éticamente. No sabemos qué podemos hacer, pero sí sabemos que no es el primer inconveniente que tenemos en la vida. Este es un golpe realmente duro y pondremos toda la voluntad y el esfuerzo, porque tenemos que empezar de nuevo”, sentenció.

“No me asusta el trabajo, pero a veces uno se pone a analizar la cantidad de temas y el momento que no es fácil para la gente que no está con estos inconvenientes adicionales. Es un momento complicado del país, de los mercados, con poco acceso a crédito, y crédito caro. Uno lleva adelante un proyecto con capital que no es de uno, sino de otros, porque nunca contamos con la cantidad del dinero necesario para una inversión, y siempre tuvimos el apoyo de los bancos. Hoy mis nietos deben un montón de plata”, lamentó.

“A través de los años hay momentos mejores y peores, y tuvimos momentos muy críticos en el país. Cuando empezamos pasó el dólar de 1 a 4 pesos y nosotros nos habíamos endeudado en dólares. La verdad, estuvimos bastante complicados los primeros meses, pero trabajando uno va saliendo”, dijo, dispuesto a sortear este gran escollo.

La empresa contaba con seguro y estaba al día, por lo cual habrá que esperar el resultado de las tramitaciones correspondientes. Por el tema del impacto ambiental del incendio, informó que “ya estuvo la gente de la Secretaría de Medio Ambiente, que dio el visto bueno para que podamos empezar a limpiar. Las máquinas tienen un alto nivel de automatización y de control de calidad. Normalmente se inhiben y se regulan de forma automática. Dentro de la medición hay una cápsula con gas que tiene un nivel de radiación muy bajo. No tienen efectos secundarios y, de no ser así, todo nuestro personal estaría expuesto. Las máquinas están diseñadas para esto y el nivel de radiación es bajo, y no resulta dañino. No obstante eso tenemos registros especiales, controles todos los años del nivel de radiación. Había cuatro cápsulas de estas en total en la planta, una de ellas se había separado de la parte de producción porque daba un nivel de radiación muy bajo y no alcanzaba a impactar en el sensor”, indicó.

Ayer estuvo personal del ente regulatorio nuclear para verificar la situación. “A pesar del problema de los escombros se logró ubicar las cápsulas, se rescataron y están intactas. No se rompieron, aunque aun rotas no serían peligrosas. Las cápsulas rescatadas se pusieron en recipientes especiales y ahora sigue un proceso de disposición final en un centro de Ezeiza”, dijo.

Casi una empresa familiar

Polonsky consideró a PIGSA “una empresa atípica, porque yo soy dueño de la empresa y estoy diez o quince días por mes acá, conozco a toda la gente, hablamos, a veces nos peleamos, no somos una multinacional, sino que soy un industrial vocacional. Es un golpe muy duro y muy reciente y uno no está preparado para esto. De hecho estamos recibiendo una cantidad muy grande de material que íbamos a necesitar para trabajar el mes que viene. Hay mucho material todavía en el puerto de Ushuaia o viajando en buques. Tenemos dos partidas grandes, una que está viniendo de Brasil y otra de Estados Unidos. También tenemos material que ya llegó a Ushuaia y está en el puerto o en el depósito fiscal, y es un tema adicional que no habíamos tenido en cuenta, porque cuando una fábrica está funcionando todo fluye. Con una parada abrupta, uno se da cuenta de la cantidad de detalles que no consideraba todos los días”, reflexionó.

“Estamos viendo si podemos retomar la actividad, con un permiso especial de la comisión del área aduanera especial que vamos a solicitar. La gobernadora va a hablar con la comisión y hemos tenido mucho apoyo de ella, que trabajó al lado nuestro, evaluando ideas para ver qué podemos hacer de forma inmediata. Esto va a requerir mucho tiempo y mucho esfuerzo. Nuestra idea es reconstruir la fábrica, pero vamos a tener que ir por etapas. Hay una que puede tener un arranque relativamente rápido, e implica hacer una parte del proceso en lugar de uno completo. Esto requiere menos espacio y solamente una parte de la maquinaria que podríamos tener en forma rápida, y de esa forma dar trabajo a nuestra gente”, manifestó.

“Los trabajadores están hace muchos años con nosotros, nos conocemos, compartimos, y hemos perdido todo”, dijo, nuevamente quebrado.

Las alternativas

Como paliativo para los salarios, dijo que “estamos trabajando con la presentación de los REPRO a nivel nacional, con el apoyo directo de la gobernadora para poder acelerarlo. También se daría un subsidio por los REDSOL y asistencia de comida. Hay un régimen que cubre al trabajador y tiene un apoyo para el cónyuge que no esté trabajando y para hijos mayores que no estén trabajando. Hemos tomado contacto con el Ministerio de Producción de la nación, con el asesor de Dante Sica, y generamos una reunión para la semana que viene. Estamos haciendo todo el esfuerzo y esperamos comenzar en el tiempo más corto posible, pero cada vez que avanzamos un paso aparecen miles de detalles. Tenemos que serenarnos, trabajar, por suerte me acompañan mis socios, que son más jóvenes. Nuestra empresa no tiene capitales extranjeros. Somos tres socios ahora. Éramos dos cuando comencé esto, estuvimos muchos años juntos y lamentablemente tuvo una enfermedad y falleció. Por suerte contamos con el mismo interés y el mismo apoyo de parte de su familia, porque tiene dos hijas que son nuestras socias y me acompañaron sus dos maridos que también son nuestros socios”, dijo del grupo que lleva adelante la compañía.

“Ojalá en un tiempo razonable podamos estar hablando de nuestra primera producción, volver a ver crecimiento y poder darle un nivel de certidumbre y de tranquilidad mayor a la gente que nos ha acompañado durante tanto tiempo. A pesar de las crisis siempre hemos intentado que el trabajo del personal sea lo último que afectemos, y esta vez todos están muy afectados, pero vamos a tratar de que sea lo más leve posible”, subrayó.

Apuntó que también “los proveedores nos han dado su apoyo, muchos colegas han ofrecido hacer fasón para nosotros. Es muy importante no perder mercado y, para poder reconstruir la planta, no podemos perder el mercado porque; si no, vamos a desaparecer, así que estamos muy ocupados también en esto”, concluyó Polonsky.