El tema suicidio es recurrente en esta época. Durante este año, el puente General Mosconi ha sido uno de los escenarios más utilizados por las personas, ya sea para consumar un hecho, o bien para llamar la atención. Según datos brindados por el área del “Programa de Prevención de personas con riesgo de suicidio” que depende de Salud Mental del Hospital Regional Río Grande, en el año 2018 se registraron 49 parasuicidios, mientras que se consumaron 11. En lo que va del corriente año, hubo 22 intentos de suicidio. Aún no se han tabulado los hechos consumados. Según la Licenciada en Psicología Andrea González, la prevención “es más socio-comunitaria”, además de los dispositivos en Salud Pública que puedan implementarse, los que hasta ahora, lamentablemente, no hay sido del todo efectivos.
Río Grande.- La Licenciada en Psicología Andrea González, responsable en esta ciudad del Programa de Prevención de personas con riesgo de suicidio, en una nota exclusiva con Provincia 23, la profesional habló acerca de los fríos números registrados en Salud Mental, las maneras de prevenir los hechos, y el rol de los medios de comunicación, como así también el lugar que ocupan las diferentes organización deportivas, barriales, religiosas y recreativas.
En principio, la Licenciada González aclaró que “lo más importante es marcar la diferencia entre un suicido auténtico, y un parasuicidio. En 1986, la Organización Mundial de la Salud hace esa diferencia. El suicidio es el acto deliberado y fatal de una persona sin ayuda de nadie que se quita la vida. En cambio, el parasuicidio es una situación donde una persona no está buscando la muerte, sino un cambio en el entorno. A veces tiene que ver con devolver el trabajo, para que vuelva la mujer, etc etc, tiene más que ver con un gesto, con un pedido de ayuda o de cambio. Lo que sucede es que a veces estos gestos, que no son con una intencionalidad suicida, ponen en riesgo a las personas y se matan por accidente. El puente Mosconi es un caso emblemático”, refirió.
“Muchas veces las personas se van al puente o lugares altos, muchas veces alcoholizados y se ponen en riesgo” pese a que la intención de acabar con su vida no está, lo que buscan, sin mucho más es llamar la atención de un grupo.
“A nivel local, en el Hospital registramos que en el 2018, hubieron 49 en todo el año, en lo que va del 2019, ya tuvimos 22 intentos” y agregó “Suicidios consumados hubo en Río Grande en 2018, ocho varones y tres mujeres, mientras que en Ushuaia hubo seis varones y una mujer. El promedio de edad es entre 30 y 40 años de edad”.
Acerca del lugar que ocupa Tierra del Fuego, respecto de la media nacional, la Licenciada dijo: “Del país es una tasa alta, estamos en un medio, lo que sucede es que al ser una población chica, tiene mucha repercusión cada caso y lo que sucede es el efecto rebote, ni hablar si la persona que cometió un parasuicidio obtiene lo que buscaba”.
El puente
González también fue preguntada sobre el puente General Mosconi, que a lo largo de este año ha sido uno de los lugares más utilizados para hechos de estas características: “ El puente es el lugar que eligen, el puente tiene un simbolismo acá, se puede vallar, pero antes por ejemplo eran las antenas, ahora amuraron las antenas y van al puente, entonces el lugar es lo de menos”.
“La prevención es más socio-comunitaria la que hay que hacer, porque en salud las personas que llegan son las que cometen estos gestos, pero el suicidio real, la mayoría de los hechos consumados, nunca habían consultado”.
La prevención del suicidio es una decisión política
En el mismo sentido, la licenciada fue preguntada respecto de las formas de prevenir este tipo de situaciones que, al fin y al cabo afectan a una comunidad en general.
“En Europa por ejemplo bajaron los índices enseñando en las escuelas estrategias de resolución de problemas, estrategias de habilidades sociales, colocando estos temas a la currícula escolar y bajaron los suicidios en adolescentes y adultos jóvenes”-
Es posible que esto se aplique en Tierra del Fuego; “Son decisiones políticas, hay que bajar línea, primero formar a la gente. Me ha tocado intervenir o estar en charlas es un tema del que muchos opinan pero no saben demasiado. En realidad lo que hay que hacer es generar espacios, por ejemplo un club de deportes, una iglesia, son todos entes de prevención”. En este punto, también fue preguntada acerca de la opinión que le merecía el hecho de que un grupo de religiosos se pare a orar arriba del puente y explicó: “La oración sola no va a hacer ningún efecto, ahora si las iglesias poseen grupos de reflexión, de contención, de pertenencia donde se sientan partícipes de algún grupo social, esto si es prevención.
Medios de comunicación y prevención
Siempre es cuestionado el rol que cumplen los medios de comunicación a la hora de hablar sobre suicidio, incluso a algunos comunicadores y comunicadoras les da pánico utilizar la palabra suicidio, por temor al famoso “efecto rebote” o “efecto cascada”.
“Una de las cosas, cuando es un suicidio consumado, no se debe decir cómo, porque a veces eso sí puede producir un efecto. Otra de las cosas que recomiendan es una línea de asistencia, acá hay algunas que dejan mucho que desear, porque es en Ushuaia, y tienen un horario específico de atención”.
Más de 1000 pacientes activos en Salud Mental
Para que una línea de ayuda a personas con intención de quitarse la vida, lo ideal es que el personal se capacite, sin embargo, la realidad muestra que ello no es posible, porque de hecho desde hace 5 años a esta parte, el Servicio de Salud Mental poseía al menos doce profesionales mientras que en la actualidad son solo siete.
“Ahora en el Hospital hay una sola psicóloga para adultos, los demás atendemos niños y adolescentes. Tenemos más de mil pacientes activos en Salud Mental”, y si bien ahora en los Centros de Salud Municipal o de Gobierno hay psicólogos, “la realidad es que los únicos que recibimos pacientes somos nosotros en el Hospital”.
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