Preámbulo
Los grandes propósitos son emparentados, frecuentemente, con voluntades colectivas. La frase parece inocua, pero conlleva un par de asuntos complementarios que no son explícitos en ella, y que sería conveniente puntualizar como aclaración preliminar. En primer término, que efectivamente sea válido hablar de «voluntades», «anhelos» y hasta de imaginarios colectivos. Segundo, que haya quienes conozcan o interpreten (mejor que otros) cuáles son esas voluntades «colectivas». Con el subsiguiente peligro de que se hagan indubitables.
Cuando se impone una voluntad «colectiva», se corre no solo el riesgo de que no se pueda disentir con ella, sino que además la emotividad desborde, enmarañando eventualmente el estudio desapasionado de la cuestión involucrada (que normalmente tiene múltiples aristas de análisis, y no solo las emotivas).
Hawaii y Alaska, ¿desintegrados?
En 1994, año de la inauguración del túnel, fueron del orden de 36 millones de plazas cruzando entre Francia e Inglaterra (vía marítima).
A modo de referencia comparativa, el ejemplo mencionado del Canal de la Mancha invita a formularse el siguiente cuestionamiento: el número estimado (o incluso deseable) de plazas anuales de un eventual «cruce por aguas argentinas», ¿qué tipo de proyecto justificaría? ¿Es amortizable una inversión en ferrys, y especialmente en infraestructuras acotadas al empleo de embarcaciones de ese tipo?
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Ingeniero pesquero – Docente de la UTN Facultad Regional Tierra del Fuego – Integrante del grupo de estudios logísticos y marítimos UTN ANTARTIDA ARGENTINA
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