Hay sembradores de vientos que, a la hora de querer inventar líos donde no los hay, parecieran esforzarse en cumplir con el dicho, cosa de cosechar tempestades. Como que al no serles suficientes los problemas que ya son, quisieran sumarle otros a la realidad.
Al buen tiempo, mala cara
Hay sembradores de vientos que, a la hora de querer inventar líos donde no los hay, parecieran esforzarse en cumplir con el dicho, cosa de cosechar tempestades. Como que al no serles suficientes los problemas que ya son, quisieran sumarle otros a la realidad.
En la vida marinera se los olfatea al toque. Cuando es así, el pronóstico difícilmente falle: ante la calma chicha, hay gente que se las ingenia para buscar temporales.
¿Será el caso del subsecretario de industria de la provincia?
Hay que sacarlo todo afuera
El tema es que el funcionario, el pasado 17 de noviembre, por “zoom” y en el marco de la “semana de la educación técnica”, participaba del segundo encuentro, dedicado a la experiencia del polo informático de Tandil. Realmente un tema de interés, como toda experiencia de desarrollo en otros lugares, que pueda conocerse a través de sus propios protagonistas. Es muy valioso aprender de la experiencia ajena, saber de los problemas que debieron encararse, las soluciones, los contextos, etc.
Hasta allí, nada que decir. Pero la cuestión es que el subsecretario, para más datos ingeniero aeronáutico, brindó una introducción en que, inesperadamente, se despachó contra la ingeniería pesquera. Se trata de la carrera con que la Universidad Tecnológica Nacional, desde el año 2004, viene intentando en Ushuaia promover un cambio del modelo pesquero fueguino, caracterizado por su nula industrialización en tierra.
Ingeniería además típicamente marítima, a través de la cual la UTN pretende también contribuir a la formación de profesionales para su inserción en la actividad naviera y portuaria, lo mismo que en la investigación y gobernanza del mar. Tratándose de una provincia marítima, insular y antártica, a primera vista no parece demasiado descabellado, ni mucho menos improductivo, que la única universidad pública nacional dedicada específicamente a la tecnología, haga el esfuerzo de montar una carrera de proyección laboriosa vinculada al mar.
El que sabe, sabe
Vamos a desgranar los dichos del subsecretario. Paso a paso.
Nos explica, el ingeniero aeronáutico, que “Hoy tenemos, por ejemplo, Ingeniería en pesca. ¿Cuántos ingenieros en pesca hay embarcados? Prácticamente muy pocos. ¿Por qué? Porque no era eso lo que se requería”.
Una frase asombrosa. Que invita a hacerse algunas preguntas.
Por ejemplo, los ingenieros aeronáuticos, ¿se dedican a pilotear aviones? Seguramente habrá algún que otro piloto que sea también ingeniero, pero no parece que las empresas aerocomerciales, para comandar sus aeronaves o contratar personal de cabina, requieran haberse graduado en ingeniería aeronáutica.
Siguiendo el aparente criterio del funcionario, los ingenieros navales, ¿van a bordo de los buques?
Los ingenieros viales, ¿manejan micros?
A esta altura, es de suponer que los ingenieros ferroviarios trabajan a bordo de los trenes. Tal vez de inspectores. Aunque con la SUBE, les habrán picado el boleto.
Lo dicho no obsta para que el aeronauta funcionario, cuando se trata de la actividad pesquera, de a entender su particular juicio. A tono de su propia pregunta, los ingenieros pesqueros parece que deberían estar en su mayoría embarcados.
Juez todoterreno
A su vez cabe plantearse por qué “no era eso lo que se requería”. ¿Lo juzgó y sentenció él, como experto en máquinas voladoras más pesadas que el aire? ¿Es la visión que sostiene algún sector de su área? ¿O responde a la que tiene otra área de la administración provincial?
Los “no requeridos” del Subsecretario
Estaremos seguramente de acuerdo si afirmamos que un ingeniero es, ante todo y más allá de su especialidad, un ingeniero. Una persona técnicamente preparada para solucionar problemas, en buen romance. Y para articular con el mundo del trabajo y la producción. Estamos hablando además de la UTN, la vieja Universidad Obrera. El trabajo, la fábrica, los servicios, la aplicabilidad práctica y la obtención de empleo para sus egresados, son la orientación institucional desde su fundación.
Solo por citar algunos ejemplos de los aportes concretos de la carrera “no requerida” (según el Subsecretario), podemos mencionar a los ingenieros y estudiantes de ingeniería pesquera de la UTN Tierra del Fuego que participaron, activamente, de las actividades de la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental. O aquellos que han trabajado en softwares de navegación y cartografía digital, que son hoy día empleados por buques mercantes. O que instalan radares de navegación o crean vehículos submarinos no tripulados, del tipo “drones”, para inspección e investigación subácua (con la intención de desarrollarlos en TDF, en lugar de comprarlos en el extranjero). O los graduados que tienen emprendimientos productivos, tanto pesqueros como de otra índole, en los que los conocimientos adquiridos en la universidad son aplicables y, especialmente, ampliables a través de la experiencia y la realización de especializaciones.
Sin duda, de nada de ello está enterado el funcionario de Estado de quien hablamos. De haberlo sabido, de haberse al menos acercado a la carrera que critica, quizás se hubiera ahorrado algunas afirmaciones tan excelentemente fundamentadas, como la transcripta.
Y como las que vienen.
Transporte de conocimientos
Prosigue el funcionario que sabe lo que hay que hacer: “lo que se requiere es un montón de conocimientos técnicos que requiere la pesca, de los cuales el secretario de pesca está muy al tanto de eso, y quiere traer incluso esos conocimientos para Tierra del Fuego, y si no propiciar que la gente pueda llegar a esos conocimientos, y eso es lo que tenemos que ver, ¿no? Digo. Desde lo técnico es construir el valor en las personas que después requiera el comercio y que esa persona salga de lo técnico y encuentre un mercado laboral que lo acepte”.
No es motivo sino de satisfacción, saber que el secretario de pesca esté tan al tanto. Y también que quiera “traer incluso esos conocimientos para Tierra del Fuego”. La UTN es una universidad que se caracteriza, entre otras cosas, por no adherirse a ninguna arrogancia académica, de modo que gustosamente valorará, la comunidad de ingeniería pesquera, el aporte de esos saberes.
De paso, cañazo
Ya que vamos a saber tanto y que, en el medio, está el Subsecretario de Industria, podemos pedir muy respetuosamente que, cuando llegue el momento de reformular las cuotas de pesca, Tierra del Fuego insista en que las prioridades tomen al pie de la letra lo que manda el Régimen Federal Pesquero. De este modo, las empresas que no procesan ni generan trabajo en tierra, no se verán tan favorecidas como lo fueron en la asignación de cuotas que se hizo en el 2009. A buen entendedor, buenos son los documentos del Consejo Federal Pesquero. Al igual que los que generó la carrera de ingeniería pesquera ninguneada por el subsecretario, alertando oportunamente sobre las consecuencias del mal uso de la herramienta “cuotificación”. Claro que tratándose de ingeniería pesquera, “no era eso lo que se requería”.
Se comprende. Discutir pública –y perdidosamente– la maniobra realizada para beneficiar a empresas que no procesaban sus capturas en la provincia, exportando sin valor agregado, no era lo que se requería de la carrera de la UTN. Lo que se requería era cerrarle el pico, como tal vez sea hoy menospreciarla. Pero la Facultad Regional TDF no instó a llamarse a silencio a quienes, entre sus integrantes, demostraban cómo se estaba usando esa herramienta, en perjuicio de la industrialización fueguina y el manejo sustentable de los recursos pesqueros. Al contrario, estimuló a seguir evaluando la situación y exponer libremente, con el solo requisito del rigor analítico.
Las previsiones de lo que iba a pasar, se cumplieron al pie de la letra. Basta con ver la reducción drástica, operada inmediatamente después de la asignación de cuotas, en la cantidad de buques de pesca que trabajan desde Ushuaia.
Si –acaso como reflejo espontáneo, ante una eventual falta de ejercicio efectivo de su especialidad ingenieril– el subsecretario, en lugar de tirar globos al aire, indagara antes de hablar y menospreciar, quizás hubiera podido percibir que el problema del modelo pesquero fueguino, potenciado por la desastrosa cuotificación del año 2009, reside precisamente en que es excluyente de gente. No es que estén de más los técnicos e ingenieros pesqueros… todo potencial trabajador está de más en la pesca fueguina. Se captura para promover puestos de trabajo en el extranjero, no acá. ¿Lo entenderá ahora el subsecretario?
Cambio de idea
Al margen, como “lo que se requiere es un montón de conocimientos técnicos que requiere la pesca”, ahora parece ser que al funcionario sí le importa el conocimiento técnico. De modo que puede presumirse que, tal vez, la cosa era agarrársela –claro que sin nombrarla– con la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional.
Mercurio
Dios del comercio, podemos imaginar que sus alas no son sino fuente de inspiración para el aerodinámico crítico de la ingeniería pesquera, carrera que la UTN dicta en la provincia (y en Chubut y Mar del Plata). En efecto, en tan solo un par de minutos, nombra dos veces la palabra “comercio”. Y también, justo es decirlo, la expresión “mercado laboral”. La segunda vez (la primera se transcribió anteriormente), lo hace del siguiente modo: “lo peor que podemos hacer es pensar en conceptos técnicos y … digo … y escuelas técnicas que creen recursos … que cree personas que después el mismo comercio, el mismo mercado laboral nos lo esté requiriendo”.
Como se puede ver, a esta altura ya no sabemos si lo técnico es bueno, es malo, es más o menos, o qué es. Dejémoslo ahí.
Neoliberalismo progre: La única verdad, es el mercado
Lo interesante es la recurrencia en asociar el criterio de la formación pesquera al comercio y al mercado laboral. Totalmente de acuerdo. La pesca es una actividad económica y, por añadidura, el mercado mundial es una realidad en que ni por asomo somos formadores de precios. De modo que, tal como puntualizamos con anterioridad, esperamos que la próxima cuotificación pesquera no afecte, de un modo tan negativo como la vigente, al mercado laboral local. En buen romance: que los buques que operan desde Ushuaia procesen también capturas en Tierra del Fuego, y se multiplique el trabajo genuino para los fueguinos.
Si no, es muy fácil hablar de la inadecuación de una carrera técnica a la realidad económica, cuando esa realidad está distorsionada con el aval o la indolencia del propio Estado. Se requiere de coraje para intentar torcer las cosas.
Es decir, y para ser precisos, del coraje por querer dejar de ser meros proveedores de materias primas para el extranjero. Se trata de poner, la buena política, por delante del libreto del libre comercio internacional, que conviene a unos pocos y deja sin empleo a otros muchos. Queremos exportar también productos pesqueros de góndola, no solo capturas que vayan de la bodega del pesquero directamente al contenedor, y de allí a la bodega del containero, para que finalmente nuestros recursos terminen, en bruto, en una fábrica extranjera. Y cuando así sea, el subsecretario verá cómo, sin más ni más, los cuadros técnicos que forman la UTN en Ushuaia, van a ser naturalmente requeridos y contribuirán a esa realidad.
Afirmar que no se requieren ingenieros pesqueros, es como decir que no se requieren ingenieros aeronáuticos, solo porque la Argentina abandonó en un momento de su historia reciente el desarrollo de la industria aeronáutica, o empresas de aeronavegación comercial dejen de operar ante un marco comercial y competitivo desfavorable. Se requieren igual los ingenieros aeronáuticos.
Y los ferroviarios, aunque el país haya destruido su red conectora por tren. Y los navales, aunque haya organismos como el Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero, al que le place encargar la construcción de buques de investigación al extranjero, teniendo astilleros a tres cuadras y una universidad en el propio país, como la UTN, que gana premios internacionales por su diseño de … buques de investigación pesquera.
No renunciamos a ser ingenieros solo porque las malas políticas, o los indiferentes o los irresponsables circunstancialmente a cargo de organismos y políticas oficiales, hayan propiciado o propicien la desindustrialización del país. La UTN, por lo pronto, va a seguir produciendo ingenieros que articulen con el desarrollo nacional. Empecinadamente.
Fuego amigo
Para redondear y no pelearnos más, haremos el ejercicio de aceptar, sin chistar, el criterio de que no era ingeniería pesquera “lo que se requería”. Ok. No volvamos al tema.
Pero en un gesto de buena voluntad hacia el funcionario, nos atrevemos a darle un consejo sano y barato: tenga mayor consideración por sus colegas de gabinete. Porque resulta ser que la Secretaría de Ciencia y Tecnología del mismo gobierno al que él pertenece, es la primera ingeniera pesquera recibida en la provincia y primera mujer del país graduada en la especialización “captura”.
Por añadidura, al margen de su actividad política, fue una de las estudiantes de pesquera que se hizo a la mar para trabajar en la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental. Días y horas de guardia con mal tiempo, intemperie, aguas polares, Antártida, maniobras oceanográficas. Ella sabe bien lo que es el mar… por haberse empapado, además de estudiar. Sería entonces más que deseable que le explicara, a la secretaria, la ingeniera pesquera, los motivos por los cuales su especialidad ingenieril “no era lo que se requería”. Especialidad que, por lo descrito, excede en mucho a la pesca, abarcando todo un abanico de actividades marítimas, económicas, de servicios y de investigación, en el mar tanto como en tierra. Con el sentido práctico y de generación de empleo, repetimos, que caracteriza a la UTN.
Confiamos en que lo hará.
Comentario final
Para terminar, podríamos volver al primer párrafo de esta nota y decir “¡qué ganas de generar conflictos donde no los hay!”.
Pero no. Vamos a rematarla con un poema de Leonardo Castellani:
“Qué gente que sabe cosas
La gente de este albardón
Qué gente que sabe cosas
Pero cosas que no son”
(*) Sergio Osiroff
Docente de la UTN Facultad Regional Tierra del Fuego
Integrante del grupo de estudios logísticos UTN Antártida Argentina
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