En 2020 Lucas Sawyer había salido hacia Colombia cuando la pandemia de coronavirus lo obligó a volver. Ahora redobla la apuesta: planea hacer 27 mil kilómetros con permisos y protocolo.
Buenos Aires.- Según publicó el diario Clarín, el objetivo con el que Lucas Tellería (27), más conocido por su apodo de Lucas Sawyer, empezó el 2020 era ambicioso: recorrer en rollers y durante tres meses los 8 mil kilómetros que separan su casa del barrio 20 de Junio, La Matanza, con Cartagena de Indias, Colombia.
Sin embargo, la pandemia de Coronavirus lo obligó a volver a su casa cuando ya había llegado a Chile. Pero lejos de bajar los brazos, ahora redobla la apuesta y se prepara para comenzar una travesía sobre ruedas uniendo Tierra del Fuego y Canadá.
“Son casi 27 mil kilómetros y me llevaría entre 240 y 300 días. Después seguiré con una segunda travesía de supervivencia en alta montaña a bajas temperaturas en Alaska”, adelanta.
El recorrido comenzará en Bahía Lapataia, Tierra del Fuego, y finalizará en Toronto, Canadá, dependiendo de la ruta que tome. Rodará entre 100 y 470 kilómetros diarios, para tratar de batir récords personales.
Otro de sus objetivos en esta travesía es batir un récord de velocidad en descenso que está instalado en 133 km/h en una bajada de Teutônia, en Rio Grande do Sul, Brasil. Allí intentará alcanzar los 150 km/h.
Mientras su equipo se encarga de las cuestiones logísticas, conseguir sponsors y de gestionar permisos especiales para deportistas para que una posible cuarentena no lo vuelva a obligar a detener el viaje, Sawyer entrena haciendo entre 30 y 200 kilómetros por día.
Además de prepararse, durante la cuarentena estuvo trabajando con su novia haciendo fletes para industrias habilitadas y se dedicaron a juntar ropa y donaciones para llevar a los barrios populares de Merlo y La Matanza.
“La travesía comenzaría entre marzo y abril de 2021 en una ruta diferente a la que hice el año pasado. En lugar de ir para el lado del Pacífico, voy a ir por el Atlántico hasta Rio de Janeiro, y la idea es poder cruzar la selva de Mato Grosso Du Norte que limita con el Amazonas y cruzar a Ecuador o Perú por el lado de la selva”, explica el patinador.
Con el objetivo de que el recorrido completo sea a tracción, está intentando conseguir los permisos para cruzar el Estrecho de Magallanes y el Canal de Panamá en kayak en lugar de otros medios de transporte tradicionales.
Para organizar este viaje está teniendo en cuenta las experiencias del anterior en el que, aunque tuvo dificultades con algunos repuestos que demoró en conseguir e inclusive algunas lesiones físicas, llegó a hacer 1600 kilómetros hasta Los Andes de Chile cuando tuvo que suspender la travesía por causa de la pandemia.
“Estábamos yendo para Santiago y las autoridades me dijeron que cerraban las fronteras y que lo más conveniente era que me volviera a mi país. Ahí crucé a Mendoza y, como no sabíamos la gravedad de la situación todavía, pensé en seguir por la Ruta 40 y hacer el país. Pero cuando nos enteramos de que iban a cerrar provincias, me volví a mi casa el día que empezó la cuarentena”, relata.
Al comienzo de esta aventura, Sawyer salió de La Matanza con una mochila de 30 kilos en la espalda y $200 en el bolsillo. Como no tenía sponsors, se puso sus rollers emparchados con cinta aisladora y arrancó con un solo juego de ruedas.
“Soy deportista nato y un patinador extremo entonces, cuando vi que no conseguía sponsors, porque cruzar el continente en rollers era una idea muy grande para que se pueda creer, empecé a poner la credibilidad con la acción y estoy confiado en que van a venir las cosas”, decía Sawyer el año pasado, cuando su travesía llevaba un mes.
En cada kilómetro que sumaba, su historia se hacía más conocida y la gente de los pueblos se acercaba a recibirlo con algo de ayuda, una comida o una palabra de aliento. Inclusive le regalaron unos rollers nuevos, ruedas y otros repuestos.
“Lo que me di cuenta en la travesía anterior es que sin comer alimento de deportista o suplementación y sin material profesional adecuado, crucé el país igual. Ahora con todo lo que está viniendo, un equipo profesional diferente y sponsors, vamos a poder hacerlo mucho mejor”, relata el joven.
Aunque sumó al equipo al coach Emanuel Lombardo y a otros integrantes, su representante principal sigue siendo su madre, Mariel Cortés, a la que él mismo define como “la mejor mamá extrema del mundo”.
Ella se encarga de que lo vayan recibiendo en cada pueblo al que llega y que tenga donde descansar. «Con ella a la cabeza, no hay de qué preocuparse», asegura.
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