El presidente de la Cámara de Turismo Ángel Brisighelli afirmó que no hay intenciones de las autoridades a nivel nacional ni de la provincia de disponer restricciones a la actividad turística. “Volver a un panorama de un encierro absoluto como tuvimos el año pasado es absolutamente imposible, ya del punto de vista social”, manifestó, por lo que hasta el momento la manera de enfrentar la segunda ola de COVID pasará por el estricto cumplimiento de los protocolos ya establecidos. La situación sigue siendo crítica para el sector, porque la afluencia de turismo en la temporada de verano rondó el 25%. En el mejor de los casos “llegaron a cubrir gastos fijos”, pero no hubo recaudación para afrontar los meses de baja. Ya se visualiza otra temporada invernal sin turismo extranjero y siguen cerrados varios hoteles y restaurantes. Hay empresas que “están llegando a puntos límite” porque tomaron créditos y se acabó el período de gracia, y algunas “no facturaron absolutamente nada”, advirtió. Habrá nuevas negociaciones con la DPE y la DPOSS para reducir al mínimo las tarifas de servicios.
Río Grande.- El presidente de la Cámara de Turismo, Ángel Brisighelli, fue consultado por Radio Universidad 93.5 sobre las reuniones mantenidas con las autoridades provinciales y nacionales para analizar cómo enfrentar la segunda ola de COVID y las medidas que se van a disponer. “Tuvimos una serie de reuniones a nivel nacional, con la Cámara Argentina de Turismo, la provincia, la municipalidad, y todas en el mismo sentido: hay una preocupación de las autoridades por la segunda ola de COVID y por cuáles son las medidas que habría que tomar en función de esto, pero no hay intención de tomar medidas respecto de la actividad turística”, señaló.
Destacó que las autoridades entienden “que es una actividad importante y ha sido una de las más golpeadas por la pandemia. Esta es la posición a nivel nacional. Obviamente todos sabemos que las medidas son hoy y mañana pueden cambiar pero hasta ahora no hay restricciones al movimiento interno”.
Consideró que “volver a un panorama de un encierro absoluto como tuvimos el año pasado es absolutamente imposible, ya del punto de vista social. En el hipotético caso de que eso fuera posible, las consecuencias económicas para la industria del turismo serían terribles. Podrá haber mayores controles y puede haber alguna restricción adicional, pero no situaciones de encierro total. A nivel nacional los discursos son estos. Lo que nos pidieron las autoridades es colaboración, y no es más de lo que se ha estado haciendo. Los protocolos se han evaluado como correctos y no es necesario generar medidas adicionales. Lo que es necesario es hacer hincapié en el cumplimiento, porque la gente se está relajando y hay que volver a aplicar las clavijas e insistir en el cumplimiento de protocolos: uso de barbijo, alcohol en gel, distanciamiento, mucho hincapié en la ventilación de los espacios cerrados por el tema del contagio aéreo, y el cumplimiento del protocolo específico de cada actividad que está autorizada”, detalló.
La crisis sin fin
Al margen de que no haya nuevas restricciones, la crisis se sigue agudizando: “Si dijera que estamos bien, estaría mintiendo, porque la actividad turística es una de las más golpeadas por la pandemia. En Tierra del Fuego estuvo nueve meses cerrada y no entró un solo pasajero. Empezó una reactivación muy tibia los primeros días de diciembre, y enero, febrero y marzo los llevamos bastante bien en el contexto en el que estamos. Los volúmenes de trabajo en Ushuaia han sido de un 20 ó 25% de la cantidad de pasajeros de un año normal. Hay un montón de prestadores en Ushuaia que no han abierto, hoteles, restaurantes, prestadores de servicios”, mencionó.
“Indudablemente la situación no está bien para nadie, ni para las empresas ni para los empleados. Hay muchas empresas cerradas y entre las que están abiertas hay personal suspendido desde marzo del año pasado, porque no han tenido necesidad de reactivarlo. Están cobrando el 75% del sueldo, no remunerativo, y la empresa no paga aportes patronales. Es una erogación para la empresa porque en la práctica está pagando un sueldo improductivo. La gran mayoría está con jornada reducida o situaciones parecidas”, describió.
No obstante, afirmó que “Ushuaia está un poco mejor que otros destinos del resto del país, porque hay otros que están peor que nosotros. Este 25% de pasajeros ha generado un pequeño movimiento para que por lo menos haya fondos necesarios para cubrir los gastos fijos, pero no mucho más que eso. Los más afortunados han cubierto los gastos de sueldos y gastos operativos, pero no va a pasar lo que normalmente ocurre, y es que el verano genera dinero para cubrir el resto del año. El dinero generado no alcanza para pasar el invierno y va a llegar para parte de abril y no mucho más. El invierno sigue siendo una temporada baja y es muy difícil pensar que va a ser normal, con afluencia de turismo brasileño por ejemplo. Las empresas van a tener que enfrentar este período de baja con los fondos que le quedaron de marzo del año pasado, porque en este verano no sumaron fondos para encarar los gastos de este invierno. Aquel a quien no le quedó un resto el año pasado está en una situación muy complicada”, manifestó.
“Hay varias empresas en Ushuaia, agencias de turismo, que achicaron sus gastos en forma marcada, devolvieron locales alquilados, vendieron vehículos, si bien no hubo situaciones traumáticas de despido. Hubo acuerdos de retiro voluntario y también hubo cierres. Eso es hasta ahora y, según cómo siga la situación, algunas empresas están llegando a puntos límite y no sabemos cuál va a ser su capacidad de supervivencia”, alertó.
A la falta de facturación se suman los créditos que fueron tomados en 2020 y “hay que devolverlos. Hay muchas empresas preocupadas, porque si bien hubo meses de gracia, esa gracia ya se acabó. Hay empresas que no facturaron absolutamente nada y se encuentran con que tienen que pagar estos créditos que se tomaron en los primeros meses para pagar salarios. Tienen que seguir afrontando salarios y además las cuotas de estos créditos, y se vuelve complicado”, dijo.
Gestiones por tarifas
Respecto del pago de tributos, aclaró que “con la AREF la situación no es tan complicada, porque el que no factura, no paga; pero nos está pasando con Energía que hay empresas grandes que tienen contratos de provisión de potencia con un costo fijo independiente del consumo. Se había negociado con la DPE suspender estos contratos y que se cobrara solamente el consumo, pero ese acuerdo se acabó y nuevamente Energía está mandando las facturas con el contrato de potencia. Otra vez tendremos que empezar a hablar de estas situaciones porque la crisis no se ha resuelto”, adelantó.
“Creo que no vamos a tener problemas porque es la continuación de un problema que se planteó en su momento y fue entendido. Con la DPOSS pasa algo parecido y vamos a tener que hablar por este tema, porque había un acuerdo parecido. Había empresas que pagaban por superficie porque no tenían medidor, y también está la parte de procesamiento de líquidos cloacales que tenía un costo fijo muy alto. Ushuaia paga muy alto el costo del agua”, subrayó.
En materia de transporte, dijo que “está bien en el contexto en que estamos y no hay mayores inconvenientes. Los protocolos determinan una ocupación del 60% y no hubo problemas de contagio. Algún caso hubo, pero proporcionalmente al volumen de gente que circuló por la ciudad, son situaciones muy aisladas que no generan temor ni en las autoridades ni en nosotros. Esto demuestra que los protocolos funcionan y que hay que cumplirlos”, reiteró.
Camas desocupadas
Lo cierto es que siguen cerrados hoteles importantes y las camas disponibles no se ocupan en su totalidad: “Ushuaia tiene alrededor de cuatro mil camas de capacidad hotelera formal, porque luego tenemos el problema de los alojamientos informales. Bariloche tiene alrededor de 35 mil camas, como para dar idea de la diferencia de volúmenes, y muchos son hoteles que se dedican a la actividad estudiantil que estuvieron cerrados, además de la falta de turismo internacional”, comparó.
“En Ushuaia hay una cantidad importante de hoteles cerrados, y hay cuatro o cinco hoteles grandes de más de 30 habitaciones que siguen cerrados. Están planificando su reapertura recién para la temporada de invierno, en función de una posible reactivación, pero si esto no ocurre, van a seguir cerrados”, estimó.
“Hoy debemos tener un 70% de las camas disponibles en oferta, pero esto no significa que estén ocupadas”, dijo.
Ampliación del ejido
Por otra parte, se le preguntó sobre el proyecto de ampliación del ejido urbano de Ushuaia y ya remitieron el pedido formal para participar del debate. “Desde la Cámara de Turismo junto con las otras cámaras vamos a pedir participar de la comisión que se creó en la Legislatura para discutir este tema. Se dijo que se iba a incorporar asociaciones civiles a esa comisión y, más allá de esperar a que inviten a las cámaras, presentamos una nota solicitando la invitación”, informó.
Contraprestación con la Caja
Respecto de su actividad comercial, Brisighelli dio cuenta de una operatoria similar a la que ya se hizo con la caja, por la cual se encaró la construcción de un edificio en Río Grande. “Estamos negociando con la caja la posibilidad de repetir esta experiencia en función de una prórroga de la concesión del Hotel Las Lengas. Hay necesidad de oficinas en Tolhuin y obras en Ushuaia. Esto se ha tirado sobre la mesa y, si se dan las condiciones, podremos avanzar en otras obras en el futuro. Si hay necesidad, podemos repetir el mecanismo que hubo para generar obras y por otro lado está la concesión, que nos interesa como empresa. Todos ganamos: la empresa gana con la concesión y los afiliados de la caja ganan con obras que mejoran la atención”, concluyó.
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