Por Fabio Seleme Fabio Seleme
El 19 de agosto de 1948, el presidente Juan Domingo Perón fundó por ley del Congreso N °13.229 la Universidad Obrera Nacional, que por los avatares propios de la historia de nuestro país terminó llamándose Universidad Tecnológica Nacional. Se trató de un originalísimo diseño universitario popular de estudio, asociado al trabajo y a los trabajadores de las fábricas, con dictado nocturno de la teoría y de carácter federal para facilitar, por la cercanía, el acceso a los estudios en las distintas regiones del país. Aquel modelo venía, según marca Perón en el discurso inaugural de la UON, a terminar con las universidades formadoras de «charlatanes y generalizadores» que les dicen a los otros cómo hacer las cosas, para establecer uno donde los profesionales saben hacer por sí las cosas. Para lograr eso, dice Perón, hay que tener «manos de trabajador y vivir con el olor a aceite de las máquinas». Se trataba de formar ingenieros de fábrica, ingenieros profesionales en contraposición con los ingenieros científicos que formaba la Universidad de Buenos Aires
La fundación de la Universidad Obrera Nacional no fue un hecho aislado. Significó, más bien, el origen y principio de configuración de una nueva tradición universitaria y educativa que se desplegó en paralelo y con la oposición de las universidades reformistas. La fundación de la Universidad Obrera Nacional venía a consolidar la valorización y jerarquización de la educación técnica y profesional. La promoción del conocimiento tecnológico se planteaba por entonces como herramienta fundamental para el desarrollo industrial nacional y la consiguiente independencia económica y justicia social.
Este modelo de educación ligado al trabajo, con contenido popular y sentido nacional dentro de un programa de industrialización por sustitución de importaciones se terminó de completar con la firma del Decreto 29.337 del 22 de noviembre de 1949 del mismo presidente Perón, que habilitó la gratuidad de la enseñanza universitaria permitiendo así el acceso de las clases populares a la formación profesional universitaria. A este avance se sumó luego, en 1953, el ingreso irrestricto.
La Universidad Obrera Nacional, hoy UTN vino a dotar a la universidad argentina de contenido social, abriendo sus puertas o trabajadores e hijos de trabajadores que no eran aceptados en las universidades tradicionales que para entonces eran elitistas y restrictivas. Por caso, las facultades de ingeniería de las universidades nacionales se negaban a recibir egresados de escuelas industriales y técnicas.
La creación de la UON/UTN, la gratuidad universitaria y el ingreso irrestricto se convirtieron desde entonces en símbolos de movilidad social ascendente en nuestro país. «Se hizo la conquista más grande y fue que allí la universidad se llenó de hijos de obreros», dijo Juan Domingo Perón, repasando puntualmente estos hechos de sus dos primeros gobiernos.
Lic. Fabio Seleme
Secretario de Cultura y Extensión
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