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El contador Gabriel Clementino, propietario de la panadería La Fueguina, con 35 años de trayectoria en Río Grande, advirtió la desconfianza del sector ante el lanzamiento del fideicomiso que establece compensaciones para que no impacte en los precios del pan el aumento de las commodities. Consideró insostenible la curva inflacionaria que, en base a datos oficiales, plantea un 52% anual, pero la realidad que los toca de cerca muestra un incremento de la harina de un 104% en tres meses. A nivel local no tendrá ningún impacto porque tanto en Tierra del Fuego como en la Patagonia se utiliza la harina cuatro ceros para la fabricación del pan y esta compensación contempla solamente la harina tres ceros.

Río Grande.- El Poder Ejecutivo lanzó a comienzos de marzo el fideicomiso del trigo, que busca asegurar un precio estable en el mercado interno para la harina de Trigo Pan tipo 000 y de fideos secos, y tendrá vigencia hasta el 31 de enero de 2024. El contador Gabriel Clementino, propietario de la panadería La Fueguina, dialogó con Radio Universidad 93.5 y Provincia 23 sobre esta iniciativa que fue recibida con desconfianza del sector, y enfrenta un aumento de la harina totalmente desproporcionado con la inflación.

“Han subido los commodities en forma considerable y no tiene que ver con el dólar sino con el aumento a nivel internacional. A fines de noviembre pagábamos la harina puesta en nuestro depósito 1.300 pesos la bolsa de 25 kilos, de harina cuatro ceros. Ahora estamos en 2.700 ó 2.800, hablando de un equipo completo y no de compra en pequeños volúmenes, porque en ese caso se está vendiendo a 3.200 pesos la bolsa en Río Grande, siempre de harina cuatro ceros que es la que usan la mayoría de las panaderías y en la Patagonia. Es una harina que es para pastelería, más refinada, pero la mayoría la usa para el pan. Desde diciembre hasta hoy, que son tres meses y medio, el costo subió más del 100%”, dijo.

“Hoy en los comercios el kilo de pan está en promedio 320 pesos. El Fideicomiso está hecho para compensar el precio de la harina tres ceros, no de la cuatro ceros, y es todo un tema. Yo hablé con la gente de Molinos Cañuelas cuando apareció esto y la Federación Argentina de Molineros no había sido convocada para ver las especificaciones del convenio. No tengo certeza de las franjas que van a compensar, relacionado con la tonelada de trigo. El pan ya viene aumentando de antes, no en los últimos 15 días. Estaba a 220 pesos en diciembre y hoy está en 320 pesos. El incremento no llega al 34% teniendo en cuenta la suba en la composición de costos. Las panaderías lo estamos soportando para no trasladarlo a los precios, porque el pan tendría que estar en los 400 pesos y es imposible que se venda. Si uno lo compara con Buenos Aires, están hablando del mismo rango que nosotros. La docena de facturas también está igual que acá, en 650 ó 680 pesos, porque aparte subió el huevo un 50%, aumentó el azúcar, y la composición de costos por el aumento de salarios”, detalló.

“Cuando uno tiene un producto único hay que estar testeando el humor del cliente frente a esta situación, y se ve una resignación frente a los aumentos permanentes de todo. Uno trata de bajar costos, manejar stock, pero cuando hay que reponer nos damos cuenta de que no cubrimos parte de los costos. Hay que buscar alternativas en la franja baja para mantener el volumen de venta de unidades”, planteó.

Concedió que “hay precios que son una locura pero hay que ver qué se testea en los programas de televisión, porque no es lo mismo un comercio de barrio Norte en CABA, que en la zona sur o la zona oeste. Yo estuve hablando con familiares panaderos de la zona oeste y el kilo está a 260 pesos, pero es pan con harina tres ceros y hay otro costo. La diferencia debe estar en 300 pesos por bolsa, pero el fondo compensador del fideicomiso va a compensar sobre tres ceros. Esto está hecho para los grandes centros urbanos. Hay precios en capital más altos que los nuestros según la zona y en proporción estamos bajos, pero no se puede aumentar más. Allá tienen el 10,5% de IVA que acá no tenemos, pero tenemos el transporte, y por otro lado los sueldos con la zona son superiores”, observó.

Explicó que “un equipo trae 1.160 bolsas y más o menos alcanza para un mes o cuarenta días. Es difícil testear si bajó el consumo porque no estamos organizados en cámaras en Tierra del Fuego. Hay gente que industrializa como Newsan, que tiene un departamento alimenticio y vende a los comedores de los colegios. Hay otras empresas que hacen catering y no puedo decir con certeza cuánto se está consumiendo”, señaló ante la consulta sobre niveles de consumo.

Pérdidas para pymes

Respecto del discurso de apoyo a los comercios chicos, mientras el gobierno contrata una megaempresa para los comedores, no emitió opinión pero reconoció perjuicios. “Nosotros no somos proveedores del Estado y nunca lo fuimos, pero otras panaderías han tenido un perjuicio bastante importante al perder los comedores. Es otro volumen, otro producto y no me voy a meter en eso. A lo que me refiero es que no podemos saber la cantidad de harina que se consume porque hay otra gente que mueve otros volúmenes”, dijo.

Caída de consumo

Sin mediciones precisas, sostuvo que se observa una caída de ventas porque “se han ido modificando los niveles de consumo del pan tradicional, por panes especiales, de semillas, de cereales, en lugar del pan francés. La harina ha tenido muy mala prensa en el tema de salud y a veces es justificable pero otras veces hay otros intereses, que daría para un análisis más largo. Es real que la gente ha modificado la dieta y va hacia otros productos. Uno tiene que acompañar esas variaciones de consumo”, expresó.

“Una familia tipo de cuatro personas comía un kilo de pan por día y hoy no lo hace porque quizás van a otro producto. El nivel de consumo de Tierra del Fuego dentro de todo se mantiene mejor que en otros lugares del país, por el poder adquisitivo. En el caso del consumo de facturas, es uno de los productos que más vendemos. Tratamos de sostener el precio y no trasladamos todo lo que tendríamos que trasladar, para que la gente no vea el consumo de facturas como un lujo sino como algo cotidiano”, indicó.

Ante la proximidad de las Pascuas, se espera “tener los mismos problemas de todos los años y trataremos de mantener los costos. Si una rosca el año pasado estaba en los 600 pesos, trataremos que no supere los 900 ó 1000 pesos, pero los costos han subido considerablemente. También hay que ver la calidad de los productos, porque no es igual en todos los comercios. El panadero tiene un producto único, pero si van al supermercado, van a encontrar el pan más económico a 380 pesos y a 480 pesos el que es como el nuestro y vendemos en el mostrador, pero la gente no lo percibe porque pasea por la góndola y levanta. Uno tiene un trato distinto que el supermercadista con el cliente, por eso yo defiendo al panadero y no hablo sólo de mi negocio sino de todo el sector, que es artesanal y la venta es uno a uno”, diferenció.

Créditos imposibles

La limitación para invertir y ampliar horizontes es clara: “Hoy con niveles de inflación que hay es imposible que el panadero pueda financiarse con tasas del 45,50% o más. Si encaramos una inversión de 5 millones de pesos para comprar un horno, hay que pagar el 55% en una línea de crédito y es mucha plata en el año de pago de intereses”, dijo.

No obstante “tenemos muchas panaderías de barrio y creo que debemos tener 40 panaderías en la ciudad. Año a año va cambiando y esto lo tendrían que ver con la gente de inspección de la Municipalidad. Hay una dinámica de abrir nuevas panaderías porque hay gente del oficio y barrios nuevos”.

La importancia de unirse

El contador marcó la importancia de contar con una cámara que los nuclee para defender al sector, “por ejemplo con esta cuestión de la pérdida de los comedores escolares, si bien nunca fui proveedor del Estado, pero hay que ver cómo se provee el Estado, cómo se compra, la definición de precios, las políticas asociadas. Todas las políticas de agremiación son buenas, en especial en un sector que es artesanal, de oficio, y que se va perdiendo porque los métodos de trabajo van cambiando. Hay métodos de trabajo que son muy buenos, pero no se consiguen productos de trabajo. Creo que hay que preservar los oficios”, subrayó.

“En general la pyme no está siendo considerada con el potencial de desarrollo que tiene, no sólo del punto de vista del financiamiento sino del punto de vista del apoyo, el seguimiento y la promoción. En el país en los últimos 20 años las pymes han caído un 35%, por distintos factores, más allá de que una pyme no perdura más de dos generaciones porque es familiar en su mayoría. La familia va mutando y es muy difícil que se sostenga por más de dos generaciones”, lamentó.

Como hijo de una familia de panaderos, con 35 años de historia en La Fueguina, recordó que “mi primer moisés fue un canasto y cuando tenía un año le sacaba las pasas de uva a los panes dulces. No hay como ver el amanecer en una panadería, estar con el viejo, desayunar con el primer bizcocho que sale en la mañana. Es una experiencia que a uno le queda toda la vida. Yo quiero al oficio aunque soy contador, y tuve la suerte de que mi viejo me empujara para tener un doble andarivel en el desarrollo de mi vida, pero el sentimiento que te da la panadería no te lo da ninguna experiencia. Mi papá vino en el ’87 y hay una foto de él en un horno que es del año ’53. Mis abuelos también eran panaderos y mi tío que ya tiene 73 años sigue yendo a la panadería, pero los chicos ya tienen sus cosas. Es muy difícil trasladar a los hijos esta pasión”.

Escepticismo del sector

Volviendo sobre el fideicomiso del trigo, reiteró que “no es significativo para el sector porque está dirigido a la harina tres ceros y no abarca todo. El sector no tiene confianza en las políticas gubernamentales, y no hablo de este gobierno sino en general. Ya en 2013 cuando el ONCA manejaba los fondos de compensación, de un día para otro cerró y dejó 50 millones de dólares en certificaciones sin pagar a los molineros. Ahora cuando los van a buscar para decirles que este fideicomiso los va a compensar y les van a pagar lo que no pueden trasladar a precios, primero no fueron convocados, no sabían el sábado cuáles eran las reglamentaciones del fideicomiso, las bandas de precios y no tenían nada. Otro tema es cómo se trata al sector productivo, sobre todo en la línea alimenticia. Es cierto que existe especulación, pero por la falta de previsibilidad de las variables de la economía. Todo el mundo trata de cubrirse. Algunos lo hacen de forma muy especulativa y otros buscan preservar su capital de trabajo. El sector no tiene confianza en las políticas gubernamentales y pasa no sólo con el sector harinero. Las políticas no alcanzan porque tenemos una inflación oficial del 52% y en un producto central como la harina el precio se movió el 104% en tres meses. Hay otros países que hasta importan harina y no han tenido estos movimientos. Esto pasa por la desconfianza en la política argentina y me lo han dicho los molineros. Más allá de las variables económicas, en este país no hay previsibilidad, no hay seguridad jurídica, y vivimos en una curva inflacionaria insostenible en el tiempo”, concluyó.