Con una gran diferencia del proceso de etiquetado que se realizaba en sus inicios, el Laboratorio del Fin del Mundo apunta ahora a abarcar todo el proceso productivo, abastecer a la provincia, al continente y otros países. La directora Marcela Andina Silva decidió dejar su lugar de origen como otros profesionales que integran el staff, para “ponerlo en pie”, y destacó los avances tanto en registro de nuevos medicamentos y procesos, como en infraestructura. Actualmente cuentan con una planta propia de 2.500 metros cuadrados y dos unidades de negocio: el laboratorio que produce medicamentos, y la droguería que está en condiciones de competir con cualquier otra, e incluso bajar los costos. La composición de los accionistas cambió y la OSEF accedió a una parte, pero se busca incorporar al sector privado para seguir creciendo. Un gran impulso lo dio el acceso a un subsidio de 64 millones de pesos otorgado por el FONARSEC.
Río Grande.- La directora del Laboratorio del Fin del Mundo, farmacéutica Marcela Andina Silva, dialogó con Radio Universidad 93.5 y Provincia 23 sobre el impulso que le da a la institución el subsidio de 64 millones de pesos del Fondo Argentino Sectorial -FONARSEC-, que se gestionaron el año pasado. Recordó que en la gestión anterior “el laboratorio funcionaba en una planta alquilada, para hacer el acondicionamiento de los productos que antiguamente se comercializaban. Durante mi gestión y en el transcurso de la pandemia mi idea fue bifurcar la matriz del laboratorio y empezar a trabajar con reactivos de diagnóstico, por lo cual habilitamos la planta para realizar tests de anticuerpos para COVID. Nos inscribimos en ANMAT, hicimos una obra y trasladamos las instalaciones del predio alquilado a uno propio. También empezamos a realizar inscripciones de nuevos productos y buscamos fondos para ampliar los procesos que se llevaban a cabo. FONARSEC, que es el fondo argentino sectorial, dio una línea de créditos justamente para la producción pública de medicamentos”, indicó. “Empezamos a hacer las evaluaciones y nos llevó varios meses preparar la documentación. Por suerte nos adjudicaron estos fondos, que nos van a permitir incorporar más procesos productivos al laboratorio. Vamos a poder empezar a hacer acondicionamiento primario, con lo cual podemos traer a granel, y tener un área específica para blistear los comprimidos, cápsulas y formas farmacéuticas sólidas, y abastecer a Tierra del Fuego, al país y a otros países. Esto nos amplía muchísimo la matriz productiva y se está trabajando en el registro de varias drogas. Son alrededor de 100 las que se tramitan en ANMAT y estamos haciendo el desarrollo”, dijo.
Un gran avance
“El laboratorio se creó por la ley 1136 y está habilitado para acondicionamiento secundario de especialidades farmacéuticas. Se vendía un producto, que era el ATAZANAVIR, para HIV, y lo que hacía el laboratorio era importar el producto, que ya venía en un frasco de Estados Unidos, y hacía el proceso de packaging secundario, la parte de troquelado y la colocación de la trazabilidad. Además tenía registrada la vitamina D para la provincia que se tercerizaba en otro laboratorio. Esto era todo lo que se hacía”, señaló sobre lo que encontró cuando asumió la gestión.
“Había mucho más por hacer y un camino largo por recorrer, porque queremos llevar al laboratorio a la producción inicial, desde la compra de la materia prima, pasar por todos los procesos hasta obtener el producto final, y primero abastecer a Tierra del Fuego. Después podremos competir a nivel nacional y con terceros países. Esto puede ser rentable para la provincia porque hay otros países que están buscando medicamentos y quizás no los logran conseguir”, manifestó.
Actualmente están trabajando “en la línea de Hepatitis C con la inscripción de una droga y hay muchos productos como algo tan básico como el ibuprofeno o la amoxicilina, que tienen demanda extrema y son medicamentos comunes. Acá se consiguen en cualquier farmacia, pero hay países que les cuesta más el acceso. Durante la pandemia no había vuelos y, si bien la isla no estaba descubierta, tener una producción en la provincia haría mucho más fácil tener medicamentos al alcance y a un costo mucho más bajo”, planteó.
Observó que “si el producto fuera original, partiendo de la materia prima, por supuesto que para el continente sería beneficioso, pero únicamente si desarrollamos el proceso completo. Estamos tratando de ir para atrás hasta hacer un proceso que sea original”.
Equipamiento y personal
Respecto del equipamiento y personal, se incrementó el cuerpo de profesionales. “Cuesta mucho conseguir mano de obra calificada, pero por suerte había muchos profesionales que arrancaron con el laboratorio y estaban capacitados. Esto no quiere decir que no vayamos incorporando más mano de obra cuando el laboratorio empiece a crecer. La idea es incorporar pasantes de las facultades para que vengan a hacer carrera. La industria farmacéutica es muy particular y todas las habilitaciones y registros llevan un proceso. Está todo procedimentado por normas de calidad, por lo cual necesitamos un cuerpo de profesionales abocados a la redacción de procedimientos de calidad para presentar en los entes que regulan”, explicó.
“Hoy es un grupo chico, de 25 ó 27 personas, con capacidad de poder ampliarlo porque estamos abarcando más procesos. Además habilitamos la planta para hacer los tests de reactivos y vamos a tener personal capacitado para realizar la parte de tests. Con la inauguración de la obra en febrero ya tenemos una ensambladora para hacer 300 mil tests mensuales, que no van a ser solamente para COVID sino también para otras patologías. Queremos desarrollar tests para detección de hepatitis, de dengue, de zika, chikungunya, y varios productos que son demandados en otras provincias y otros países”, adelantó la directora.
“Hoy básicamente estamos vendiendo los productos en Tierra del Fuego. La vitamina D se vende a la provincia y la idea de tener un laboratorio público tiene un fin social de abastecer a la población”, destacó.
“La infraestructura hasta ahora está bastante bien, porque tenemos 2.500 metros cuadrados propios. Es una planta bastante grande que nos permite hacer todo este desarrollo. Es fundamental haber conseguido este financiamiento para poder seguir avanzando en procesos, y haciendo más grande el laboratorio de control de calidad, que antes estaba muy disminuido. Hoy tenemos un predio para hacer un laboratorio con todos los instrumentos que se necesitan y poder abarcar mayor escala”, afirmó.
Abastecimiento a OSEF
Consultada sobre la posibilidad de que el laboratorio haga compras o provea de medicamentos a la obra social estatal, dado que hay licitaciones por más de tres mil millones de pesos anuales, aclaró que “el laboratorio tiene dos unidades de negocios, uno es el laboratorio que produce y otra es la droguería, que es FARMAFUEGO y compra y vende medicamentos. La droguería puede comprar y vender de cualquier laboratorio, mientras que el laboratorio sólo puede vender lo que produce. La droguería puede competir con cualquier otra que entra a la isla y proveer a la OSEF, porque es una licitación pública. La idea es que nosotros podamos tener precios accesibles para ayudar a la OSEF o ser un centro de distribución para ellos. La droguería tiene un espacio de 500 metros cuadrados, cadena de frío y todos los requisitos que se necesitan para abastecer a la provincia. No debe haber más de cuatro o cinco droguerías instaladas en Tierra del Fuego”, dijo.
Cambio de accionistas
También dio cuenta de cambios en la composición accionaria. “El Banco Tierra del Fuego ya no tiene acciones del laboratorio. Una pequeña parte quedó en manos de la OSEF y estamos en tratativas para ver cómo quedaría conformado. Hoy la mayoría es de propiedad estatal. Como accionistas hoy están el Ministerio de Salud y la OSEF. La OSEF vendría a ocupar el rol del privado que compone la SAPEM, porque es una sociedad mixta con participación mayoritaria del Estado. Ahora estamos buscando realmente una cuota privada que aporte capital y permita crecer al laboratorio”, expresó.
“Además pertenecemos al ANLAP, que es la agencia nacional de laboratorios públicos, y ellos tienen subsidios para laboratorios públicos. Nos estamos manejando pidiendo subsidios ya sea de ANLAP o de estas oportunidades que surgen de Ciencia y Tecnología de Nación, para aplicar a proyectos particulares, como es ahora la parte de acondicionamiento primario. A futuro aspiramos a solventarnos con lo que producimos. Apuntamos a abarcar todo el proceso del medicamento, desde la etapa inicial a la final. Es el gran desafío para este año, poder incluir cada vez más procesos, y registrar nuevos medicamentos para abastecer tanto a la isla como a otras provincias o países”, remarcó.
Finalmente valoró el capital humano: “Tenemos muchos profesionales que han venido de otras provincias por este proyecto, por lo cual es un desafío más, porque han dejado su lugar y su familia, creyendo en este proyecto. Yo estoy totalmente comprometida y me moví desde mi lugar de origen hasta Ushuaia para poder poner en pie este laboratorio, que tiene un futuro enorme. La producción pública de medicamentos es una tarea que hay que darla, los costos de los medicamentos últimamente se han ido por encima de la inflación y son casi inaccesibles para gran parte de la población. La posibilidad de tener un laboratorio público permite abastecer y tener un precio competitivo”, concluyó.
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