David Guevara, historiador fueguino e investigador numismático perteneciente a distintas instituciones y academias, adelantó la edición de un libro sobre Aimé Bonpland, naturalista francés, miembro de la expedición científica que acompañó a Alexander von Humboldt a América del Sur y también considerado padre de la industria yerbatera en Sudamérica. Recientemente participó de una ponencia en Lyon, Francia, sobre “El legado transatlántico de Aimé Bonpland. Modelos de desarrollo y cooperación sostenible a explorar desde el siglo XIX hasta nuestros días”. Por otra parte el autor recibió el diploma alusivo de la Academia Argentina de Numismática y Medallística (AANM) al ser designado como Miembro Correspondiente de Tierra del Fuego y Medalla del Instituto Federal de Investigadores Numismáticos de la República Argentina (IFINRA), como Miembro Honorario de dicha Institución. Del mismo modo es Miembro de otras instituciones culturales y numismáticas del país; y pertenece al Instituto de Investigaciones Históricas de la Fundación Cultural Yayetopa, de Paso de los Libres, Corrientes, donde además conduce un programa radial que se emite todos los sábados por LT12 Radio General Madariaga, en su espacio: ‘Vida y Obra del sabio Amado Bonpland’. También, es Miembro de la Association Aimé Bonpland de Paris.
Río Grande (Ramón Taborda Strusiat).- David Nelson Federico Guevara, tal es su nombre completo, es un importante historiador fueguino quien ya ha escrito artículos periodísticos y obras sobre Julio Popper y también sobre Aimé Bonpland, adelantó que ya se encuentra abocado a la edición de un libro sobre la apasionante vida y obra del famoso naturalista francés.
Explicó que Aimé Jacques Alexandre Goujaud Bonpland “también fue conocido como don Amado en el litoral argentino y entre los guaraníes, ‘Caraí Arandú, (el Señor Sabio), pero generalmente se lo conoce como ‘el sabio’ Bonpland. Es una figura muy atractiva desde el punto de vista histórico, pero además por la importancia que tiene para la región las actividades que desarrolló este naturalista francés, fundamentalmente vinculadas a la yerba mate, al tema del te y siempre tuvo -además- mucha preeminencia desde el punto de vista de la planificación agropecuaria. Hay un Bonpland totalmente agricultor”, reflejó.
Viaje a las regiones equinocciales al Nuevo Continente
Detalló que “es un hombre que nació en La Rochelle, un importante puerto al oeste de Francia, sobre la costa atlántica entre Bretaña y el País Vasco, el 28 de agosto de 1773. En 1791 viaja a Paris a estudiar Medicina; Bonpland se recibirá de médico. Esto se da en el contexto de la Revolución Francesa, cambia el paradigma de la medicina donde el hombre es el centro del conocimiento y es en ese marco donde él ejercerá la medicina”.
Guevara agregó que “las circunstancias de la vida lo llevó a conocer a Alexander von Humboldt ya que Bonpland tenía un contacto muy estrecho con los profesores del Museo de París, fundamentalmente en la formación botánica, y este museo ya existía desde la época de la monarquía llamado el Real Jardín de las Plantas Medicinales o Jardín de las Plantas, sede de una de las principales instituciones francesas de investigación científica, que funciono desde 1635, y en el marco de la Revolución Francesa de 1789, a partir de 1793, toma existencia jurídica como Museo Nacional de Historia Natural de Paris, Francia; y con el nacimiento de la primera República Francesa, hay una transformación en las ciencias, no solo en la Medicina, sino también en la Botánica y en otras disciplinas”.
Los Archivos Bonpland en Francia, están en la Biblioteca Central del Museo de Paris, donde David Guevara estuvo trabajando en los manuscritos del naturalista galo. En Argentina, los Archivos Bonpland, están en el Museo de Farmacobotánica de la UBA, donde también estuvo trabajando Guevara con sus manuscritos para editar el libro en ciernes.
“En esos momentos, cuando Bonpland estaba allí, había una discusión sobre la clasificación natural y franceses tenían una posición sobre ese tema pero finalmente Linneo se impone en la clasificación de los seres vivos y en el caso de Bonpland, él asumirá una clasificación mixta, pero finalmente adoptará la clasificación ‘Linneana’”, explicó.
Justamente Linneo clasificó a los seres vivos en diferentes niveles jerárquicos: los géneros se agrupan en familias, éstas en órdenes, las órdenes en clases, las clases en tipos o phyla, que a su vez se encuadran en reinos.
“Con esa idea, primero con la formación de médico y posteriormente con la formación botánica que tenía de los profesores del Museo de Paris, acepta la propuesta de Alexander von Humboldt de viajar con él a las tierras equinocciales al nuevo continente que abarcó desde 1799 hasta 1804”, avanzó Guevara.
“En esos cinco años, los dos naturalistas, uno alemán y el otro francés, recabaron suficientes datos para editar la obra cumbre ‘Viaje a las regiones equinocciales al Nuevo Continente’. La experiencia científica del viaje a las tierras equinocciales de los exploradores Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland y fue premiada en múltiples festivales. Ambos llegarán a Paris en 1804, es decir, en la época del Primer Imperio Francés de Napoleón Bonaparte”.
Josefina, mecenas de Bonpland
David Guevara cuenta que a partir del regreso de la expedición, la emperatriz de los franceses, Josefina (Josephine de Beauharnais, primera esposa de Napoleón I), “va a tener mucho que ver en el destino de Bonpland porque gracias a ella el Emperador le va a otorgar un reconocimiento y una pensión imperial a Aimé Bonpland en 1805 por los servicios a Francia, pero además porque el naturalista donó todos los herbarios que trajo de tierras equinocciales que forma parte de las colecciones del Museo de Paris. Es un trabajo enorme de miles de especies y ejemplares, un verdadero tesoro natural”.
Agregó que “Bonpland va a cobrar esta pensión durante toda su vida y él va a morir en 1858 -fue un hombre de larga vida-, en su establecimiento rural de Santa Ana del Uruguay, que hoy conocemos Estancia ‘El Recreo’ en la localidad de Bonpland en la provincia de Corrientes, a poca distancia de Paso de los Libres lo que antiguamente se llamaba Restauración sobre la costa del río Uruguay”.
“A fines de 1808, la emperatriz Josefina lo va a convocar a Bonpland para que se haga cargo de los jardines en Malmaison y Navarra y talvez el lector pensará que Bonpland fue el jardinero de la emperatriz, pero en realidad fue mucho más que eso, fue un superintendente y en ese carácter administraba los dos espacios, tanto el de Malmaison como el de Navarra, especialmente en el primero donde estaba Josefina, quien era una persona muy ilustrada e instruida quien tenía inquietudes sobre la botánica y le gustaba mucho los jardines, las plantas y por sobre todo, las rosas. Si hay rosas que se conocen en el mundo, son las de Josefina”, contó el entrevistado.
Bonpland en la Argentina
“Josefina va a morir inesperadamente en 1814 -continuó David Guevara- porque no se encontraba enferma ni transitaba alguna situación que hiciera presagiar su deceso y casi inmediatamente después, en 1815 va a venir la batalla de Waterloo que marcaría la caída de Napoleón y es ahí que Bonpland viajará constantemente a Londres donde finalmente recibe la propuesta de Bernardino Rivadavia, de Manuel Belgrano y de Manuel de Sarratea y Altolaguirre de que se venga a la Argentina para la creación del Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires. Esta propuesta le resulta muy interesante a Bonpland, aunque si bien su amigo Simón Bolívar le había hecho una propuesta similar, pero en Caracas”.
Añadió que “Bonpland analiza la situación y finalmente se decanta por Buenos Aires, donde llegará en 1817. Obviamente no se cumplió con nada, el sabio francés se encontró con una situación totalmente diferente a la que le habían propuesto, incluso los tiempos políticos habían cambiado nuevamente y es así que Bonpland estuvo en una situación bastante precaria. Lo único positivo de esto es que él viene con miles de ejemplares de plantas vivas y semillas desde Francia, además de los jardineros y su esposa Adeline”.
Bonpland con San Martín
Guevara acotó un hecho histórico poco conocido y es que Bonpland conoció y se reunió con Francisco José de San Martín. “Poco tiempo antes el francés había tenido contacto con la familia Escalada a la que le había entregado plantas y semillas. Lo va a ver a San Martín pero no estaba; se encontraba en plena campaña militar, pero cuando viene en 1818 en un corto período a Buenos Aires y le va a entregar también semillas y plantas al Libertador. Sabemos que San Martín le gustaba mucho las plantas, hay registros en Cuyo, especialmente en Mendoza, de que siempre se interesó por la jardinería y por la botánica en general y no sería nada raro que parte de las plantas que Bonpland le va a entregar a San Martín hayan viajado de nuevo al poco tiempo hacia Cuyo y hacia el Alto Perú”.
Bonpland en el litoral
El historiador fueguino agregó que a partir de esta situación en Buenos Aires, “Bonpland va a tomar la decisión de ir al litoral, se va a venir a la provincia de Corrientes, pero lo va a hacer en un momento crucial, donde se va a constituir la República de Entre Ríos de ‘Pancho’ Ramírez”.
Justamente la República de Entre Ríos o República Federal Entre-Riana fue un efímero Estado provincial de facto independiente dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Fue fundada por Francisco Ramírez el 29 de septiembre de 1820, desapareciendo poco después de su muerte ocurrida el 10 de julio de 1821.
“Bonpland fue a hablar con ‘Pancho’ Ramírez para hablar de la propuesta y la necesidad del cultivo e industrialización de la yerba mate. Le va a interesar al Supremo Entrerriano, cuya sede estaba en Corrientes capital y ese entusiasmo de Bonpland logró que Ramírez lo termine apoyando y no solo eso, sino que le va a dar los salvoconductos para que se pueda desplazar en tierras que atravesaban complicaciones de todo tipo y esos pasaportes eran muy necesarios. Bonpland, debido a sus viajes a tierras equinocciales estaba acostumbrado a viajar perfectamente documentado y acreditado, porque sino estaba liquidado literalmente”, explicó el autor.
Tras conseguir el apoyo de Ramírez, “Bonpland le propone que la mejor tierra para el cultivo e industrialización de la yerba mate es donde los jesuitas tenían la explotación de esta planta en Santa Ana, Misiones. Allí va a tener el apoyo del pueblo guaraní y de un cacique que se llamaba Aripí, quien se va a poner a disposición del francés. Se presentó con una bandera artiguista el cacique guaraní”.
“Allí Bonpland pondrá en marcha su proyecto de yerbatales, con una mirada industrializadora, pero muy ordenada. Él siempre fue muy cuidadoso del manejo del suelo y de las plantas, teniendo perfecto conocimiento de que los restos de antiguos cultivos estaban muy destrozados, deteriorados porque habían sido salvajemente tratados e incluso muchos de ellos quemados por todo tipo de revueltas y entonces lo primero que hace es ordenar y comienza un proceso de cultivo de la yerba mate; se aparta de esos yerbatales silvestres para arrancar con un proyecto industrial”.
Bonpland prisionero de guerra
“Bonpland estaba en ese proyecto industrializador en el año 1821cuando es atrapado por los paraguayos que traían órdenes del mariscal José Gaspar Rodríguez de Francia (Cónsul y Dictador Perpetuo de la República del Paraguay), lo toman prisionero a la fuerza, en ese proceso matan a muchísimos guaraníes y no hay que olvidar que Santa Ana en Misiones, formaba parte del territorio correntino y por lo tanto Bonpland está convencido de estar en territorio argentino y lo es hoy también. Parece que había una disputa no solo territorial, sino también económica que tenía que ver con la explotación y el control de la yerba mate y entonces el dictador paraguayo lo va a acusar de espía a Bonpland y se lo va a llevar al interior del Paraguay donde lo va a tener confinado durante casi diez años en Santa María de Fe, conviviendo con el pueblo guaraní y con la prohibición expresa de hablar su idioma, el francés, y cualquier otro cruce epistolar con su familia, y con el mundo científicos de la época”, detalló el historiador fueguino.
Agregó que “él va a salir del Paraguay en febrero de 1831 y se va a trasladar a San Borja, Brasil, donde comprará tierras y va a empezar a desarrollar un proyecto también, vinculado al trabajo de la tierra y asimismo a su condición de médico, incluso tendrá una botica, una farmacia con el cura del pueblo, quien coincidentemente también era francés”
Durante años, de nada valieron los esfuerzos de los gobiernos de Francia y Reino Unido, o los de Humboldt u otras personalidades, ni siquiera las amenazas de Simón Bolívar de ir a derrocar al dictador y liberar a su amigo.
“Lo primero que hizo fue atender enfermos, por su condición de médico, así que prestó un invalorable servicio, especialmente a los más humildes, a los desvalidos y especialmente al pueblo guaraní”.
Finalmente, en 1829 Gaspar Rodríguez de Francia repentinamente cedió y le dio a Bonpland 5 días para dejar el país.
Volver a empezar
También la BBC pintó una extraordinaria biografía llena de detalles sobre la vida de este naturalista francés e incluso observó que su figura fue opacada por la de von Humboldt. Una vez más, por culpa del Dictador Perpetuo de la República del Paraguay, se quedó sin lo que había logrado crear durante los años privado de libertad: «Tuve que dejar en Paraguay un establecimiento agrícola en plena prosperidad», contó Bonpland en una carta a un amigo, detallando que sembraba, entre otras cosas, caña de azúcar, algodón y yerba mate, así como cítricos y viñedos, y que tenía ganado, caballos y mulas.
“También he dejado una destilería, un aserradero, una herrería y un hospital compuesto de cuatro habitaciones, donde tenía constantemente enfermos”.
Dejó atrás también a los amigos que había hecho, particularmente los nativos a los que había atendido médicamente y con los que había compartido su vida y sus conocimientos. Además, por orden de Francia, se tuvo que separar de su nueva familia, que había formado con la hija de un cacique de la familia de los Pañá, con quien tuvo dos hijos.
Ante la oferta de volver a Europa, reflexiona: «Habituado a vivir al aire libre, a la sombra de los árboles seculares de América, a oir el canto de los pájaros que suspenden sus nidos sobre mi cabeza, a sentarme viendo correr a mis pies las puras aguas de un arroyo; ¿qué encontraría yo en el barrio más aristocrático y brillante de París?»
Respondiéndose a sí mismo que sólo una oficina decide: «Perdería lo que yo más quiero, (…), mis plantas que hacen mi alegría y mi vida. No, no, es aquí donde debo vivir y morir».
Y así fue.
Bosques, campos y amor
Bonpland se fue primero en São Borja (hoy Brasil) y, cuando la guerra empobreció esa tierra, se mudó a Santa Ana (Argentina), a orillas del río Uruguay, donde tenía a mano bosques para herborizar y campos para sembrar.
No todo fue paz: a ambos lados del río hubo episodios bélicos, algunos muy sangrientos, y en una ocasión su estancia fue saqueada obligándolo, otra vez, a empezar de nuevo.
No obstante, fue ahí donde, tuvo otros tres hijos con Victoriana Cristaldo, una viuda de Corrientes que se convirtió en su pareja cuando ella tenía 35 años y él 65.
Aunque no volvió a ejercer la medicina como profesión, siempre atendió a quienes lo necesitaban, que eran muchos, e hizo -y enseñó a hacer- medicinas con las plantas que identificaba como curativas.
Nunca dejó la tarea que había empezado décadas atrás: conocer, recolectar, describir y clasificar la naturaleza americana.
A los 84 años todavía le escribía emocionado cartas a Humboldt sobre la flora del continente que habían explorado juntos.
Un año después, murió, el 11 de mayo de 1858.
“La ciudad Bonpland antiguamente se llamaba ‘Santa Ana’ pero cambió su nombre por el actual en homenaje al naturalista francés que murió en ella, a los 85 años de edad, el 11 de mayo de 1858”, explicó David Guevara.
Sus dos muertes
El recuento de la vida de Bonpland ha estado siempre teñido con un tinte de realismo mágico, aunque con el tiempo, se han ido marcando las fronteras entre la realidad y la fantasía.
No obstante, fue ahí donde, tuvo otros tres hijos con Victoriana Cristaldo, una viuda de Corrientes que se convirtió en su pareja cuando ella tenía 35 años y él 65.
Aunque no volvió a ejercer la medicina como profesión, siempre atendió a quienes lo necesitaban, que eran muchos, e hizo -y enseñó a hacer- medicinas con las plantas que identificaba como curativas.
Nunca dejó la tarea que había empezado décadas atrás: conocer, recolectar, describir y clasificar la naturaleza americana.
David Nelson Federico Guevara
Breve reseña del autor
Historiador – Investigador Numismático de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, República Argentina; Miembro Honorario del Instituto Federal de Investigadores Numismáticos de la República Argentina (IFINRA); Miembro de la Academia Argentina de Numismática y Medallística (AANM), por Tierra del Fuego; Miembro del Instituto de Investigaciones de la Fundación Cultural Yayetopa (YAYETOPA), Paso de los Libres, Corrientes, Argentina; Miembro de la Asociación de Coleccionistas Corrientes Chaco, Argentina; Miembro de la Asociación de Numismáticos y Filatelia de Río Grande, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Argentina; y Miembro de la Association Aimé Bonpland, Paris, Francia.
Más datos de interés
David N. F. Guevara: Historiador – Investigador Numismático, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Argentina – M/D: Pioneros Fueguinos Nº 351 PB “A” (9420) Río Grande, Tierra del Fuego. Tel. 02964 444 622 – Cel. 02964 15 566 567 – WhatsApp: +54 9 2964 55-6567
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