Nancy Fernández, de la Asociación Mane´kenk, explicó los motivos por los que se oponen a las salmoneras en cursos de aguas naturales, mar, lagos o ríos, aunque admiten que se practique la salmonicultura en tierra firme, en forma controlada como se hace en otros países. En 2021, la provincia de Tierra del Fuego dio un paso histórico al aprobar la Ley 1355, que prohíbe la instalación de granjas de salmón en aguas lacustres y marítimas de su jurisdicción.
Río Grande.- Nancy Fernández, de la Asociación Mane´kenk, fue entrevistada en ‘La mañana de la Tecno’ que se emite por Radio Universidad 93.5 MHz, donde detalló los motivos por los cuales esta asociación se opone que a la salmonicultura en cursos de aguas naturales, mar, lagos o ríos, aunque no se oponen a que se practique en tierra en forma controlada.
El debate sobre las salmoneras y su impacto ambiental es polémico y controvertido, con problemas judiciales y controversias. Se oponen por su perjuicio ambiental y efectos negativos en la biodiversidad marina.
Las recientes declaraciones del dueño de la empresa NewSan, Rubén Cherñajovsky, sobre un posible proyecto para reflotar la idea de producción de salmónidos en la provincia han reavivado el debate sobre las salmoneras.
“La discusión de las salmoneras sí, las salmoneras no, es una discusión que tuvimos en nuestra provincia, incluso en nuestro país. Ya en el año 2018, en la gestión de la ex gobernadora Rosana Bertone, en donde se contrató a una empresa para hacer un estudio de factibilidad en el Carnal Beagle, incluso ahí hubo causas judiciales, hubo amparos, y luego de ello, empezando la pandemia, la provincia siguió su debate y finalmente se decidió que no era el camino adecuado, no era el camino que la provincia quería para su desarrollo acuícola, por eso, sobre todo tomando la experiencia chilena, que es una experiencia que ya lleva más de 40 años donde está lleno de denuncias, de controversias, de problemas judiciales y además de una gran afectación ambiental y social”, contrastó Nancy Fernández.
En ese sentido recordó que “nuestra provincia, incluso en ese entonces, la discusión la dimos con Puerto Williams, la ciudad que está frente a Ushuaia, para -precisamente- proponer que en el Carnal Beagle no se colocaran salmoneras ni del lado argentino ni del lado chileno”.
“En esta discusión que se dio, el caso de Chile llegó a la Corte Suprema de Justicia, la empresa Nova Austral, que era una empresa chilena que pretendía instalar una salmonera en el Carnal Beagle del lado chileno se vio obligada a retirar su fontón y a retirar su estructura. Digamos que fue una lucha binacional”, agregó.
La entrevistada observó que “no solo las asociaciones ambientalistas se oponen; hay áreas de ciencia y tecnología que también están en contra, incluso el mismo sistema de producción acuífero a nivel nacional también considera que no es el camino correcto. Las salmoneras son un método de cultivo de peces, precisamente del salmón, una especie que es el salmón del Atlántico que es altamente perjudicial para el ambiente y además el modo de producción de estas empresas se convierte en una especie como de monopolio. En Chile dicen que es un Estado paralelo”.
En cuanto a lo ambiental, “para quien toma recién conocimiento con este tema, es una especie de pileta, jaula enorme, del tamaño de una cancha de fútbol en el medio del agua, donde se colocan miles y miles de peces; estamos hablando de 80.000 individuos que podrían estar ahí. Estos animales deben ser alimentados con alimentos balanceados, más o menos se calcula que por cada tonelada de salmón se necesitan 3 toneladas de otras especies de pescado para producir harina de pescado e incluso también con harina de soja, estos alimentos están en el fondo del mar y a su vez también deben utilizar antibióticos, antiparasitarios Y toda esa combinación de desechos, orina, materia fecal de estos animales, el desecho de lo que sobra de la comida, cae al fondo del mar y luego de un tiempo, esa jaula hay que trasladarla a otro sector, porque como decimos siempre nosotros, a los humanos les gusta el agua limpia, igual que a los humanos también a los peces, entonces esas jaulas se van trasladando y van destruyendo los fondos marinos en cada lugar donde las erradican, y simultáneamente con eso, para las zonas, sobre todo las zonas nuestras donde tenemos mucha biodiversidad de aves marinas, mamíferos marinos, se convierte en lo que nosotros decimos, una especie de terreno vivible porque los mamíferos marinos quieren capturar, quieren alimentarse, entonces están en las piletas, en esas jaulas, y eso debe controlarse”.
Consultada sobre el proyecto del legislador Agustín Coto de permitir la salmonicultura, aunque no en el Canal Beagle, Nancy Fernández confió que “nosotros hemos hecho un análisis bastante detallado del proyecto, efectivamente en ese proyecto el Legislador propone que no se produzcan en el Canal Beagle, el tema es que, una de las cosas que sí propone es, o que habilitaría es la instalación de jaulas en la costa norte, en la costa atlántica, en la costa norte de la isla de Tierra del Fuego. Mencionó, por ejemplo, Bahía San Sebastián y zonas cercanas a la Reserva Costa Atlántica, lo cual también estaría prohibido, porque al ser una reserva, en esa zona, no se puede instalar tampoco este tipo de producción. Tenemos aclarado esto, me parece que acá el problema, además de ser un problema ambiental, es un problema político, es como un Legislador que recién fue electo, entiende que como no estuvo de acuerdo con el debate que dio la provincia durante casi cinco años, entonces pretende modificar las normas, es como, como yo llegué y no estoy de acuerdo con esto, nosotros lo debemos cambiar. Nosotros no vamos a entrar en discusión con ese tema, nosotros vamos a seguir insistiendo en que no vamos a acompañar este proyecto, como gran parte de la comunidad científica tampoco, y creo que la gran parte de la comunidad fueguina no va a acompañar la posibilidad de instalación de salmoneras”.
En cambio entendió que “sí creemos que se puede dar un desarrollo acuícola sustentable, en tierra, en sistemas de recirculación, en suma, en sistemas de recirculación cerradas, que son como grandes peceras, como la piscicultura que funcionaba en Ushuaia, donde se producían peces, se producían truchas, y eso no genera ningún tipo de daño ambiental. O sea, una salmonera en tierra podría ser factible. De hecho en muchos lugares del mundo funciona así, con sistemas en tierra, donde se reutiliza el agua, se reutilizan los barros, que son los barros que quedan en el fondo de estas gran piletas, se reutilizan, por ejemplo, para hacer biogas para el suministro de ese biogas que se produce con esos barros, incluso alimenta la misma planta industrial para producir calor y para producir energía, o sea, es un sistema que además está bien posicionado a nivel internacional en cuanto a las certificaciones ambientales, lo cual le da al producto que se elabora en esos sistemas una mayor rentabilidad porque se paga mejor, porque tiene certificación de origen y certificación ambiental”.
En una entrevista reciente con el director del Centro Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas Núñez, en Radio Provincia de Tierra del Fuego (99.9), se abordó la situación de la industria salmonera en Chile.
Esta industria ha estado en constante expansión durante más de 30 años, tanto a nivel territorial como productivo. Esta evolución es crucial para anticipar posibles desarrollos similares en Argentina, especialmente en Tierra del Fuego.
Cuando la mega industria salmonera internacional llegó a Chile en la década de 1980, lo hizo con tres promesas fundamentales: proteger el medio marino, solucionar problemas de hambre y malnutrición, y establecer altos estándares laborales y sociales. Sin embargo, tras 44 años, ninguna de estas promesas se ha cumplido.
Impacto Ambiental y Social
La producción salmonera ha crecido un 3,600% entre 1990 y 2022, lo que ha generado un impacto significativo en el medio ambiente y en las comunidades locales. Para producir una tonelada de salmón, se requieren tres toneladas de peces silvestres, lo que ha llevado a la sobreexplotación de diversas especies marinas. Actualmente, el 56% de las pesquerías chilenas están sobreexplotadas o colapsadas, afectando también a la pesca artesanal.
Seguridad Alimentaria y Exportaciones
Más del 80% de la producción de salmón se exporta, principalmente a Estados Unidos y Asia, sin contribuir significativamente a la seguridad alimentaria nacional. Chile, uno de los principales países pesqueros del mundo, tiene un consumo per cápita de pescado muy bajo, con apenas 13 kilos por habitante al año, por debajo del promedio mundial de 20 kilos. Esto evidencia que la industria salmonera no está destinada a alimentar a la población local, sino a satisfacer la demanda de mercados internacionales.
Condiciones Laborales
En términos laborales, Chile presenta las jornadas laborales más extensas y los salarios más bajos de la industria salmonera a nivel global. Con jornadas de 12 a 14 horas y sueldos promedio de 600 dólares mensuales, los trabajadores enfrentan altas tasas de infeccionalidad laboral y un bajo nivel de sindicalización. Desde 2003, se han registrado 82 muertes de trabajadores en esta industria.
Relaciones con otras Industrias y Fondos Internacionales
La industria salmonera está estrechamente vinculada con el sistema financiero internacional, especialmente con bancos noruegos y daneses, que proporcionan el respaldo financiero necesario para su expansión. Además, tiene fuertes lazos con la industria farmacéutica internacional debido al uso intensivo de antibióticos y químicos en la producción de salmón. También está conectada con la industria de transporte aéreo, naviero y terrestre, así como con las transnacionales de la alimentación animal. Esta red de relaciones hace casi imposible enfrentarse a los intereses económicos que la sustentan.
Poder y Control de la Industria
La industria salmonera en Chile opera casi como un estado dentro de otro estado, con un control significativo sobre territorios, comunidades y autoridades locales. En 2022, las exportaciones de salmón generaron 6.6 mil millones de dólares, consolidando su poder económico y político. Este poder ha permitido a la industria bloquear leyes regulatorias y promover su expansión hacia nuevas áreas como la Patagonia. Este fenómeno plantea serias cuestiones de soberanía, ya que la influencia de estas empresas multinacionales puede superar la del propio estado, comprometiendo la gobernanza y el control territorial.
Corrupción e Influencia de Empresas Multinacionales
La industria salmonera también se ha visto envuelta en prácticas de corrupción política, utilizando su poder económico para influir en decisiones gubernamentales y evitar regulaciones ambientales y sociales. Funcionarios y políticos locales a menudo terminan trabajando para la industria, lo que fortalece su influencia y capacidad para operar con mínimas restricciones. Este patrón de corrupción y cooptación de autoridades es alarmante y destaca la necesidad de una vigilancia y regulación más estrictas.
Perspectiva Binacional y Expansión en Argentina
La expansión potencial de la salmonicultura en Tierra del Fuego, Argentina, es una preocupación binacional debido a los ecosistemas frágiles y la alta biodiversidad del Canal Beagle. La entrada de capitales noruegos, chinos y japoneses en Argentina para este fin plantea riesgos similares a los observados en Chile, incluyendo la destrucción ambiental y la corrupción política. Es crucial que ambos países trabajen juntos para enfrentar estos desafíos y proteger sus ecosistemas compartidos.
La experiencia chilena con la salmonicultura debe servir de advertencia para Argentina. La expansión de esta industria trae consigo graves impactos ambientales, sociales y laborales. Es crucial que se tomen medidas preventivas para proteger los ecosistemas y las comunidades locales antes de permitir la instalación de la industria salmonera en nuevas regiones. Este es un tema de importancia binacional que requiere un enfoque conjunto y coordinado entre Chile y Argentina para salvaguardar la soberanía y el bienestar de sus territorios y poblaciones.
La histórica prohibición de las salmoneras en Tierra del Fuego
En 2021, la provincia de Tierra del Fuego dio un paso histórico al aprobar la Ley 1355, que prohíbe la instalación de granjas de salmón en aguas lacustres y marítimas de su jurisdicción. Esta medida fue impulsada por el legislador Pablo Villegas, quien destacó la importancia de proteger el delicado ecosistema de la provincia y preservar los recursos naturales para las generaciones futuras.
La Ley 1355 establece medidas estrictas para asegurar la sostenibilidad ambiental y la protección de la biodiversidad en las aguas de Tierra del Fuego. También regula la acuicultura artesanal de trucha arco iris, sujetándola a condiciones estrictas y evaluaciones ambientales periódicas para garantizar su impacto mínimo en el medio ambiente.
Experiencias internacionales y el impacto de la salmonicultura
La decisión de Tierra del Fuego de prohibir las salmoneras está respaldada por experiencias internacionales que demuestran los impactos negativos de la salmonicultura a gran escala en ecosistemas acuáticos.
En Estados Unidos, Washington prohibió las granjas de salmón en 2018 después de tres décadas de salmonicultura, debido a un escape masivo de salmones que puso en peligro las poblaciones silvestres. Por su parte, Canadá ha comenzado a clausurar granjas de salmón en el Archipiélago Broughton para proteger su ecosistema.
Salmonicultura responsable y desarrollo económico sostenible
La prohibición de las salmoneras en Tierra del Fuego no pretende prohibir la salmonicultura en su totalidad, sino regularla y permitir la producción de salmónidos en tierra y a escala artesanal. El objetivo es prohibir la modalidad de producción a gran escala en jaulas en agua, ya sean lacustres o marítimas.
Esta regulación se enmarca en el modelo de desarrollo económico sostenible que Tierra del Fuego ha definido y fortalecido durante los últimos 30 años, con el turismo como objetivo principal y la conservación del medio ambiente como prioridad.
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