Daniela Badra Laponsky, Pablo De la Vega y Mariela García Neder, son tres habitantes de Tierra del Fuego que vivieron experiencias distintas en las Islas Malvinas. Sin embargo, todas con un objetivo en común: crear vínculos. Por ello visitaron los estudios de Radio Universidad, durante la programación de “La Seño en la Radio TDF” y contaron sus vivencias.
22-04-2015 Río Grande.– Daniela Badra Laponsky, maestra inicial del Jardín N°1 y Pablo De la Vega, profesor de educación física, participaron por segunda vez consecutiva de la Maratón de Malvinas 2015. Por su parte, Mariela García Neder formó parte del grupo de estudiantes argentinos que en el año 2000 viajó a las Islas Malvinas para generar un encuentro entre jóvenes de países en conflicto, siendo ellos los primeros en pisar suelo malvinense luego del conflicto bélico ocurrido en 1982. Si bien cada experiencia significó algo distinto para cada uno de ellos, todos coinciden en que las mismas sirvieron para un objetivo en común: fomentar el vínculo entre argentinos y Malvinas.
Daniela Badra Laponsky y Pablo De la Vega durante el programa radial por FM Universidad.
La Maratón de Malvinas 2015 fue realizada el pasado 22 de marzo y contó con una participación de 80 corredores, entre ellos argentinos, islámicos, brasileros, e isleños, los cuales recorrieron un total de 42kms. A su vez, un grupo de niños corrió en la maratón por 3kms, donde participó por primera vez Delfina Marano, hija de veterano.
En relación al significado que tiene formar parte de este tipo de eventos Pablo señaló que “esto para mí fue realmente un sueño. Yo soy hijo de veterano de guerra y siempre quise correr esta maratón, ya que quería pisar el suelo donde mi papá estuvo. La primera vez el viaje estuvo afectado inevitablemente a lo que él vivió, fue muy fuerte; la segunda, lo disfruté de otra manera”. Por su parte, Daniela agregó: “correr en esta maratón formó parte de una iniciativa personal, ya que soy deportista por hobbie. Sin embargo nunca creí que esto podía llegar a tener tanta repercusión”.
Mariela García Neder que con tan sólo 16 años, y en ese momento alumna del CIERG, en enero de 2000 viajó a las islas junto a un grupo de estudiantes de entre 15 y 18 años. Dicha iniciativa fue llevada a cabo por el presidente de la ONG International Village Meetings, Juan Manuel Ipiña, con el objetivo de generar un encuentro con jóvenes de las Islas Malvinas.
“Estar en Malvinas es realmente muy fuerte. Porque uno mira fotos y cuando llega allá se da cuenta de que está todo igual, y en mi caso particular, saber que mi papá estuvo allí combatiendo, significó mucho”, aseguró Pablo De la Vega.
En cuanto a la Maratón Malvinas 2016 ambos señalaron que les gustaría mucho poder participar, sin embargo muchas veces se dificulta por los gastos económicos que ello implica.
Otra de las experiencias vivida en Malvinas fue la de Mariela García Neder que con tan sólo 16 años, y en ese momento alumna del CIERG, en enero de 2000 viajó a las islas junto a un grupo de estudiantes de entre 15 y 18 años. Dicha iniciativa fue llevada a cabo por el presidente de la ONG International Village Meetings, Juan Manuel Ipiña, con el objetivo de generar un encuentro con jóvenes de las Islas Malvinas. “Esta organización se encarga de fomentar vínculos entre chicos de países en conflicto a través de la convivencia en un mismo lugar”, explicó Mariela.
Dicho grupo contingente estaba conformado por 8 jóvenes de Río Grande y 1 de Buenos Aires, que se hospedaron en la casa del Monseñor, representante de la Iglesia Católica en Puerto Argentino, por un total de 15 días. “Éramos el primer grupo de jóvenes que viajaba con pasaporte argentino a las islas después del conflicto bélico, por lo que no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar”, aseguró Mariela.
Durante su estadía en las islas el grupo de jóvenes, que era guiado por dos instructores, se encargó de realizar las tareas diarias de convivencia tales como limpieza, cocina, etc. No obstante, también hubo lugar para actividades recreativas y excursiones.
Vale destacar que los jóvenes argentinos recibían visitas esporádicas de los isleños. “Éramos adolescentes con las mismas problemáticas, los mismos pensamientos, lo único que nos diferenciaba era el lugar al que pertenecíamos, por eso no resultó difícil adaptarse. Realmente se formó un grupo muy lindo, del cual me llevo los mejores recuerdos”, concluyó Mariela García Neder.
Post your comments